Haniel Estrada un hombre de 22 años lleva 1 año de aprendiz para detective su más anhelado sueño.
Cuando creía que todo iba a ser de lo más normal, empieza a recibir pistas que lo llevan a lugares extraños para solamente quedar en shock al descubrir cadáveres de mujeres adolescentes o jóvenes.
¿En que tipo de juego macabro estará involucrado y por qué a sido el el elegido para jugarlo?
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EL FANTASMA DEL PASADO
Sofía se despertó temprano, a las 5 am, cuando la casa aún estaba envuelta en la oscuridad. Se levantó de la cama con cuidado, estirando sus brazos y arqueando su espalda para sacudir el sueño. Luego, se vistió en silencio, eligiendo un conjunto de ropa cómoda y adecuada para el día de escuela.
Bajó a la cocina, donde la luz del amanecer apenas comenzaba a filtrarse por la ventana, iluminando los contornos de los muebles y los electrodomésticos. Se preparó un desayuno ligero, consistente en un vaso de jugo de naranja fresco y un poco de cereal con frutas secas. Mientras comía, revisó su teléfono para ver si había algún mensaje importante, pero la pantalla estaba vacía.
Luego, se acercó a la mesa del comedor y dejó las pastillas que su madre tomaba para su cáncer, junto con un vaso de agua de naranja natural y frutas picadas. Al lado de las pastillas, dejó una nota escrita con cuidado: "Mamá, no te olvides de tomar tus medicamentos. Te quiero. Sofía". Quería asegurarse de que su madre no se olvidara de tomar sus medicamentos cuando se despertara.
Después, Sofía se dirigió a la puerta principal de la casa y instaló la cámara de seguridad que había comprado el día anterior. La configuró para que grabara cualquier movimiento y se aseguró de que estuviera funcionando correctamente, haciendo una prueba para asegurarse de que la imagen era clara y nítida.
Con todo listo, Sofía se despidió en silencio de su madre, que seguía durmiendo profundamente en su habitación. Cerró la puerta con cuidado y salió de la casa, respirando el aire fresco del amanecer. Se dirigió a la parada del autobús, donde ya había algunas personas esperando, y se unió a la cola, preparándose para comenzar su día de escuela.
Sofía subió al autobús y se sentó en su asiento habitual, junto a la ventana. Mientras el autobús se ponía en marcha, Sofía se sumergió en sus pensamientos, reviviendo los eventos de la noche anterior en plaza fiesta. La imagen del hombre muerto en el baño aún la perseguía, y se preguntaba quién la había salvado de la situación. ¿Fue un rescate o un asalto? La cartera del hombre estaba vacía, lo que aumentaba su confusión.
Mientras pensaba, el autobús avanzaba por las calles, deteniéndose en cada parada para recoger a más pasajeros. La gente entraba y salía, charlando y riendo, ajena a los pensamientos sombríos de Sofía. El conductor del autobús, un hombre de mediana edad con una barba gris, miraba por el espejo retrovisor, vigilando a los pasajeros.
Sofía se preguntaba si las cámaras de seguridad de Ian habían grabado su salida del baño de plaza fiesta. ¿Ya habían encontrado el cuerpo del hombre? ¿Ya la estaban investigando? La ansiedad crecía en su pecho, y Sofía se sentía como si estuviera en una montaña rusa de emociones.
El autobús se detuvo en una parada especialmente concurrida, y un grupo de estudiantes ruidosos subió a bordo. Sofía los miró con indiferencia, sin prestar atención a sus risas y bromas. Estaba demasiado absorta en sus pensamientos, tratando de hacer sentido de lo que había sucedido.
El autobús continuó su ruta, serpentizando por las calles de la ciudad. Sofía se quedó sentada, perdida en sus pensamientos, mientras el mundo exterior pasaba por la ventana como un borrón.
Sofía llegó a la secundaria y se dirigió a su locker, abriéndolo con una combinación que solo ella conocía. Sacó los libros que necesitaría para su primera clase y los colocó en su mochila, mientras revisaba su horario para asegurarse de que no se equivocara de aula.
Mientras se dirigía a su aula, un grupo de muchachos que siempre molestaban a los demás pasó a su lado, empujándola ligeramente.
"Ey, mocosa, el fantasma a vuelto por ti", le dijeron con una sonrisa burlona. Sofía se quedó perpleja y confundida, recordando la carta cifrada que había leído.
¿Qué querían decir con eso? ¿Cómo sabían sobre la carta? Sofía se sentía como si estuviera en una pesadilla, con eventos y personas que parecían conectados de manera misteriosa. La sensación de ansiedad y confusión crecía en su pecho, y Sofía se preguntaba si alguien más sabía sobre su conexión con el hombre muerto que había muerto en plaza fiesta.
