Hay mujeres que aman con fuerza, entrega y sacrificio. Rosario creyó que su matrimonio sería para siempre. Pero el que creía el amor de su vida no lo pensó así.
La historia de Rosario es la de muchas mujeres que lo dan todo en una relación y que al final comprenden que una relación es de dos.
Permítanme contarles la historia de ésta mujer común y corriente, una de nosotras.
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Los Separación
Los tres eran muy altos, herencia de mamá que era unos veinte centímetros más alta que papá.
Vi un auto elegante estacionado fuera de nuestra casa. Sabía que eran ellos, que vergüenza.
Mis hermanos entraron y no me permitieron hacerlo por la puerta principal, interiormente lo agradecí. No quería enfrentar a papá, tenía tanto miedo, sabía lo que me pasaría. Crecí viendo a mi Amma golpeada. Ella era tan valiente.
--Entra por detrás. Y arregla una maleta con tus cosas me dijo Hasán. Pero hazlo rápido.
Entré en silencio y lo primero que vi fue a mi mamá arrodillada orando debajo del árbol por el cual llevaba mi nombre.
El viento suave mecía el árbol y las flores caían sobre mi Amma. Parecía una imagen de los libros religiosos.
Mamá se balanceaba llorando en silencio. Y orando en voz baja
Me acerqué despacio a su lado. El contraste de ver el dolor de ella enmarcado en el árbol con sus flores rosadas, era como una pesadilla.
--Amma... Y caí a su lado, ella me abrazó.
Las palabras sobraban sabía que mi vida ya no sería la misma. Sabía que nos quedaba poco tiempo para estar así.
--Tu papá está como un loco. Me dijo llorando
--El hombre dijo que te encontró acostada teniendo relaciones con un hombre. Y aunque tú lo niegues es su palabra contra la tuya, y nosotras no tenemos voz.
--Que ya el matrimonio estaba roto. Ya no eras pura.
--Tu prometido Fuad ya no te quiere
--Tu papá debe pagar una cantidad de dinero por el incumplimiento.
--Dinero que él no tiene. Está negociando ahora, como pagar.
--Mi niña como no me di cuenta que ya eras una mujer, soy tan culpable.
--Nadie me enseñó a mí y creí que era lo correcto. Pero no es así.
--Tu? Te acostaste con ese hombre?
--Mamita perdón, perdón yo no sabía. Todo es mi culpa yo soy indigna.
--Es verdad? Te encontró en......
--Él me engañó. Yo me enamoré y siempre supe que era malo lo que hacía.
--Soy una tonta, nunca pensé en todo lo que esto acarrearía.
--Todos saldrán perjudicados por mis sueños de tonta.
--Él quería tener algo conmigo mamita, me dijo que el papá de Fuad le había pagado para hacer todo eso. Todo siempre fue una mentira.
--Y con ese dinero asqueroso quería que huyeramos.pero yo no acepté, salí corriendo en busca de Hasán.
--Sigues siendo pura?
--Si Amma, nadie me ha mancillado.
Ella se tapó la cara con sus manos. Y lloró fuerte.
Se levantó y me dijo.
--No me equivoqué, no me equivoqué. Dijo contenta
--Todo sigue tal cual.
No entendía nada.
--Lo sabía, sabía que no eras una muchacha fácil como dijo ese viejo inmundo. Pero no es tan fuerte como él cree. Lo que está hecho por gracia divina nada ni nadie lo puede romper.
--Debemos arreglar tu maleta.
--Seguramente tu papá querrá encerrarte o mandarte de vuelta a nuestro país. Pero no lo permitiré. Aunque me vuelva a pegar.
--Vamos!
La seguí, sin llorar, aguantando las lágrimas. Mamá sacó una maleta vieja, seguramente era con la que ella llegó.
Sacó toda mi ropa y la metió dentro, yo la miraba sin poder moverme, sabiendo que ya no la vería de nuevo moliendo el ajo para preparar el kabsa.
La veía tan fuerte, nunca la había visto así. Iba y volvía sacando ropa mía y poniendo ropa de ella. Sus mejores ropas.
De repente me miró y me vió. Se detuvo y caminó hacia mí.
--Camelia, saldrás de ésta casa a un mundo que no conoces, es parecido a cuando yo salí de mi tierra, yo era feliz pastoreando mis cabras. Ni siquiera tenía zapatos, caminaba por los cerros corriendo y comiendo dátiles. No tenía nada y lo tenía todo. Era feliz. Era libre.
--Venir a éste país no fue bueno para mí. Lo único que ha valido la pena son ustedes. Tú y tus hermanos.
--Por ustedes me levanto día a día y hacen que todo lo que he pasado valga la pena.
--A lo mejor me equivoqué, mi intuición de madre falló. Pero no lo creo, siempre creí que harías un buen matrimonio con Fuad Cobaise. Que era el hombre para tí.
--Lo vi, te vi con él, tan feliz, te veía amada de verdad.
--Pedí tantas cosas a Alá para tí, cuando naciste. Y el me mostró en mis sueños a Fuad. Yo lo conocí antes de verlo en la fiesta.
--Pero no sé, me equivoqué? Por primera vez?
--Tranquila mi niña, debe haber alguien en tu futuro, tú no te quedarás sola. Me darás nietos. Lo sé.
--Pero mientras tanto en ésta separación...
--Buscarás tu futuro. En tus manos está buscarlo.
