Curando Tu Alma

Diez minutos más tarde, entra Federico a la habitación para preguntarle si necesita algo porque ha aguantado demasiado tiempo en su oficina "tranquilo", cuando solo deseaba abandonar todo e ir a verla.

Él la ve todavía acostada, muy cómoda, con el celular en la mano y piensa que es demasiado linda, por lo que no quiere rendirse en conquistarla.

—¿Has avisado que te quedarás unos días internada?— cuestiona llegando a la camilla.

—¿Unos días?— responde con otra pregunta.

—Sí, tu herida puede infectarse o  internamente sea perjudicial— excusa seriamente.

—¿Y es obligación que me quede varios días?

—No, pero yo mismo te obligaré porque no quiero sufrir un peso de consciencia por no insistir.

Alma empieza a reírse por la seriedad que él demuestra, aunque sabe que se esconde una sonrisita detrás de esos lindos labios.

—Bien, no quiero ser fantasma, ni perturbar tu tranquilidad— acepta—Y sí, le avisé a mi madre que me quedaba hoy, aunque no sabía el tiempo puntual, pero mañana vuelvo a llamarla.

—Sí lo deseas, puedo hacerlo— se ofrece el doctor —Soy el profesional que está cuidándote, además fui el causante del accidente.

—Tranquilo, yo me encargo—le hace un gesto con su mano para restarle importancia—A todo esto; ¿Qué pasará con mi auto?

—Sí me autorizas, puedo pedir que lo remolquen y lo arreglen, así te lo entrego sano.

—Me parece bien— sonríe dejando idiota a Federico—Es lo que me debes— bromea.

—Desde que choqué tu auto te he debido mucho— sigue la broma—Creo que quedaré en bancarrota.

—¡Uy, sí!— dice sarcástica—La clínica se fundirá por mi culpa.

—Es cierto— continúa Fede—En fin, vine a ver si necesitabas algo antes de traer la cena.

—No, nada, pero tengo hambre— hace un puchero, agarrando su panza para demostrar que es cierto lo que dice.

El menor Belmonte, queda hipnotizado por ese pequeño gesto inocente, que mueve en él muchas sensaciones.

Sin embargo, Alma se recrimina mentalmente el actuar así, ya que ella jamás ha sido de esa manera; en todo caso demuestra ser fuerte y un "grano en el culo" hasta ganar o perder.

Aquí, con el bomboncito que tiene frente a ella, parece que se derrite y necesita su cuidado, cuando en toda su vida ha sido lo contrario, ya que desde sus diez años le han enseñado defensa y miles de cosas más que se necesitan para ingresar a la milicia, pero cuando se dió cuenta, se reveló negándose rotundamente a eso.

Su vida no fue formada para ser una mujer sumisa y dedicada al marido, sino para ser fuerte, tal cual necesita esa profesión que durante generaciones ha sido la que apaña a su familia. Aunque con este hombre quiere dejar esa coraza y volverse indefensa porque está muy segura que esos brazos podrán protegerla de todo.

¿Sus padres se lo permitirían? Seguramente sí, ya que a Federico se le nota la independencia y el poder que tiene, además de que tiene un buen trabajo. Sin embargo, ella no quiere su permiso, ni se los pediría. Incluso se podría decir que no estaría en sus planes presentárselos si tuviese oportunidad.

Sabe que se aprovecharán de cualquier hombre que aparente dinero o lo tenga. ¿Por qué? Simple. El padre de Alma ha desperdiciado todos y cada uno de sus ahorros en mujeres, siéndole infiel a la señora Ortega.

¿Ella sabe? Sí, claro que si. Lo descubrió a las malas cuando su hija tenía veinte años y encontró mensajes en el celular de su esposo. Aunque ya lo sospechaba porque dejó de trabajar al quedar embarazada y empezó a recibir pistas sin pies ni cabeza, pero él la supo convencer de que eran mentiras, manipulándola a su antojo.

Lo peor de todo es que él fue dado de baja con actitud deshonrosa porque no pasó una prueba de drogas y sólo tenía dos opciones nada favorables; Prisión o lo antes mencionado, pero en ninguna podría cobrar una indemnización, pensión o jubilación. Sin embargo, siguió siendo amigo del Coronel, por lo que podía contar con un pequeño grupo del ejército. Conformado más que nada por los nuevos integrantes como un método de prueba. Tal vez eran diez o quince hombres, pero servián para vigilar a su hija.

El abuelo de Alma era un buen Militar, aunque nunca llegó a ser Coronel, porque siempre hay un hombre mejor que otro, pero administró bien su dinero y consiguió una pequeña fortuna, lo que ahora es herencia.

Y sí, pidió que su nieta o próxima generación, entrara al Ejército porque conocía los problemas económicos que tenía su hijo y los que no se arreglarían fácilmente.

Antes de morir, le regaló y puso a nombre de Alma, la casa de dos pisos y su auto de colección Mercedes, el cuál sabe que estará en buenas manos con su nieta, sin contar que un doctorcito distraído iba a chocarlo.

Pero hay una verdad detrás de ese testamento.