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Entre Siglos Y Maldiciones

Entre Siglos Y Maldiciones

Status: En proceso
Genre:Romance / Época / Pareja destinada / Brujas / Reencarnación / Fantasía épica
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Lya RB

Desde que tiene memoria, Catalyn Spencer ha tenido poderes que la han llevado a ser discriminada incluso por su propia familia, pero solo su mejor amigo, Derek, la ha aceptado tal y cómo es. Sin embargo, cuando se encuentra con la bruja Victoria, su futura mentora, y la invita a unirse al aquelarre Eclipsis, descubrirá que Derek guarda más secretos de los que esperaba y podrían estar relacionados a una maldición mucho más oscura y peligrosa.
Los caminos de las personas están conectados por algo mas que el destino. Las mejores historias de amor a veces no tienen un final, a veces, ni siquiera tienen un comienzo y el hilo rojo podría romperse más de una vez.

NovelToon tiene autorización de Lya RB para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 7: Otoño y Ocaso

¿Qué hice?, ¿qué hice? - repetía Derek mientras daba vueltas por su habitación -. Tal vez no suceda tan rápido, pero haberle dicho que sé que es bruja...

Había cometido un error al haberle revelado la verdad a Catalyn, pero la desesperación en su pecho crecía con tanta rapidez que la única solución que se le ocurrió fue pedirle que usara su poder en él. Sabia lo que era sufrir por amor, pero nunca se había sentido tan vívido y agudo. El dolor se le hacia tan insoportable que habría dado lo que fuera por apagar sus sentimientos, incluso revelarle a Catalyn que sabía que tenía poderes.

Se miró al espejo y soltó un suspiro.

- Catalyn se veía feliz - se escuchó diciendo.

Y lo estaba.

El brillo en sus ojos al ver que su poder no era una abominación y que alguien de verdad quería ayudarla había sido demasiado notorio como para no sentir calidez en su corazón. La quería, demonios. No podía evitarlo.

Y se odiaba a si mismo por eso.

- Tal vez pueda resistir un poco más - dijo, en un vago intento de tranquilizarse -. Le enseñaré todo lo que sé, le enseñaré a defenderse y a ver su poder como algo hermoso. Es lo mínimo que puedo hacer.

Lo único que podía hacer, por ahora.

Y, bueno, el dolor a veces se hacía demasiado intenso y los recuerdos muy vívidos como para solo ignorarlos. Necesitaba de la tranquilidad que Catalyn le daba, apagar su mente por un instante y que ella controlara sus nervios. Al menos sacaría un poco de provecho de la situación...

Derek se encogió cuando una punzada de dolor le quemó el pecho.

Lanzó un suspiro.

- La quiero, no le haré daño - dijo en voz alta -. Es lo que menos quiero. Pero también quiero dejar de sentir, y ella tiene el interruptor.

Los efectos del poder de Catalyn aún le recorrían el cuerpo y habían apaciguado el dolor, pero amenazaba con salir a flote y ahogarlo. No podía depender siempre de ella, así que se alistó para dar un paseo por el parque y despejar su mente. Pero, sin querer hacerlo realmente, dirigió su mirada hacia su colección de pinturas y sintió la necesidad de tirar el cuadro de tulipanes. Odiaba lo que representaba, pero no podía deshacerse de él. Lo representaba. A lo que había vivido, lo que había soportado. Lo que estaba soportando en ese momento, lo que aún le faltaba por vivir. Aunque le gustara el lugar, no le gustaba lo que significaba.

Sintió el peso en sus hombros y apartó la mirada. Catalyn, su magia y ese cuadro le recordaban que seguía vivo, aunque no cómo hubiera querido.

Entonces, sintió que su garganta se cerraba y que su consciencia se apagaba.

Cuando menos lo esperó, empezó a temblar.

Los recuerdos le pasaron por la cabeza con tanta rapidez que juró haber podido ver las escenas frente a sus ojos como la primera vez que las presenció. Sintió náuseas y corrió hacia al baño, el mundo le daba vueltas. Alice, Catalyn, Helena... los nombres se le mezclaban en la cabeza junto con todas las escenas que había presenciado. El dolor de Alice era ácido y agonizante, el dolor de ellas era profundo, pero eterno. Como una flor marchita que aún vivía bajo la sombra, esperando porque las demás rosas la rescataran.

Se sintió mareado y terminó en el suelo de su baño, sudando frío y jadeando.

- No otra vez -. Se pasó las manos por la cabeza y respiró profundo -. No otra vez.