--Seguramente tu padre te expulsará y nunca más querrá verte. Tus hermanos te ayudarán y será mucho mejor que te expulse a qué te devuelvas a nuestro país. Pero si Alá lo permite serás feliz, se una buena persona, sigue manteniendo esa pureza mágica en tus ojos. Alá no te abandonará
--Mi niña, la vida no es fácil, pero al menos tendrás la oportunidad que nosotras las mujeres árabe no tenemos. Podrás elegir. Me dijo con su cara llorosa pero firme
La puerta se abrió y entró Hasán.
--Papá no acepta razones.
--Me ordenó encerrarte.
--Estas lista?
Mamita miró impotente a mi hermano. Él solo le hizo un gesto.
Tomó mi maleta. Mis hermanos estaban esperando afuera, me abrazaron con cariño, hasta ese momento no me di cuenta cuánto me amaban, nunca ninguno de ellos me pegó o trató mal, siempre fuí una niña muy querida, se despidieron.
--Vuelve a mi hija amada y me pasó una bolsita de género bordada con sus manos.
Se las besé y no quería separarme de ella. Sentir su olor a limpio a canciones de pastores y princesas, que me cantaba. Recordar del origen de mi nombre. Porque lo eligió para mí.
No podía pensar en separarme de mi Amma. Ella era mi roca. Mis hermanos al ver que no quería soltarla, con firmeza me separaron. Yo no gritaba porque no podía, mis palabras se atascaban en mi garganta sin poder emitir ningún sonido más que el lamento de la separación.
Era una niña y por mi culpa me tenía que separar de lo que más amaba.
Me metieron en la pickup de la camioneta, mis lágrimas corrían por mi rostro sin comprender aún lo que me deparaba la vida.
Sentí unos gritos era papá, mis hermanos trataban de detenerlo para que no interrumpiera la salida de la vieja camioneta.
Tres horas después, se sentía el bullicio y luces. Mi hermano detuvo el vehículo, me abrió.
--No te quise sacar por si alguien nos descubría.
--Si papá se empeña te buscará, dejará el encargo a la comunidad. Di muchas vueltas, no creo que nos descubra.
--Estamos en otra ciudad. Muy lejos de la nuestra.
--Perdón hermano, traté de arrodilladarme pero él no lo permitió.
--De dónde sacarán el dinero para pagarle a ese hombre? Todo por mi estupidez.
--Eso está solucionado, trabajaré gratis para él durante dos años. Eso pagará el deshonor y la dote que debíamos darle.
--Se que él lo planeó todo Camelia, nunca te quiso para su hijo, pero sé que Fuad si te quería para ser su esposa, él fue quien me pidió que te enseñara a leer. Me sugirió que aunque no estudiaras le gustaría tener una esposa que supiera leer y escribir. Él me preguntaba cosas de ti.
--Si eras tan inteligente como te veías? ¿Si eras alegre?
--Él no estará contento, con la decisión de su padre.
--Por mí no te preocupes.
--Nuestros hermanos suplirán mi trabajo, así papá no tendrá quejas.
--Camelia, hermanita no sabes cuánto lamento todo, te irás a un mundo que es tan cruel y eres una niña aún. Pero no hay nada que pueda hacer, quisiera hacer más para protegerte.
Bajó su cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas, nunca lo había visto así. Él que era tan fuerte y alegre.
--No quiero que me digas dónde irás.
--Eres aún una niña y no sé cómo más poder ayudarte. Confío que nada te pasará, que Alá te protegerá.
--No sé en cuento tiempo más podremos vernos.
--Pero sé que no será tanto. Algo me lo dice aquí dentro de mi corazón. Llevándose su mano a su pecho.
--Cuidado mi hermosa Camelia. No digas tu nombre verdadero. Cambia tu nombre y apellido.
--Toma. Tomó mi mano y me pasó un fajito de billetes.
--Son mis ahorros. Ahora son tuyos.
--No te culpes por lo que pasó, todos somos responsables.
--Pero por lo mismo nunca confíes en todas las personas, nosotros fuimos educados de otra manera. Se que allá afuera hay personas buenas. No necesariamente gente árabe, rodeate de personas valiosas como tú. Ya verás solo aparecerán y ellos te ayudarán y protegerán mi hermanita.
--Ves esas oficinas que están ahí? Ahí venden los pasajes. Elige uno que te lleve lo más lejos de aquí. De ahí toma otro bus y has lo mismo.. Luego otro más.
--Cuando llegues a la ciudad que elegiste, busca una hostería, siempre hay cerca de los terminales de buses, los hoteles son muy caros.
--Entendiste hermanita?
Yo asentí con mi cabeza, sin poder hablar.
--Luego comprarás varios periódicos y buscarás en la zona de avisos clasificados. Ahí revisa que puedes hacer. Siempre buscan gente que ayude en las labores de casa. Elije una dónde puedas alojar.
--Tranquila mi niña ya verás que saldrás adelante. Y si en algún momento encuentras un hombre digno de tí. Aunque no sea árabe cuéntale todo y tráelo a casa para presentarlo. Papá tendrá que darte su bendición y si él no te la da. Yo lo haré.
--Ve mi hermanita. Sé humilde y honesta.
--Y prométeme algo.
--Que volverás. Tú sabrás cuando sea el tiempo.
--Te quiero.
Me ayudó con la maleta, llevándome del brazo.
Beso, mi cabeza, sentí su emoción, los hombres no lloran, pero sentí las lágrimas de mi hermano caer , sin mirarme se dió vuelta y partió. Yo quedé parada mirando como mi vida y todo lo que conocía se iba con Hasán.
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