CONTRATO CON EL CEO

ABIGAIL GRUBSTEIN

El abogado me llevó al hospital después que mi madre salió del trasplante. Ella estaba estable.

—¿Dónde está Larry?

— El señor Russo, salió de emergencia por dos semanas, por motivos de trabajo.

— Ok.

Mi corazón estaba feliz, mi madre que es lo más importante está bien. Llamé a mi tía. A ella no le había dicho nada para no preocuparla.

— Voy a ir al hospital. Voy a tomar el primer avión, dime en qué hospital está, para llegar en taxi.

Le dije el nombre del hospital.

Mi madre estaba dormida, fui un rato a la facultad. Me dirigí a Ernesto. Voy a conseguir a una maestra momentáneamente por un mes para que me cubra y así poder cuidar a mi madre.

Al día siguiente mi tía estaba en el hospital.

— Quiero regresar a Miami.

— No madre. Te quedas conmigo hasta que estemos seguras de que todo está bien.

— Leila me va a cuidar. Además, no me siento cómoda en tu casa.

— Mamá, regresas cuando todo esté bien, para quedarme tranquila.

— Está bien.

Una semana pasó volando y todo marchaba bien.

El abogado me citó en un café cerca del hospital.

— Bajo orientación del señor Larry y con los acuerdos señalados en el contrato, se realizará una ceremonia matrimonial en una semana. Necesito que se pruebe vestidos para su boda. Todo corre por cuenta del señor Larry.

Suspiré. Por un momento se me había olvidado el contrato.

— ¿Qué pasaría si no me quiero casar?

— Habrá una demanda. El señor Larry cumplió con su petición y quién quiso que los acuerdos se escribieran fue usted, ahora que el trasplante se hizo y se pagó una fuerte suma por eso, usted debe cumplir con el acuerdo.

— Está bien. Tiene razón, él cumplió. Yo debo cumplir. Entonces la boda será el próximo sábado.

— Así es señorita.

—¿Cuándo puedo ver a Larry? ¿Aún no ha regresado de su viaje?

— El día de la boda lo verá, aún no regresa.

— Está bien. El vestido lo podemos ver el lunes, aunque siendo honesta cualquier vestido que me escoja está bien— le anoté mi talla de vestido y zapato en un papel y se lo di— Quiero estar con mi madre todo el tiempo posible.

— Está bien, haré mi mejor esfuerzo para tratar de cumplirle.

El abogado se retiró y yo me quedé sentada. Pedí un café.

Casarme sin amor. Yo no quería casarme, quería vivir mi vida libre de compromisos.

Regresé al hospital.

El resto de la semana la pasé pensando en la bendita boda. Aunque mi corazón se sentía tranquilo porque mi madre está bien, me estaba estresando un poco.

El doctor entró a la habitación.

— Creo que por la tarde le daremos de alta a su mamá. Tiene que seguir las especificaciones y todo estará bien.

— Ella quiere regresar a Miami. No creo que sea prudente.

— No lo es. Voy a comunicarme con el hospital de Miami para que le lleven un seguimiento, tengo un amigo doctor que es como mi gemelo en esta área.

— Está bien.

Por la tarde le dieron de alta.

—Mama cumple por lo menos un mes y luego si quieres irte con mi tía, no te detendré. Quédense en el departamento. Por favor.

— Está bien hija.

— Estaré viajando por parte de la universidad y estaré cada tres días en la casa para verificar que todo esté bien. El sábado viajo y regreso el martes.

Tuve que decir una mentira. Tenía que buscar la forma de que el matrimonio no durará mucho y volver a mi vida de siempre.

Llegó el sábado. Me despedí de mi mamá y de mi tía. Preparé una pequeña maleta tratando de hacer más real mi mentira.

El abogado me llamó y me dijo que tenía que estar en la casa de Larry a las 2 de la tarde.

Llegué puntual. Una señora me abrió el portón. Se veía enojada. Me bajé del auto y ella me llevó a una habitación. En la cama estaba un vestido blanco muy bonito, y par de zapatos plateados.

Minutos después llegaron un par de mujeres con un repertorio de maquillaje. Me peinaron y me pusieron maquillaje. Ellas se salieron cuando todo había quedado listo.

Me paré frente al espejo. Realmente estaba hecha una princesa. Me veía tan espectacular.

Tocaron la puerta.

— Señorita es hora de bajar.

— ok.

Mi mente repetía "NO ME QUIERO CASAR" una y otra vez. Me sentía como un animal que va directo al matadero. Me daba un poco de ansiedad saber que tendría sexo con él.

Salí del cuarto. Bajé las escaleras. Ahí estaba el abogado y Larry, quien vestía un esmoquin negro. Se veía extremadamente atractivo. No sé debe negar que él es muy guapo.

