Es Mi Decisión

Evangeline sentía como el destino estaba colocando cada cosa en su lugar, Joshua había tenido ese terrible accidente automovilístico hacia seis años, en donde resultó gravemente herido para salvarla y ahora seis años después ella se convertiría en su médico personal.

-No creo que me quiera como su médico tratante – le respondió al director Venegas

-No se preocupe, solo sea lo más profesional posible, recuerde que a pesar de su estatus es un paciente como cualquier otro – le respondió con una gran sonrisa

Evangeline se despidió y se dirigió a la sala VIP en donde ya se encontraba Joshua esperando, este se había cambiado de ropa, por lo que no quedaba rastros del accidente de hacía un rato.

-Señor Allen hoy seré su médico y realizaré su chequeo este año – él apenas la miró mientras le hablaba

-Será que puede comenzar sin tanta explicación, estoy apurado – él siempre estaba ocupado, si no fuera por su hermano no estaría pendiente de realizarse los chequeos de forma rutinaria

Sin decir una sola palabra Evangeline comenzó con la revisión del estado de Joshua, ella tenía una gran incertidumbre acerca de cómo estaba el hombre frente a ella, le preguntó si había comido para poder tomar algunas muestras de sangre.

-No he comido nada desde anoche, solo tomé algunas pastillas para dormir – esta confesión le extraño mucho y pensaba que si necesitaba pastillas para dormir era porque había un problema que había que descartar

Luego de ordenar los estudios de sangre Evangeline comenzó a realizar la revisión física y cada vez que lo tocaba se sentía un poco más nerviosa, mientras que con el estetoscopio escuchaba los latidos de él que eran uniformes, sin ningún cambio como si no le importara la cercanía de ella.

Lo que hacía que ella pensara que todo este tiempo había servido para que él la olvidara, para que al estar cerca se sintieran como completos extraños y haciendo que ella misma se regañara por tener cualquier pensamiento alejado de la relación paciente – médico.

-Gracias por darme la oportunidad de trabajar aquí – aprovechó la oportunidad para agradecerle

-No es a mí a quien tienes que agradecer sino a Cindy, fue ella quien no quiso generar un problema mayor y no quiero que ella se sienta agraviada – soltó él como si nada y ella se sintió terrible por haber dicho esas palabras

Le realizó diversas pruebas a Joshua y lo trató como a cualquier paciente, mientras el cooperaba con todo lo que ella le iba realizando, todo iba bien hasta que debía realizarle el electrocardiograma y le pidió que se quitara la camisa, en ese preciso momento sonó el celular de él y tuvo que contestar la llamada.

Al terminar la llamada dijo que debía irse y se fue de la consulta como si nada, mientras ella le pedía algunos minutos más para poder terminar con la evaluación.

-Ya escuchaste mi corazón hace un rato – su voz sonaba irónica

-No es lo mismo que evaluarlo con la maquina – y era verdad cada palabra

-Estoy apurado, tengo cosas que resolver – intentó irse de nuevo

-¿Cuándo estas libre? ¿Cuándo podremos  terminar la evaluación? Necesito darte la información de tu estado actual – él se detuvo un momento

-Cuando tenga tiempo me pondré en contacto – sacó su teléfono hizo una llamada y se fue mientras hablaba

A pesar de no haber terminado Evangeline se sintió más tranquila, sentía la cercanía de Joshua como la de un enemigo, así que fue a seguir con sus labores del día.

En horas de la tarde los resultados de Joshua ya estaban listos y al revisarlos no había nada positivo en ellos, al parecer el accidente le había generado un gran daño físico y no estaba del todo recuperado, preguntó por los informes iníciales del paciente de hace seis años y estos estaban en el archivo, fue a buscarlos para compararlos.

Al verificar los registros médicos del accidente su tristeza fue en aumento, ya que con sus estudios médicos podía entender lo grave que había sido cada lesión que había tenido y como su vida se había transformado en un infierno del cual logró sobrevivir como por un milagro.

Sin darse cuenta un montón de lágrimas corrían por sus mejillas sin poder detenerlas, vio su reloj y notó que era hora de irse, tomó cada uno de los registros médicos y se fue a casa.

Al llegar Lizy estaba llevando a Emma a dormir, así que aprovechó el momento para acostar a su hija y decirle cuanto la quería, se quedó junto a ella hasta que se quedó dormida admirando su parecido con ese hombre que hacía saltar su corazón con solo pensar en él.

La pequeña se parecía tanto a él que en ocasiones dolía, así que le acarició su cabecita y le dio un suave beso, pensaba en que hubiera pasado si esa noche no se hubiera ido y hubiera hecho lo que esa terrible mujer quería.

Cuando salió de la habitación de la pequeña su cara demostraba una profunda tristeza, pero Lizy no lo notó ya que estaba arreglando un poco la casa.

-¿Por qué no me contestas el teléfono? Ya no me quieres por ese trabajo ¿cierto? – le decía mientras hacia un puchero

-Anoche hubo un gran accidente y trabaje por horas hasta muy tarde – explicaba Evangeline y sus ojos cada vez tenían más lágrimas

-¿estás bien? ¿tuviste algún problema en el trabajo? – pregunto Lizy al verla

-No, solo es que estoy demasiado cansada, estos dos días han sido una locura – Lizy sabía que estaba triste y cansada, lo cual no era una buena mezcla

-Entonces me iré para que descanses y sabes que si necesitas hablar con alguien estaré para ti cada vez que me necesites – le dio un fuerte abrazo y se fue

Evangeline fue a darse un baño y recordaba la información que había visto en los registros médicos, la descripción de cada una de las lesiones y la escena del accidente automovilístico haciendo que sus lágrimas se fundieran con el agua de la ducha, a la vez que su culpa la cubría totalmente.