La venganza sería la manifestación de la emoción pura, mientras que el castigo lo sería de la razón pura. Después de la muerte de su padre a manos de un líder terrorista, nuestra fénix como es llamada Cristin en la agencia de seguridad nacional. Busca el castigo para el asesino de su padre, así logra que él atente contra su vida, en ese despiadado acto Cristin pierde a su única hija, llevándola ha perder el camino. Pero al igual que el fénix, resurgirá de las cenizas para buscar justicia por el amor que le fue arrebatado. Zaid era un pequeño que vivía en la calle, adoptado por Yassir el enemigo de Cristin nuestra agente que sigue sus pasos, pero su verdadero nombre era Gael. en cierto momento queda dividido entre proteger al fénix o proteger al que ha sido su salvador y su padre toda su vida. El amor no siempre es sencillo, o leal, o romántico, también sabe ser amargo y doloroso. Podrán Zaid y Cristin sanar sus heridas, para poder tener un futuro distinto al que les fue impuesto.
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La pregunta
Capítulo 8
Cristin hablo con Frank ya que no tenía noticias de Arlet, sobre todo para de una vez volver a su país. Para ella era una misión fallida, para ser honesta consigo misma no entendía que había salido mal, la agente del Mosad se había ido de inmediato sin dar una explicación. Pero Frank le dejó en claro que se debía quedar en Milán hasta que Arlet volviera, que había presupuesto suficiente para que viviera unos meses en aquella ciudad italiana.
—Creo que debo buscar algo para distraerme.—dijo Cristin en voz alta mientras terminaba su llamada con su jefe
Salió de su departamento para explorar la
Ciudad, de inmediato Zeus la siguió. camino por todas y cada una de sus calles, se sentía segura tanto que dejó de lado sus protocolos de seguridad. Realmente era una ciudad ostentosa, llena de lujos y maravillosa.
Después de ver algunas tiendas, comprar unos libros, y disfrutar de todo, llegó a un restaurante para saborear unos ravioles mientras escuchaba música en vivo. Se dio cuenta que podría ser algo positivo estar en esa ciudad, así que aprovecharía esos días o meses en lo que Arlet regresaba para seguir con su misión.
Después de avisarle Zeus a su jefe, Zaid no dudó en ir a buscarla, aunque esta vez decidió hacerlo de una manera más inteligente. Llego al restaurante con Abdul y se sentaron dos mesas cerca a ella.
—Esa mujer te ha trastornado.—expresó Abdul
—No lo niego, ella me intriga. Me hace estremecer cuando me mira, solo mi amada esposa tenía ese poder.—respondió Zaid
—Pero ella no está interesada, se lo dijo.—insistía Abdul
—Está vez es diferente, quiero saber cuál es el enigma que me lleva a desearla. Una mirada de ella, conocerla, descubrir que le gusta y que no, sus ojos tienen fuego.—decía Zaid mientras la observaba.
Cristin no prestaba atención más que a su comida y a la música, estaba sonriendo, disfrutando de la Tarántela un baile popular del sur de Italia. El hombre en el acordeón al verla emocionada se acercó a ella
—Señorita, ¿desea alguna en especial?.—preguntó
—Si, ¿se sabe Ximeroni?.—preguntó Cristin
El hombre del acordeón sonrió y comenzó a tocar la famosa canción griega, Zaid de inmediato viajó en el tiempo encontrando a su madre biológica en su memoria ya sepultada por el mismo, esa canción la tocaba su madre los días que estaba sobria y que se comportaba maternal con el. Si de algo siempre mostró orgullo su madre, era de sus raíces griegas.
Cristin era una mujer de mundo, curiosa y le gustaba aprender de todo, danzas, música, comida, historia y arte. Le gustaba saber más, para ignorar menos.