Los muchachos se rieron y continuaron su camino, dejando a Sofía con más preguntas que respuestas. Ella se detuvo un momento, tratando de recobrar la compostura, antes de seguir su camino hacia la aula. La clase de matemáticas la esperaba, pero Sofía sabía que su mente estaría en otro lugar, tratando de descifrar el misterio que la rodeaba.
Sofía se dirigió a su aula, tratando de sacudir la sensación de inquietud que la había invadido después del encuentro con los muchachos. Sin embargo, su mente seguía en blanco, y no podía concentrarse en la clase de matemáticas que el profesor, el señor Johnson, estaba explicando.
El señor Johnson escribía en la pizarra, explicando conceptos de álgebra, pero Sofía no podía prestar atención. Su mente estaba en la carta cifrada, en el hombre muerto, y en las palabras de los muchachos que la habían empujado. ¿Qué querían decir? ¿Qué sabían sobre ella?
De repente, el señor Johnson se detuvo en medio de su explicación y la miró fijamente. "Sofía, ¿estás prestando atención?" le preguntó, con una voz firme pero amable. Sofía se sobresaltó, y trató de responder, pero no pudo articular palabra. El señor Johnson suspiró y dijo: "Sofía, ve a la oficina del director. Ahora mismo".
Sofía se levantó de su asiento, recogió sus cosas y salió de la aula, sintiendo los ojos de sus compañeros de clase sobre ella. Se dirigió a la oficina del director, preguntándose qué había hecho mal. ¿Por qué la habían mandado a la oficina del director? ¿Qué tenía que ver con todo lo que estaba sucediendo? La ansiedad y la confusión la seguían, y Sofía se sentía como si estuviera caminando hacia un abismo desconocido.
Sofía llegó a la oficina del director y se sentó en la silla frente a su escritorio. El director, un hombre amable y comprensivo, la miró con curiosidad y le preguntó: "Sofía, ¿qué pasó en la clase de matemáticas? El señor Johnson me dijo que no estabas prestando atención".
Sofía suspiró y explicó: "Lo siento, director. Es que tengo algunos problemas en casa y no puedo concentrarme en clase".
El director asintió con la cabeza y dijo: "Entiendo. A veces la vida personal puede afectar nuestro rendimiento académico. ¿Quieres hablar sobre lo que está pasando en casa?"
Sofía dudó un momento, pero luego decidió abrirse. "Es solo que... hay muchas cosas que no entiendo. Mi madre está enferma, y hay algunas personas que me están molestando. Y ayer pasó algo muy extraño en plaza fiesta..."
El director la escuchó atentamente y luego dijo: "Sofía, creo que sería beneficioso que hablaras con alguien que pueda ayudarte a procesar todo esto. Tenemos una psicóloga en la secundaria que puede ofrecerte apoyo y orientación. ¿Te gustaría hablar con ella?"
Sofía consideró la oferta por un momento y luego asintió. "Sí, creo que sí. Me gustaría hablar con alguien sobre todo esto".
Sofía se dirigió a la oficina de la psicóloga, ubicada en un rincón tranquilo de la secundaria. La psicóloga, una mujer amable y sonriente, se presentó como la Dra. Gómez y la invitó a sentarse en el sofá.
"¿Qué te trae aquí, Sofía?" preguntó la Dra. Gómez, con una voz cálida y comprensiva.
Sofía respiró profundamente y comenzó a explicar todo lo que le había estado pasando: la carta cifrada, los muchachos que la habían molestado, la sensación de que algo extraño estaba sucediendo en su vida. Pero, sin saber por qué, decidió ocultar el detalle más importante: la muerte del hombre en Plaza Fiesta.
La Dra. Gómez la escuchó atentamente, tomando notas y haciendo preguntas ocasionales. Cuando Sofía terminó de hablar, la psicóloga se recostó en su silla y dijo: "Sofía, parece que estás pasando por un momento muy difícil. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ayudarte. ¿Hay algo más que quieras agregar o algo que te preocupe especialmente?"
Sofía dudó un momento, pero luego negó con la cabeza. "No, eso es todo", mintió, sin saber por qué había decidido ocultar la verdad. La Dra. Gómez asintió y dijo: "Bien, Sofía. Vamos a trabajar juntas para encontrar una manera de manejar todo esto. Pero recuerda, aquí todo es confidencial. Puedes confiar en mí".
