"Fantaseo Con Esas Curvas" es una novela que narra la historia de un hombre que, a pesar de los estereotipos y las normas sociales, se enamora perdidamente de una mujer con sobrepeso. Alejandro, un joven exitoso y atractivo, ha pasado toda su vida rodeado de mujeres delgadas y "perfectas" según los cánones de belleza establecidos. Sin embargo, un día conoce a Sofía, una mujer con curvas generosas que cautiva su corazón desde el primer momento. A medida que su relación avanza, Alejandro debe enfrentarse a sus propios prejuicios y a la presión de su entorno, que no entiende cómo puede estar enamorado de alguien que no encaja con los ideales de belleza tradicionales. Sofía, por su parte, lucha por aceptarse a sí misma y superar sus inseguridades, mientras descubre que el amor verdadero puede encontrarse en los lugares más inesperados.
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Capitulo 22
Alejandro
Despierto con la calidez del sol acariciando suavemente mi rostro. Abro los ojos y me encuentro con la visión más hermosa que puedo imaginar: Sofía, durmiendo plácidamente entre mis brazos, con una expresión de absoluta tranquilidad en su rostro.
La observo con una mezcla de adoración y asombro, maravillado por la belleza y la serenidad que emanan de ella. Es como si, en su presencia, el mundo a mi alrededor se redujera a un mero telón de fondo, dejándome absorto en la perfección de su ser.
Con sumo cuidado, acaricio su mejilla, deleitándome en la suavidad de su piel. Ella se mueve ligeramente, y una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios, llenando mi corazón de una dicha indescriptible.
-Buenos días, mi amor -susurro, depositando un suave beso en su frente.
Sofía abre lentamente los ojos, y me recibe con una mirada cálida y llena de ternura.
-Buenos días, mi vida -responde, en un susurro casi inaudible, mientras se acurruca más cerca de mí.
Nos quedamos así por unos instantes, simplemente disfrutando de la mutua compañía y de la serenidad que nos rodea. Es un momento mágico y único, en el que nada más parece importar, excepto la conexión que nos une.
De pronto, Sofía se incorpora ligeramente, apoyándose en su codo, y me mira con una expresión seria, pero a la vez llena de determinación.
-Alejandro, hay algo de lo que quiero hablarte -dice, su voz cargada de una seriedad que me llena de inquietud.
Siento cómo mi corazón comienza a latir con más fuerza, temiendo lo peor. ¿Acaso ha cambiado de opinión sobre nuestra relación? ¿Sobre nuestros planes de formar una familia?
-Claro, mi amor -respondo, intentando mantener la calma-. Puedes contarme lo que sea.
Sofía toma una profunda respiración, y puedo ver cómo la determinación se refleja en cada uno de sus gestos.
-Alejandro, sé que las cosas no han sido fáciles para nosotros -comienza, su voz ligeramente temblorosa-. Hemos tenido que enfrentar los prejuicios y las críticas de algunas personas.
Asiento en silencio, recordando la dura conversación con Marcos y la reacción tan diferente de Ernesto.
-Pero, mi amor -continúa, tomando mi mano con suavidad-, quiero que sepas que nada de eso me importa. Tú eres lo único que me importa en este mundo, y estoy dispuesta a luchar por nuestro amor sin importar lo que digan los demás.
Siento cómo una oleada de emoción me invade por completo, y no puedo evitar que las lágrimas de felicidad broten de mis ojos.
-Sofía, mi vida -susurro, atrayéndola hacia mí para envolverla en un cálido abrazo-. No sabes cuánto significa eso para mí. Tú eres mi todo, y no voy a dejar que nadie se interponga en nuestro camino.
Ella me mira con una expresión llena de determinación, y puedo ver cómo un brillo especial ilumina sus ojos.
-Alejandro, quiero que sepas que, pase lo que pase, estaré a tu lado -dice, con una convicción que me deja sin aliento-. Quiero que formemos una familia, que criemos a nuestros hijos juntos, y que demostremos al mundo que nuestro amor es más fuerte que cualquier prejuicio.
Siento cómo mi corazón se hincha de orgullo y emoción, y no puedo contener las lágrimas que brotan de mis ojos.
-Sofía, mi amor -respondo, con la voz entrecortada por la emoción-. Eso es lo que más deseo en este mundo. Quiero compartir mi vida contigo, crear un hogar lleno de amor y felicidad.
La beso con una ternura y una pasión que parecen consumirme por dentro, sintiendo cómo nuestras almas se funden en un solo ser. Cuando finalmente nos separamos, Sofía me mira con una sonrisa radiante, y puedo ver reflejado en sus ojos todo el amor y la confianza que siente por mí.
-Entonces, mi amor -dice, con una mirada traviesa-, ¿qué tal si empezamos a trabajar en esos bebés que tanto queremos?
Suelto una carcajada, sintiendo cómo la alegría y la emoción se apoderan de mí.
-Por supuesto, mi vida -respondo, atrayéndola hacia mí para besarla con fervor-. Estoy listo para darte todo lo que tengo y crear una familia a tu lado.
Nos fundimos en un abrazo cálido y apasionado, dejándonos llevar por la pasión y la entrega que nos embarga. En ese momento, nada más importa, excepto el amor que compartimos y la promesa de un futuro lleno de felicidad y dicha.
A medida que los días pasan, nuestros planes para formar una familia cobran cada vez más fuerza y determinación. Sofía y yo discutimos sobre nuestras expectativas, nuestros sueños y nuestras esperanzas, construyendo juntos un proyecto de vida que nos llena de ilusión y emoción.
Un día, mientras desayunamos en la cocina, Sofía me mira con una expresión сера, pero a la vez llena de ternura.
-Alejandro, hay algo de lo que quiero hablarte -dice, tomando mi mano con suavidad.
Siento cómo un nudo se forma en mi garganta, temiendo lo peor.
-¿Qué ocurre, mi amor? -pregunto, con un deje de preocupación en mi voz.
Sofía me sonríe con dulzura, y puedo ver cómo una pequeña chispa de emoción brilla en sus ojos.
-Estoy embarazada, Alejandro -susurra, apretando suavemente mi mano.
Siento cómo mi corazón se detiene por un instante, y una oleada de emociones me invade por completo. Alegría, emoción, incredulidad... todo se mezcla en mi interior, dejándome sin palabras.
-¿Em-embarazada? -balbuceo, sintiendo cómo las lágrimas se agolpan en mis ojos-. ¿De verdad?
Sofía asiente, con una sonrisa radiante que ilumina su rostro.
-Sí, mi amor -responde, acariciando suavemente mi mejilla-. Vamos a tener un bebé.
Sin poder contenerme más, la abrazo con fuerza, sintiendo cómo mi alma se llena de una dicha que parece consumirme por dentro.
-Oh, Sofía -susurro, entre sollozos de emoción-. No sabes cuánto he soñado con este momento. Te amo, te amo con todo mi corazón.
Ella me devuelve el abrazo con la misma intensidad, y puedo sentir cómo su cuerpo tiembla ligeramente por la emoción.
-Y yo a ti, mi amor -responde, con la voz entrecortada-. Juntos vamos a criar a nuestro bebé con todo…
Mientras ellos sean felices, los demás les resbale.