narra la intensa y misteriosa historia de dos poderosos empresarios en Seúl. Gael Kim, un enigmático y carismático magnate que oculta su identidad, y Jinwoo Lee, un frío y calculador multimillonario con conexiones en el mundo criminal. A pesar de sus diferencias, ambos se sienten atraídos de manera inexplicable tras un primer encuentro. Mientras enfrentan a sus enemigos, Seo-jun y Minji, que buscan separarlos por venganza y ambición, Gael y Jinwoo luchan contra sus propios demonios, descubriendo que sus destinos están entrelazados por algo mucho más profundo que el poder.
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El Enfrentamiento
Las sirenas de la policía resonaban cada vez más cerca, creando un ambiente tenso y caótico en la zona industrial. Los hombres de Dong-hyun se dispersaban en todas direcciones, intentando escapar del cerco que Jinwoo, Gael y Hyun-sik habían tendido cuidadosamente. Las explosiones habían destruido los caminos de salida, dejando solo un camino estrecho hacia el enfrentamiento directo.
Jinwoo avanzó lentamente hacia Dong-hyun, quien se encontraba en el centro de la zona, rodeado por una nube de polvo y escombros. La mirada de Dong-hyun era una mezcla de ira y sorpresa al ver a su oponente emergiendo de entre las sombras. Sus ojos se encontraron, y en ese instante ambos sabían que no había vuelta atrás.
-Vaya, parece que has hecho tu tarea, Jinwoo -dijo Dong-hyun con una sonrisa burlona, ajustándose la chaqueta como si nada-. Pero no creas que esto ha terminado. Mis hombres ya están en camino.
Jinwoo permaneció en silencio, con la mirada fija en su enemigo. Sentía una mezcla de rabia y determinación. Sabía que enfrentarse a Dong-hyun en estas circunstancias era un riesgo, pero había llegado demasiado lejos para dudar ahora.
-Esto termina aquí -respondió Jinwoo finalmente, su voz firme y desafiante-. Tus operaciones, tus mentiras, todo llega a su fin.
Dong-hyun dejó escapar una carcajada mientras sacaba una pistola de su cinturón y apuntaba a Jinwoo.
-¿En serio piensas que puedes detenerme? -se burló-. Siempre he estado un paso adelante de tipos como tú.
Antes de que Dong-hyun pudiera apretar el gatillo, una bala pasó rozando su mano, haciéndole soltar el arma por el impacto. Gael, quien había estado escondido en una posición estratégica, salió de su cobertura, con su rifle aún humeante por el disparo.
-Tienes razón, Dong-hyun. Siempre estuviste un paso adelante -dijo Gael mientras avanzaba-, pero parece que has subestimado nuestra capacidad de lucha.
Dong-hyun, ahora desarmado y consciente de la gravedad de la situación, retrocedió un paso, pero pronto sus hombres llegaron en refuerzos, armados y listos para defenderlo. El enfrentamiento se tornó en un tiroteo, con balas volando en todas direcciones y el sonido de los disparos resonando en la oscuridad de la noche.
Jinwoo y Gael se cubrieron detrás de una pila de contenedores mientras devolvían el fuego. Hyun-sik, desde una posición elevada, disparaba con precisión para eliminar a los guardias que intentaban rodearlos. Era un caos total, pero habían entrenado para esto; sus movimientos eran precisos, sus disparos letales.
-¡Jinwoo, no podemos mantenernos aquí por mucho tiempo! -gritó Hyun-sik desde su posición-. La policía no tardará en intervenir, y no queremos quedar atrapados en medio del fuego cruzado.
Jinwoo lo sabía. El plan original no había contemplado un enfrentamiento tan prolongado, pero ahora no había más opción que seguir adelante. Debían capturar a Dong-hyun antes de que pudiera escapar o, peor aún, eliminar las pruebas que lo incriminaban.
Con determinación renovada, Jinwoo se levantó de su cobertura y corrió hacia Dong-hyun, disparando para abrirse paso entre los guardias. Gael y Hyun-sik lo cubrieron, eliminando a los hombres que intentaban detenerlo. Finalmente, Jinwoo se encontró frente a frente con Dong-hyun, quien había encontrado otra pistola y ahora apuntaba directamente a su cabeza.
El tiempo pareció detenerse en ese instante. Jinwoo podía ver el dedo de Dong-hyun apretando lentamente el gatillo. Pero justo cuando parecía que todo acabaría, un disparo resonó desde la distancia. Dong-hyun se tambaleó hacia atrás, soltando la pistola y llevándose la mano al hombro, donde la bala lo había alcanzado.
Jinwoo no perdió tiempo. Aprovechó la oportunidad para derribar a Dong-hyun con un golpe contundente, haciéndolo caer al suelo. Sin embargo, antes de que pudiera arrestarlo, Dong-hyun, aún con una mueca de dolor en el rostro, sacó un cuchillo de su bota y lo lanzó hacia Jinwoo.
La hoja rozó el costado de Jinwoo, cortándole la piel, pero no lo suficiente como para detenerlo. Jinwoo reaccionó con rapidez y sujetó a Dong-hyun por el cuello, inmovilizándolo contra el suelo. La lucha había llegado a su fin. La mirada de Dong-hyun se oscureció mientras comprendía que todo había terminado.
-Has perdido -dijo Jinwoo con voz fría, apretando con fuerza-. Ya no hay lugar donde esconderte.
Justo en ese momento, las luces de las patrullas iluminaron el lugar, y los agentes comenzaron a rodear la zona. Hyun-sik y Gael bajaron sus armas, observando cómo los oficiales arrestaban a los últimos guardias de Dong-hyun. Jinwoo, jadeante pero firme, entregó a Dong-hyun a las autoridades.
La tensión en el aire comenzó a disiparse cuando finalmente el lugar quedó bajo control. Jinwoo se dejó caer de rodillas, sintiendo el cansancio y la adrenalina finalmente alcanzándolo. Gael se acercó a él, ofreciéndole una mano para levantarse.
-Lo logramos -dijo Gael con una sonrisa cansada-. Hemos terminado.
Jinwoo asintió, sabiendo que aunque el enfrentamiento había concluido, las secuelas de esa noche continuarían resonando. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, sentía una sensación de alivio. Habían dado un golpe decisivo, y con Dong-hyun bajo custodia, las cosas finalmente comenzarían a cambiar.
Las sirenas seguían sonando mientras se alejaban del lugar, dejando atrás el caos y la violencia que los había rodeado. Pero aunque el peligro inmediato había pasado, sabían que su lucha por la justicia no terminaba allí.