La Dra. Gómez se inclinó hacia adelante, con una expresión pensativa en su rostro. "Sofía, he estado pensando en lo que me has contado, y me parece que la carta cifrada es un elemento clave en todo esto. ¿Has pensado en quién podría ser el autor de esa carta?"
Sofía se encogió de hombros. "No tengo idea. Me parece que es alguien que quiere asustarme o confundirme".
La Dra. Gómez asintió. "Es posible. Pero también es posible que sea alguien que te conoce bien, alguien que sabe cómo hacerte dudar de ti misma".
Sofía frunció el ceño. "¿Qué quieres decir?"
La Dra. Gómez se recostó en su silla. "Bueno, Sofía, he estado pensando en las personas que te rodean. ¿Hay alguien que te haya estado molestando o acosando en el pasado?"
Sofía pensó por un momento antes de responder. "Bueno, hay un chico en la escuela que siempre me ha molestado. Se llama Alex. Pero no creo que sea él quien escribió la carta".
La Dra. Gómez anotó algo en su libreta. "Alex, ¿eh? Lo investigaré. Pero también hay alguien más que me parece sospechoso aguante sea imposible".
Sofía se inclinó hacia adelante, curiosa. "¿Quién?"
La Dra. Gómez dudó un momento antes de responder. "Tu padre, Sofía".
Sofía se levantó del sofá de golpe, con una expresión de confusión y terror en su rostro. "¿Qué? ¡Eso es imposible! Mi padre murió hace años".
La Dra. Gómez se mantuvo calmada, sin cambiar su expresión. "Sofía, escúchame. Sé que esto es difícil de creer, pero debemos considerar todas las posibilidades. ¿Hay algo que te haga pensar que tu padre podría estar... involucrado en esto?"
Sofía se rió, casi histérica. "¿Involucrado en esto? ¡Mi padre está muerto! ¡No puede estar involucrado en nada!"
La Dra. Gómez se levantó de su silla y se acercó a Sofía. "Sofía, cálmate. Lo sé, esto es mucho para procesar. Pero debemos explorar todas las posibilidades. ¿Hay algo que te haga recordar a tu padre en todo esto?"
Sofía negó con la cabeza, todavía en shock. "No... no hay nada. Esto es una locura".
Sofía recordó la frase completa de la carta cifrada y se le heló la sangre en las venas. "_SIEMPRE HE ESTADO CERCA DE TI, CUIDÁNDOTE EN TODO MOMENTO. AUNQUE PARA TI, YO SOLO SOY UN FANTASMA_". De repente, las piezas encajaron en su mente. El hombre que la había salvado en el baño... era su padre.
Miró a la Dra. Gómez con una expresión de shock y terror. "ESTA VIVO", dijo con voz temblorosa, antes de dar media vuelta y salir corriendo de la oficina.
La Dra. Gómez se quedó con la boca abierta, sin poder creer lo que acababa de escuchar. "Sofía, espera!", gritó, pero Sofía ya había desaparecido en el pasillo.
Sofía corrió hacia su locker, su corazón latiendo a mil por hora. Tenía que saber la verdad. Tenía que saber si su padre realmente estaba vivo. Abrió su locker y buscó algo, cualquier cosa que le pudiera dar una pista. Y entonces, vio una foto vieja en el fondo de su locker. Era una foto de su padre, sonriendo y abrazándola cuando era pequeña.
Sofía se sintió como si el mundo se hubiera vuelto del revés. Todo lo que creía saber sobre su vida era una mentira. Su padre estaba vivo, y había estado cuidándola en secreto todo este tiempo. Pero, ¿por qué? ¿Y por qué había esperado tanto tiempo para revelarse?
A lado de la fotografía había una nota y Sofía se quedó congelada, mirando la nota con horror. "Corre a casa, tal vez tu madre ya esté muerta". ¿Quién podía haber escrito eso? ¿Y cómo sabían la combinación de su locker?
De repente, todo lo demás se volvió insignificante. La revelación sobre su padre, la carta cifrada, todo se desvaneció en comparación con el miedo que sentía por su madre.
Sofía salió corriendo del pasillo, sin importarle que apenas habían transcurrido 45 minutos desde que llegó a la secundaria. Tenía que llegar a casa, tenía que asegurarse de que su madre estuviera bien.
Mientras corría, su mente estaba llena de pensamientos terribles. ¿Y si su madre ya estaba muerta? ¿Y si alguien había estado en su casa, esperando por ella?
Sofía no se detuvo a pensar en nada más. Solo corría, con el corazón latiendo a mil por hora, con la esperanza de que su madre estuviera viva y a salvo.