Estaba llorando, lo sabía. O al menos eso sentía. Se cubrió la boca y ahogó una carcajada. Se pasó las manos por el pecho y se aseguró de que su corazón siguiera latiendo. Le dolía la cabeza, le dolía mil infiernos. Se retorcio en el suelo y mordió una toalla, gritó, tan fuerte como pudo. Ya pasaría, ya pasaría. Siempre pasaba. Siempre lograba pasar por esa crisis, aunque se repitiera después con más intensidad. Veía luces, veía manchas negras. Vio sus manos, vio sangre. Vio fragmentos de sus pesadillas y cerró los ojos con fuerza.

- No va a pasar. No va a pasar - repetia, casi gritando -. No ahora.

Alzó su mirada hacia arriba y tomó una bocanada de aire. La cabeza le martillaba y seguía viendo luces bailando en sus ojos, pero se forzó a contener la respiración y luego respirar tan profundo como podía.

Catalyn. Catalyn. Catalyn.

La necesitaba. Demonios. La necesitaba.

Y no podía llamarla.

Catalyn. Alice. Helena. Victoria. Dolía, dolía bastante. Su cabeza se iba a partir en mil pedazos si no resistía, si no empujaba los recuerdos hasta el olvido. Si no luchaba, perdería la vida que había construido. Había tenido una oportunidad, ¿se acabaría tan rápido? Apretó sus muñecas y sollozó.

- Por favor, por favor - se escuchó rogando -. Ayúdenme.

Su vista se nubló por completo y su audición se cerró a un pitido ensordecedor.

- Ayuda - repitió, ahogado en lágrimas.

Y, entonces, el dolor paró.

Su vista se aclaró. Su corazón latió con normalidad.

Y Derek se desmayó en su baño.

                                      ***

El olor de los tulipanes llenaba tanto el aire que le resultaba embriagador. Sentía una suave brisa de primavera que le traía una marea de recuerdos que, en vez de causarle agonía como la mayoría, lo hacían sonreír. Se concentró en la picazón que le causaba el césped y el cálido tacto de la mano de ella sobre la suya. Volteó a verla, tan tranquila, tan serena. Parecía un angel, un ser de pura luz. Dormía con tanta paz que él quiso parar el tiempo solo para que ella descansara. Solo para verla. Solo para vivir a su lado. Sonrió, él era suyo. Ella era suya.

Nada podía ser más perfecto.

                                     ***

Derek se despertó con la vibración de su teléfono. Estaba a su lado, sonando en su nochero. Se levantó de su cama y miró hacia su alrededor, ¿qué hora era? Le dolían la cabeza y las muñecas. Habían manchas de sangre en el suelo y en sus sábanas, aunque sus manos habían dejado de sangrar. Estaba tan mareado que por poco se cae, pero se obligó a dar unos pasos y llegar hasta su espejo. Tenía ojeras y sus ojos aún estaban hinchados, pero sonrió al darse cuenta que había pasado una vez más por una de esas crisis. Seguía de pie. Seguía siendo él.

Parecía un soldado regresando a casa, pero se alegraba de ver su reflejo una vez más.

Sin embargo, su teléfono seguía sonando y, por un momento, temió lo peor. Se acercó a él con sigilo y lanzó un suspiro al ver que se trataba de Catalyn. Todo estaba bien.

Le contestó y alejó el teléfono de su oreja cuando ella gritó.

- ¿¡Dónde demonios estás!?

- En mi casa - respondió, aunque notó su voz ronca y desgastada. Se aclaró la garganta -. ¿Qué sucede?

- Dios, Derek, ¿estás bien? - Ella suavizó su voz -. Te escuchas mal.

- Si, estoy bien... Maldición, ¿qué hora es?

- Ya nos perdimos la primera hora de clase

.¡Siempre la recogía para ir juntos a la universidad!

- Lo siento tanto, Cat - dijo, corriendo por su habitación -. Me quedé dormido. Ya mismo voy por ti.

- Solo quiero saber si estás bien...

- Lo estoy, lo estoy. Nos vemos en tu casa.

Le colgó, antes de que ella siguiera insistiendo.

Cuando Catalyn lo vio llegar, ella bajó corriendo las escaleras. Salió, apresurada, casi tropezandose. Pero se detuvo frente a él casi de manera automática y solo se limitó a abrazarlo con brevedad.

- ¿Estás bien?

- Gracias a ti - sonrió, preguntándose si sería muy descarado de su parte usar su magia de nuevo.

