Su nombre es Mia Velasquez, ella justo a dos amigas había habían viajado a una hermosa isla en el mediterráneo remota, con una cultura impresionante aunque desconocida para muchos, lo más atractivo de ese lugar es que aún existía la monarquía.
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Capítulo 16.
Es una noche hermosa, aun acostados en la cama y abrazados, mientras Mia acariciaba su brazo, pensando que ahora las cosas entre ellos tomarían un nuevo rumbo, ambos habían formado una relación con otras personas, ahora están aquí haciéndole el amor en Bruselas, las consecuencias de sus actos explotaría en sus caras como una bomba atómica, Mia sabia que esto iba a terminar mal de alguna manera pero como hacer para dejar de amar a este hombre que no solo había robado su corazón sino que le había dado un hermoso tesoro que es su pequeña hija.
— ¿Estas despierto?
— Si, cariño. Lo estoy— Abrió los ojos y beso el cabello de Mia— Tienes un cuerpo suave y cálido, eres tan perfecta para mí— Esta vez beso sus labios.
— Nunca pensé que volvería estar así contigo— Apretándose más a su lado— Después de aquella noche tenía una pregunta que hacerte.
— ¿Qué será?— Apoyándose de su codo para mirar mejor a Mia.
— De verdad no tuviste nada que ver con respecto a esos cinco tipos ¿Que me atacaron?
Eso ofendido a Sebastián, se molesto con Mia que aún estuviese pensando que él contrato a esos tipos para atacarla pero la entendía perfectamente luego de enterarse que le había pagado a uno de sus amigos.
— Yo nunca haría algo así, no contaba con que quisieran hacerte daño, ni yo a caerme a golpes con ellos. Además esos tipos están tras las rejas.
— ¿De verdad?— Sorprendida.
— Si, les seguí la pista después de esa noche, cuando los detuvieron han estado en la cárcel todos estos meses por intento de violación y por golpear alguien de la familia real, saldrán en un año o dos.
—Wow, pues bien merecido se lo tienen me acuerdo de eso me da escalofríos. No se que sería de mí, si tú no fuese llegado.
— Aquel que se meta contigo se las verás conmigo. Lo pagará bien caro— Ella creyó en su palabra, lo abrazo.
—Sabes quiero tomarte otra vez ¿Qué opinas sobre eso?— Besándole el cuello.
— Me ofendería si no lo haces— Le ofreció sus labios para que la besara y así fue.
Luego de unas horas más tarde, Sebastián dormía pero Mia no. Estaba viéndolo dormir, aun no podía creer lo que estaba pasando, él le confeso que la amaba. Eso la hacía más feliz, se movió un poco para levantarse pero el brazo de Sebastián la tenía prisionera, intento quitarlo.
—Ni siquiera lo pienses—Dijo Sebastián en voz baja pero con advertencia, tenía los ojos aun cerrados.
—Quiero darme un baño.
—No, quédate aquí una vez te perdí no quiero hacerlo de nuevo, no voy a dejarte ir nunca más— Aprisiono más en sus brazos— Luego nos duchamos juntos, haremos todo juntos a partir de ahora.
Eso le dio gracia a Mia, pero la emociono mucho sus palabras después de un rato se quedo dormida en sus brazos.
Los sonidos de la puerta aumentaban, abrió los ojos lentamente, escucho su nombre. Se Incorporó en la cama, como se pudo olvidar de su hija, de Frank, Helen y de todo. Se dio cuenta que Sebastián tenía la capacidad de borrarle los sentidos con tan solo mirarla. Stephy tocaba la puerta.
—¿Alteza? ¿Mia?— Toco de nuevo.
Mia se levanto de la cama, a pesar de los gruñidos de Sebastián que no quería soltarla, pero aún seguía dormido. Se fue hasta el armario, se coloco una de las camisas de él. Fue hasta la puerta y abrió. Miro a Stephy muy apenada pero la joven niñera le sonrió tímidamente.
—Disculpa que los moleste pero Julie necesita comer. — Tomando a la bebé en brazos.
—Claro, discúlpame tú a mí, Stephy. Que pena contigo— vio a Sebastián dormido entre las sábanas y cerro la puerta detrás de ella.
—No hay problema, Mia entiendo perfectamente— Ambas se fueron a la habitación donde estaba Julie apenas vio a su mamá comenzó a llorar aclamando su atención, la tomo en sus brazos.
—Aquí estoy, mi amor— La beso en la mejilla.
Luego de darle de comer, bañarla y vestir a Julie la coloco de nuevo en la cuna, se sentó en la cama contigua junto a la niñera.
—Se lo que piensas, Stephy... Sobre lo de Sebastián y yo...
— Tranquila, Mia a mí no se me paga para meterme en la vida personal de ustedes, estoy aquí cuidando a Julie.
— Si, lo sé pero ahora sabes lo nuestro me imagino que también sabes mi otro secreto o tienes una idea ¿Me equivoco?