—¿Todo bien amigo, te veo demasiado afectado?.—preguntaba Abdul, jamás lo había visto melancólico
—No, estoy observándola. Se ve tan libre y pacífica que contagia.—respondió Zaid
Después Zaid le solicitó a la mesera que la orquesta tocaran O Sole mío, especialmente para Marina. Además de que le entregara una nota. La cual decía:
“¿Cena conmigo?.” Gael
Cristin se sorprendió y lo buscó entre los comensales, al verlo no pudo evitar hacer una mueca. Entonces solicitó la lapicera a la mesera para responderle. Su respuesta decía:
“Si adivinas ¿cuál es mi sabor de helado favorito? Cenaré contigo, si no lo logras, tú renunciarás a esa posibilidad y me dejarás tranquila.”
Abdul escupió su trago de la risa, sin duda no era una mujer como las demás. Eso debía doler en el ego de un hombre como Zaid, que le sobraban las mujeres y sin esforzarse tanto. Zaid lo miraba furioso, ¿como era posible?, que se burlara de él su mejor amigo.
—Abdul deja de burlarte, no es gracioso. Estoy frente a una mujer única.—decía Zaid
—Sobre todo inteligente, puedes intentarlo o dejarla en paz. El siguiente paso es que ella te ponga una orden de restricción, o que hagas las cosas a tu manera. Róbatela.—le aconsejaba Abdul
—Bien lo intentaré y si no adivino, me la robo.—dijo Zaid, iba pasando otro de los meseros y lo detuvo para preguntarle con solo ver a Marina que sabor le gustaba de helado, el mesero simplemente contestó
—Señor, creo que no le gusta el helado.—respondió
—¿por qué llegaste a esa conclusión?.—preguntó Zaid sorprendido con su respuesta
—Habiendo miles de preguntas le hizo la más sencilla para ella poder responder y que usted nunca adivinaría.—respondió el mesero
—Bien me arriesgare.—respondió Zaid mientras anotaba su respuesta, y le solicitó al mesero entregarla
Cristin recibió la nota, ella estaba segura que fallaría y se podría librar de su acosador. Cuando leyó la respuesta, no podía creerlo. Pero era verdad a ella no le gustaba el helado, no disfrutaba de las cosas dulces. Ella amaba el café.
“Te dejaría mi dirección pero esa ya la sabes, te veo en dos noches a las 7:00 pm.”
Zaid al leer la nota sonrió, Cristin se levantó de su asiento tomó sus compras y le sonrió. Pero sin cruzar una sola palabra con Zaid se marchó, el se mostró agradecido y compensó al mesero con una jugosa propina. También pagó la cuenta de todos los presentes, ya que estaba feliz, Abdul comprobaba que a los hombres les gustaba ser ignorados por la mujer indicada.
Cristin llegó a su departamento, se había arrepentida de haberle jugado a la inteligente. Se culpaba por dejar que la soberbia se apoderara de ella, de no haber ignorado la nota, ahora sí que Gael la agarró en un momento donde estaba realmente disfrutando de la vida, tenía años sin sentirse así. Ella estaba viviendo, por vivir.
No dudó en llamarle a su tía Margaret, necesitaba platicarle lo que estaba ocurriendo, y como tendría una cita con su acosador.
—Ya es tiempo querida Cristin, si sigues con vida debes darte la oportunidad de disfrutarla, no todo es trabajo y sufrimiento. Tal vez pueden ser grandes amigos, no necesariamente llegar a algo amoroso.—le aconsejaba su tía
—Mis heridas nunca han sanado, no quiero lastimar y que me lastimen.—respondió Cristin
—No tiene porque ser así, igual no pierdes nada con intentarlo. Tal vez solo quiera una aventura de una noche, solo protégete.—insistía su tía
Cristin sabía que desde el abandono del papá de su hija, juro no volver a acercarse a los hombres con intereses románticos, pero Gael era muy atractivo y eso no pasó desapercibido. Además como ya lo había relatado, ella seguía sintiendo anhelos, deseos como cualquier mujer.
si así está escrita está noveltonn, como será en la vida real, debe ser uff más horrible aún