— Aquí estoy— le dije con un tono de molestia— que sea rápido. Quiero regresar a mi departamento.

LARRY RUSSO

Me puse a reír un poco.

— Usted se queda conmigo.

El abogado procedió a casarnos. La ceremonia fue algo rapida. Al cabo de una hora solo estábamos los dos en la sala. Por motivos que solo tenía quince días de la donación. Mi cuarto está en el primer piso.

— Te veo preocupada.

— No estoy preocupada. Solo que el vestido me tiene incómoda. Quiero cambiarme.

— Ve a cambiarte y regresa. Tenemos que dejar claro las normas de convivencia entre tú y yo.

Ella fue y se cambió.

— Listo.

— Si lo que te aflige es nuestra noche de boda, no habrá noche de boda. Mi habitación y la tuya son habitaciones separadas.

— Gracias a Dios— ella suspiró.

— Eso será solo por tres meses. Pasado los tres meses, dormiremos en una misma cama.

—¿Por qué?

— No me digas que estás desesperada de que te haga mía.

—No es eso. ¿Quién quiere estar contigo?

— Eres muy atrevida con tus palabras. Conmigo quiero que seas sumisa y obediente.

—¿Qué? ¿Sumisa? ¿Obediente? Tengo criterio propio.

— ¿Quieres incumplir con el contrato? Después de que yo cumplí. No te va a gustar verme enojado.

— Voy a cumplir— ella miró hacia un lado.

— Pongámoslo a prueba. Primero siéntate cerca— ella se levantó y se sentó cerca— Quiero que me des un beso, y recuerda un beso de verdad.

Ella bajó su cara y cerró sus ojos, hizo un mal gesto de desprecio.

— Larry es que...

— ¿Te doy asco? ¿Me estás despreciando? Vi ese gesto. Vete a tu cuarto, ya no quiero nada. Quita tu cara de mi vista.

— Perdón— ella frunció el entrecejo— Por eso es que no me agradas, te crees más que uno. No me gusta que me den órdenes.

—No voy a discutir contigo, vete a tu cuarto.

En ese momento, sentía un poco de dolor, era como si el enojo se hubiera alojado en el poco hígado que tenía.

Ella se fue a su habitación. Después de la donación he tenido cuadros de ansiedad, sumados al insomnio.

Esto es un error, es el peor error de mi vida.

Le escribí al abogado.

— No inscribas el matrimonio hasta que yo te diga.

— Está bien.

Me levanté y fui a la cocina por un vaso de agua.

— Larry— era la voz de Abigaíl— podemos hablar.

— Ya me voy a la cama. Buenas noches.

Caminé a un lado de ella. Solo sentí un jalón del brazo y di un mal movimiento. Al final salió un gemido de dolor de mi boca y quedé encorvado.

— ¿Qué haces? No me toques?— hablé entre dientes.

— Perdón, no fue mi intención. Lo hice muy fuerte. Perdón. ¿Te duele algo?

Traté de reponerme rápido para que ella no sospechara nada.

—Estoy bien. Solo no lo vuelvas a hacer. Vete a tu cuarto, ya fue suficiente por hoy.

— Quiero cumplir lo que me pediste.

En ese momento lo único que quería era ir a mi cuarto, quitarme el esmoquin y tomarme una pastilla para el dolor.

—¿Quieres cumplir después de despreciarme?

— Debo cumplir, así como tú cumpliste.

— Hoy no, vete y déjame solo.

— ¿Estás bien? ¿Te puedo ayudar?

— No. Yo voy a mi cuarto.

Caminé lo mejor que pude hasta llegar a mi cuarto. Ella venía detrás.

— Seguro que estás bien .Perdóname si te lastimé, ¿Qué tienes? ¿Por qué te duele ahí?

— Tuve un accidente en el carro y me golpeé las costillas.

— Dejame ver.

— No. No. No. Estoy bien. Vete por favor.

Ella salió de mi cuarto. Puse seguro en la puerta. Al quitarme toda la ropa, la herida se había abierto un punto. Era un dolor infernal. Llamé al chófer y le dije que me llevará a la clínica. Me puse una ropa un poco más ligera.

Abigaíl seguía afuera parada enfrente de la puerta.

— ¿Qué haces ahí?

— Perdón porque te jalé.

— Señor Larry, el auto está listo— era el chófer.

— Abigaíl. Voy a atender una emergencia. Ve a tu cuarto. No lo vuelvo a repetir.

— Está bien. Me preocupé un poco pero veo que ya no importa— ella se retiró.

Llegué a la clínica. El doctor me puso una puntada y me dio medicamento para el dolor vía intravenosa. Regresé a casa en la madrugada.