- Me quedaré contigo hoy, si quieres. Puedo repetir el hechizo.

- Te lo agradecería. Lo necesitaré.

Y claro que lo iba a necesitar. Al llegar a su clase, vio a Alice sentada al lado de una chica de cabello oscuro y piel pálida y que le daba una mala impresión con solo verla. No entendía por qué, pero, aunque Vanessa lucía como una chica normal, todo de ella le parecía oscuro y sombrío. Como cuando sientes una tormenta a lo lejos y sabes que causará más desastres de los que se pueden prevenir. Pero Alice y Vanessa se veían felices. Lucían cómodas, hablando, riendo, como si un día antes Alice no hubiera destrozado el corazón de Derek. Sintió una punzada de dolor en el pecho y encogió sus manos en puños.

Ya estaba caminando hacia Alice, sin tener realmente alguna idea de lo que haria, pero sintió la mano cálida de Catalyn sobre la suya y el dolor disminuyó tanto que sintió mareos. Su respiración se calmó y su corazón latió con menos discordia. Sus emociones se apagaron y Derek lanzó un suspiro.

Catalyn aprendía bastante rápido.

- No lo hagas - escuchó su voz, susurrando -. No hagas algo de lo que después te vas a arrepentir.

Detestaba admitirlo, pero iba a necesitar a Catalyn más de lo que pensaba.

Se sentó unos puestos más adelante de Alice y Vanessa y se concentró tanto como pudo en la clase, pero aún sentía la magia de Catalyn controlando su ritmo cardíaco. Al menos hasta que aprendiera a lidiar con su rabia y dolor, seguiría aceptando su ayuda. Era un alivio no sentir.

En sus tiempos libres, Catalyn permaneció con Derek tanto como pudo.

- Creo que puedes dejar de hechizarme - le dijo con una sonrisa para cuando se acercaba la última hora de estudio -. Me siento bien siempre y cuando no la vea.

- ¿Estás seguro?

Derek asintió y el hilo de magia que los mantenía unidos se quebró. Catalyn jadeo y cerró los ojos. Derek frunció el ceño, parecía cansada.

- Si te sientes mal puedes decirme - dijo ella, pero la voz se le quebró -. Ya aprendí el hechizo a la perfección.

- ¿Quieres una lección? - le ofreció. Tenía que reconocer que le gustaba ver cuando los ojos de Catalyn se iluminaban - ¿Qué sabes hacer ya? - le preguntó y se acercó a ella.

- Si me concentro puedo escuchar casi lo que sea, aunque esté a distancia. Puedo mover objetos, prenderles fuego, aunque no siempre a voluntad. Puedo curar heridas y ciertos dolores... - la voz se le desvaneció -, pero no enfermedades. Puedo manipular más o menos los elementos...

- Sabes más de lo que crei. ¿Te parece si perfeccionamos tus habilidades con los elementos o tu control sobre las demás personas?

- Prefiero la segunda, no me gustaría que los libros se quemaran.

- De acuerdo. Primero, ya sabes controlar los latidos y la respiración, lo he sentido de primera mano. Pero también puedes controlar su circulación sanguínea, su visión, sus pensamientos, lo que quieras. Solo debes concentrarte en la energía que fluye por su cuerpo.

Vio que Catalyn desvió la mirada, parecía incómoda.

- No quiero hacerle daño a nadie.

- Sé que no, pero necesitas defenderte.

- ¿Podemos pasar a algo menos agresivo?

Derek asintió complacido de enseñarle.

Hasta entrada la noche, estuvieron practicando su magia. Desde cómo controlar mejor los latidos de alguien, a cosas tan sencillas como mover un libro. Catalyn parecía entusiasmada, mucho más cuando Derek se ofreció a regalarle un grimorio.

- Muchas gracias por enseñarme todo esto - le dijo ella, dándole un abrazo que duró un par de segundos más - ¿Tu cómo te sientes?

- Mientras esté distraído puedo mantenerme estable.

Pero no mientras la viera.

En ese momento, Alice entró de la mano con Vanessa. La chica le sonrió y Derek sintió que su pecho se aplastaba. Catalyn se percató de lo sucedido y apoyó su mano en el hombro de él, pero esta vez le costó más hacerlo sentir mejor. A veces sentía dolor, otras veces sentía rabia.

- Derek, por favor, respira - le dijo Catalyn -. Esto pasará, tarde o temprano. Eres más fuerte que todos los malos sentimientos, eres... - Catalyn jadeo y Derek volteo a verla -. Eres un hombre increíble..., por favor no te dejes derribar solo porque... porque alguien no supo ver lo que valías.

