Grettel es una mujer pobre, que se enamora de un hombre rico, al que conoció desde niños.
Ese amor desencadena una serie de maltratos, odio y situaciones en las que de pronto te obligan a decir, ¡ella o yo, tienes qué decidir!
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Un amor muy grande
Grettel estaba comiendo en la casa de Ana Luisa y Ulises, se habían hecho muy amigos a pesar del poco tiempo que tenían de conocerse.
Muy rica su comida, doña Ana Luisa, dijo Grettel limpiándose la boca con una servilleta.
Qué bueno que te haya gustado. Y a tí, Romina, ¿te gustó la comida?
Sí, doña Ana, está muy rica.
Pues cuando quieran pueden venir a comer. Aquí siempre serán bienvenidos.
Gracias, dijeron las dos niñas.
Les parece si vamos al parque, Ulises les dijo a las dos por cortesía, pero él quería ir solo con Grettel.
Yo tengo que ir con mi tía al doctor, se disculpó Romina.
Bueno, ¿vas conmigo, Grettel?
Sí, vamos. Gracias, doña Ana Luisa.
De nada, hija.
Grettel y Ulises estaban sentados en una banca del parque cuando llegó Axel.
Grettel, ¿quién es este niño?, ¿por qué estás sentada con él en nuestra banca?
¿Dónde dice que sea "su" banca?, preguntó Ulises con burla.
Ella y yo lo sabemos, aún no me contestas, Grettel.
Es Ulises, mi vecino y amigo, tienen poco de haberse mudado acá.
¿Y ya lo consideras tu amigo?, preguntó Axel, con los celos a flor de piel.
Por supuesto, él y su madre se han portado muy bien conmigo. Siéntate con nosotros.
Por supuesto que no, no le gusta hacer "mal tercio"... Axel prefirió irse, antes que hacer el ridículo.
Rafael lo veía a distancia, ya que su madre lo había mandado a buscarlo.
Jajajaj, eres un idiota, ya te dieron calabazas. Pensó...
En cuanto Axel estuvo a su lado le dijo: ni modo hermano, todas las viejas son iguales.
Cállate, no te metas en mis asuntos.
Jajajaja... te habla nuestra madre.
Grettel le gritó a Axel para que regresara, pero él no le hizo caso. Pronto se perdió de vista.
Siento causarte esto, Grettel, veo que tu novio se enojó.
Axel no es mi novio. Solo somos amigos.
Pues parece tu novio.
Regresemos a casa, no me siento bien.
Como gustes, pero, no te dejes llevar por los acontecimientos. Axel debe entender que tu eres libre y puedes tener tantos amigos como desees.
Yo lo sé, pero Axel no entiende. Jamás permitiré que nadie se interponga entre nuestra amistad.
Él me enseñó muchas cosas que no sabía. Ha sido conmigo muy paciente, jamás lo dejaría de ver.
Ya llegamos, nos vemos otro día.
Don Rodrigo vio llegar a Grettel en compañía de Ulises.
¿Por qué, primero estás con ese niño rico y después con ese otro niño?, ¿acaso te crees una princesa?
Eso a usted no le importa. Deje de meterse en mi vida.
Qué niña tan malcriada.
Los adultos creen que pueden meterse en la vida de los demás. Yo no soy nada de usted.
Cuando Grettel se metió a su casa, Pedro se puso a reír a carcajadas. Esta niña sí tiene agallas. Jajajajaj...
Pedro, creo que tienes mucho trabajo, no te hagas loco.
Sí, señor. Jajajaja...
Rodrigo se quedó muy decepcionado de la vida, sentía mucho amor por esa niña. Pero no decía nada, precisamente por eso, porque ella apenas tenía 8 años.
Grettel ya despuntaba para ser una gran mujer, una señorita.
Los niños que la conocían decían que era muy bella. Y las niñas decían que era muy buena amiga.
Un día que Axel llegó un poco tarde a su casa, después de dejar a Grettel en la suya, su padre lo estaba esperando para leerle la cartilla.
Veo que tú no entiendes en cuanto a dejar de ver a esa pordiosera.
Papá, ya te dije que Grettel no es una pordiosera. Es mi amiga.
Solo te busca por tu dinero, ¿cuándo vas a entender?
¿Por qué no me dejas decidir la clase de amigas que quiero tener?
Eres un niño, aún no sabes lo que te conviene.
Claro que sé, Grettel es mi amiga, y no pienso dejarla, así me mates a golpes, papá.
Axel se fue a su cuarto.
Aún no hemos terminado de hablar, ven aquí. ¡Axel!
Axel se fue corriendo a su cuarto. Dejando a Lorenzo con el coraje.
Josefina acudió al escuchar los gritos de Lorenzo.
Amor, ¿qué te pasa?
Tu hijo, que no entiende, dijo él. Sigue frecuentando a esa mustia.
Voy a verlo, me va a escuchar. Maldita pordiosera.
Josefina entró al cuarto sin tocar la puerta. Axel, te has portado muy grosero con tu padre, y todo por esa mosca muerta de tu amiga.
1... ¿Acaso no me has enseñado a tocar la puerta?
2... Grettel no es ninguna mosca muerta.
Y 3... No tengo ganas de escucharte hablar mal de Grettel.
Josefina no se pudo aguantar y le dio una bofetada... Y cuatro, yo soy tu madre y me respetas.
Salió de ahí y cerró dando un portazo.
Axel se tocó la mejilla adolorida. "No importa que me maten a golpes, no pienso dejar de ver a Grettel", pensó, "ella es mi amiga, es una niña muy buena".
.
.
Diez años después...
Axel y Grettel se encontraban en su banca preferida.
Te amo, mi princesa, Axel se lo decía a Grettel al oído.
Yo también te amo, Axel. He aprendido a amarte a través de los años. Pero siento que tu familia no nos va a dejar ser felices, empezando por tu hermano.
No te preocupes por ellos. Yo te cuidaré. Mi hermosa.
Axel... Ambos se besaron llenos de amor y esperanzas.
Rodrigo los vio y sintió que algo se removía en su interior.
Doña Martha salía en ese instante y los vio besarse. Desde donde estaba le gritó a Grettel. ¿Qué te pasa, Grettel?, ¿por qué no entras a la casa?, ¿no ves que estás armando un espectáculo?
Déjeme en paz, doña Martha, no estoy haciendo nada malo. Axel es mi novio y nos amamos.
Ay, Grettel, ¿cómo crees que ese riquillo se va a fijar en tí, teniendo amigas más guapas y ricas como él?
Ya, doña Martha, no moleste. Grettel se fue a su cuarto. Su amor por Axel era más grande que todo, lo defendería a capa y espada.