—No se equivoca, lo supuse pero como te digo no me pagan para meterme en sus vidas. Además Julie me recuerda a su abuela paterna, mi mamá me contaba que era una mujer maravillosa y bellísima, he visto fotos de ella, de verdad que su hija tiene un parecido a ella y también al príncipe Sebastián. Julieta tiene los rasgos exactos de la familia real, sus ojos azules claros y su cabello castaño casi rubio, no es muy difícil no notar el parecido que tienen.
Esa descripción de Stephy, asusto un poco a Mia "Cuando llegue el día que la familia de Sebastián conozca a Julieta" pensó y trago saliva. Seguro se darían cuenta que es su hija, no quería imaginarse lo que sucedería cuando se enterarán de todo.
— Nunca pensé que me enamoraría de un príncipe y que tuviéramos una hija, se que pronto voy a tener que despertar de este sueño— Sonrió con tristeza.
—¿Por qué dices eso?— Desconcertada replico la niñera.
—Porque es la verdad, Sebastián se tiene que casar para tomar posesión del trono de Villa Hermosa, ya esta comprometido, y yo saldré de su vida.
— Quizás no seas así, si el príncipe te ama realmente luchará por ti para que estén juntos, claro con Julie. Algo me dice que esta historia tendrá un final feliz.
— Dios te escuche Stephy, es lo que más deseo en este mundo.
Al rato Sebastián se despertó, bañado, afeitado y estaba increíblemente bello, se sentó a desayunar junto a Mia.
— Casi me vuelvo loco, cuando no te vi en la cama— Haciéndose el enojado.
—Es que tenía que atender a Julieta— Tomando su vaso de juego— Sebastián, tengo que decirte algo.
— ¿Qué vas a decirme? ¿Quieres que sigamos esto en nuestra habitación?— Esa insinuación hizo sonrojar a Mia y hacerla reír, luego él probo un poco de su ensalada de frutas.
—Bueno es que Stephy sabe todo— Sebastián la miro con preocupación— Pero tranquilo no dirá nada.
— Más le vale, si quiere conservar su trabajo.
— Por favor Sebastián. Ella se ha portado bien, ha cuidado a nuestra hija excelente. Confió en ella.
—Si tú lo dices— No muy convencido del todo.
Terminaron desayunar, luego Sebastián estuvo un tiempo compartiendo con Julie. Mia entro a la habitación con la cámara que había traído para el viaje, tomar fotos de los lugares turísticos pero era mejor fotografiar al amor de su vida con su bella hija, mientras jugaba, así lo hizo.
Después le dio a Stephy la cámara para que le tomará una a los tres, cualquiera diría que es una familia completa y feliz así lo sentía Mia.
Después de quedarse solos, se sentó en sus piernas y le dio un beso en la boca, se abrazo a él.
— Tomémonos una foto tú y yo.
— Claro que si, mi amor— Sonrió, Mia preparo la cámara quería tener lindos recuerdos de ese viaje— ¿Te gustaría dar un paseo por la ciudad?— Le pregunto mientras caminaban a la habitación.
—Si, me gustaría— Emocionada por la invitación.
— Arréglate más bonita de lo que eres— La beso con tanto amor que le disparo los sentidos a Mia.
— Me voy a arreglar— Se iba acercar a la puerta pero Sebastián la detuvo, la beso y cayeron en la cama.
— Te arreglas mucho pero mucho mas tarde, ahora quiero estar así contigo, besándote y tocándote. Cuanto te amo Mia— Le beso la mejilla.
— Hablamos mucho, príncipe. Mejor vayamos a la acción— Ambos se rieron. El resto es historia.
En la noche, Mia se estaba dándose una ducha, Sebastián no pudo acompañarla porque estaba hablando por teléfono, Mia salió del baño envuelta en una toalla y Sebastián la miro de arriba abajo de una manera seductora, que a Mia le erizo el cuerpo.
Sebastián aún seguía en el teléfono pero hablando en francés.
—Merci, mec. Bonne nuit, Au revoir— Luego colgó.
— ¿Cuántos idiomas hablas?— Le preguntó con curiosidad mientras agarraba otra toalla para secarse el pelo.
— Seis: inglés, francés, italiano, portugués, español y un poco de japonés. Estaba estudiando ruso pero lo deje se algunas palabras.
— Wow impresionante a mi también me gustaría hablar varios idiomas.
— Cuando quieras te enseño— La jalo, cosa que ocasionó que Mia cayera encima de él, Sebastián le beso en el cuello y los hombros.
— Mi amor tenemos que parar— riéndose, tratando de zafarse de sus brazos— Si seguimos así nunca saldremos de la cama.
— Es buena idea— Besándola de nuevo.
— No, en serio. Quiero conocer la ciudad— Como pudo logro levantarse.
— Bueno esta bien, iré a ducharme— Se levanto de la cama, fue hacía el baño— luego te la voy a cobrar.
Mia no pudo evitar reírse, comenzó a vestirse.