Catalyn se puso de pie, pero se tambaleó y se sostuvo de la mesa. Derek la sostuvo de inmediato, pero ya no sentía dolor. Sentia culpa. Catalyn estaba tan pálida que lucía como si en cualquier momento pudiera colapsar.

- ¿Te sientes bien? - le preguntó, ayudándola a mantenerse erguida.

- Si, si. Solo fue un mareo.

Tal vez se había excedido con su poder...

Catalyn le cogió el brazo con fuerza y cualquier atisbo de lo que sentia al ver a Alice se esfumó. Era la mejor medicina que pudiera probar. Su cuerpo se llenó de calidez y su mente disipó cualquier amargura que pudiera albergar. Si tan solo pudiera estar con ella en cada momento del día, podría callar lo que a él lo destrozaba.

- Vaya, estás mejorando bastante - le dijo, alejándose cuando Catalyn se lo indicó.

- Claro que si. Aprendo rápido - ella sonreía, pero se veía más enferma.

- Vamos a casa. Necesitas descansar.

Catalyn se limitó a asentir y a recoger sus cosas, pero Derek podía ver que le costaba respirar. Maldición, no debió haberle pedido controlar sus emociones y su estado físico tanto tiempo. Mantener un hechizo todo el día debio de dejarla exhausta. Catalyn caminaba en silencio y eso ya era preocupante. Necesitaba un amuleto, una reliquia, un grimorio, cualquier cosa que estuviera cargado con energía de una bruja. Incluso salir al aire libre podría ayudarla. Cualquier objeto que Catalyn pudiera canalizar, pero no tenía muchas opciones.

- Estoy bien - dijo ella después de un tiempo -. Deja de mirarme así.

Cruzaban los laboratorios para llegar al parqueadero y, aunque aún ella caminaba como si fuera a pisotear a alguien, notaba su respiración agitada y que su cuerpo temblaba.

- Estoy preocupado.

- Que bien, ya sabes cómo me siento yo contigo.

Derek rodó los ojos, pero justo unos segundos después, Catalyn trastabillo de nuevo y Derek la sostuvo.

- Puedo caminar... - alegó Catalyn.

- Deja de ser terca.

- No quiero... - apenas si podía hablar - que me cargues.

Derek la cargó en brazos antes de que se cayera por completo.

¿Tanto la había hecho esforzarse con su magia como para que se desmayara?

1
Andrexenx
Sii por fin
Andrexenx
😥
Andrés Felipe Hernández
"Te vamos a matar si sigues con tus chingaderas, mamón. Ponte con tus mamadas y te descuartizamos y tiramos de comer a los perros. Andate con cuidado porque no sabes con quién te metes, krnal"

-Victoria (2024)
Andrés Felipe Hernández
VIVAN LOS NOVIOOOOOOOOS!!
Andrés Felipe Hernández
Algo no me agrada aquí... >:v
Andrés Felipe Hernández
Eh, esa es mi frase
Andrés Felipe Hernández
"Para aprovechar la corriente del rie, no corres en su contra; te dejas llevar por el impulso de su cauce"
Andrés Felipe Hernández
So Easy (Soy ese)
Andrés Felipe Hernández
"Gracias a ti, Andrés pasó sus parciales; si eso no fue magia, ¿entonces que fue?"
Andrés Felipe Hernández
"Esto está mal, muy mal"
¿Es normal que las shippee?
Andrés Felipe Hernández
Auch
Andrés Felipe Hernández
¡¡Empieza el entrenamiento, pongan la canción de Rocky Balboa!!


*Motivational Música intensified"
Andrés Felipe Hernández
Imagino la escena en mi cabeza y la cara de Catalyn tipo: :0
Andrés Felipe Hernández
Fue un suspiro de "Dios, menos mal que aún tiene"
Andrés Felipe Hernández
Rutina de skincare y 10 ave Marías Bv
Andrés Felipe Hernández
De noche: Un aquelarre de magia
De día: Call Center de portabilidad de Claro :v
Andrés Felipe Hernández
No digas eso, chiquita
Andrés Felipe Hernández
Golpe bajo :v
Andrés Felipe Hernández
¿Que quien es Catalyn?
para unos, una extraña
para mi, mi diosa
mi aire vital para respirar
mi corazón palpitante
mi medicina
mi uso de razón
Andrés Felipe Hernández
AGARRENME que la mato :)
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