Se supone que enamorarse te lleva a las nubes, pero Ariel no tiene experiencia en ese tema. ¿Qué debes hacer cuando tienes pretendientes que quieren conquistar tu corazón? ¿Cómo debes reaccionar cuando uno de ellos te rompe el corazón? Ariel tendrá que explorar su corazón romántico para poder tener su primer romance de verdad y así lograr ser feliz de verdad.
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SI ME ANIMO
Habíamos terminado de cenar. Papá se encargó de preparar el botín y todo para que pudiéramos disfrutar.
—Deberíamos bailar —dice Lea.
—¿Bailar? —Pregunta Hium.
—Sí. Ariel, ¿te acuerdas de que en mi boda bailamos El Chuntaro Style? —Dice mi hermana.
—Sí, es cierto, hay un video. ¡Se los voy a mostrar! —Dice Paola.
Empieza a buscar en la galería de su celular.
—¿Quieres bailar? —Me animo a preguntarle a Lea.
Ella sonríe ampliamente.
—Sí. Enséñale a Gustavo, ya ves que él no baila mucho —responde ella y mira con recelo a su esposo.
—¡Órale Gustavo! Ponte las pilas.
Mi cuñado se ríe, termina de beber su cerveza.
—Ponga música y me prendo —Dice Gustavo con mucha seguridad.
Paola encuentra el video y se los muestra a los otros tres hombres. Hium, Hiram e Israel.
—Alexa. Reproduce Acaríñame —le pido a la bocina inteligente.
—Reproduciendo Acaríñame de Los Ángeles Azules y Julieta Venegas en Spotify.
La melodía empieza a reproducirse y mi hermana empieza a bailar con su esposo. Paola se anima a sacar a bailar a Hium y entonces, mi primo se acerca a mí.
—¿Quieres bailar conmigo? —Fue tan inesperado su gesto.
—Bueno.
Nos tomamos de las manos y comenzamos. ¡Obvio que yo era bueno bailando cumbia!
—Gracias por sacarme a bailar —le digo a Hiram.
Asiente.
—Te saque para que en la próxima canción, Israel se aviente a sacarte. Para que vea que si bailas.
—Que buena onda eres —le digo.
Me da unas vueltas, me hace girar, miro por unos segundos a Israel y él mira. Sonríe, sus ojos me observan. ¡Se me acelera el corazón!
Termina la canción.
—Alexa, Bombo y Maracas —le pide Lea
—Reproduciendo Bombo y Maracas de Sonideros de MÉX USA en Spotify.
La melodía comienza a sonar y tal como lo planeo Hiram, Israel me pide bailar. ¡Me contengo! Me obligo a contener la tranquilidad. ¡Estoy feliz de esto! Sus manos se entrelazan a las mías. La base de cumbia es con sabor y él tiene buen ritmo. ¡Me gusta! Nos acoplamos rápido.
—¿Te gusta bailar mucho? —Él inicia la conversación.
—Sí. Es divertido.
—¿Cómo aprendiste?
—Mis hermanas me enseñaron. A ellas también les encanta el baile.
Me marca una vuelta y yo me entrego a él. Sus manos me dirigen, él me baila a su gusto y en mi alma hay un placer enorme por poder bailar con él. El sonido del arpa me agrada y de pronto, una de sus manos se posa sobre mi cintura y yo le tomo del hombro izquierdo.
—Parece que tienes una cintura fina —dice.
—¿Te parece? Suelo comer muy bien.
Sonríe. Siento como su mano acaricia mi costado. Si la tela de mi playera no existiera, literalmente él estaría acariciando mi piel. ¡Mis pensamientos! Me ruborizo.
—Creo que tienes buen físico. Mientras nadábamos en la presa, no pude evitar ver la belleza de tu cuerpo. ¡Eres un chico guapo!
¡Siento que me derrito ante él! Todos mis sentimientos están que explotan de la emoción y quiero que la canción no termine. ¿Acabo de escuchar bien? ¿Dijo que soy guapo?
—Gracias por tu halago. Me haces sentir bien.
Me da unas cuantas vueltas antes de que la canción termine.
—¡Gracias por bailar conmigo! —Dice él.
Y entre canción y baile, entre cerveza y risas; esa noche estuvo muy agradable. Nos estábamos divirtiendo muchísimo. ¡Me encanta todo el ambiente que habíamos creado!
—Tengo que irme, ya me siento un poco cansado. ¡Muchas gracias por este día! —Israel se está despidiendo.
—Cuídate mucho. Nos vemos mañana —le dice mi padre.
Con toda la felicidad del momento, me armé de valor para hacer algo que nunca había hecho antes.
—Te acompañó a la salida —le digo.
Asiente, parece feliz.
El viento de la noche nos recibe de forma agradable. Me recargo contra el zaguán y la luz de la luna hace que nuestras miradas brillen.
—Gracias por la hospitalidad de tu familia, la verdad si me la pase muy bien —su forma de agradecer me gusta.
—Ya sabes. Esta es tu casa y nosotros somos tus amigos —le digo.
—Sí, lo tendré presente —se acerca a mí y extiende su mano para despedirse.
Correspondo y por unos segundos sacudimos nuestras manos que están fundidas en una unión muy agradable.
Suelta mi mano y se aleja de mí, se dirige a su vehículo. ¡Mi corazón late! La luna me alumbra y todos mis sentimientos se juntan para poder hacer que yo sienta la necesidad de expresar lo que siento.
—¡Israel! —No me da miedo llamarle.
Se detiene, ya no abre la puerta de su camioneta y corro hasta él. Me mira, con fijeza, me observa, sonríe y me acercó a él.
—¿Pasa algo? —Se anima a preguntarme.
Mi corazón late a toda fuerza y por primera vez en la vida, yo quiero expresarle a alguien lo que siento.
—Tengo que decirte algo importante. ¡Me gustas!
Nuestras pupilas se observan atentamente, no siento miedo de haberlo expresado y muy en el fondo de mi corazón me siento feliz.
—¿Te gusto?
—Sí. Y no quería admitirlo, pero es verdad. ¡Me gustas!
Parece sorprendido y a la vez confundido, supongo que no esperaba escuchar algo así de parte mía.
—¡Gracias por gustar de mí! —Y con mucha seguridad, se acerca a mí y planta un beso en mi frente—. Pensaré en lo que acabas de decirme.
Sus labios se impactaron en mi frente una segunda vez y eso hizo que mi corazón estallara en muchas sensaciones sentimentales. ¡Esto era una locura!