Viviana Smith, ha estado enamorada de Tomás Jhonson desde su primer año en la universidad, fue para ella amor a primera vista, lastimosamente el solo tiene ojos para su novia Kendall, vivían se ha resignado, está segura que nunca va a tener una oportunidad con él, pero debido a una trampa puesta por Jeimy su mejor amiga y hermana de Tomás, ellos terminan casados, durante varios meses Vivían sufre por los desplantes y desprecios de Tomás, pero un día, después de un fatal accidente, ella decide olvidarse de él marcharse lejos, pero jura vengarse de las personas que le hicieron daño y acabaron con lo más preciado para ella.
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Capítulo 8
Todo un caballero.
Vivian
La alarma del despertador suena y la apago, hecho las sabans a un lado y me levanto con pereza de la cama, voy directo al baño y me desnudo, me doy una ducha y al terminar me paro frente al tocador y al ver mi reflejo en el espejo agradezco a mi rutina de skincare por ayudarme a que hoy amaneciera sin bolsa en los ojos.
Cuando salgo del baño escucho que tocan la puerta de mi habitación.
- Adelante. - digo mientras busco mi ropa interior, sé que se trata de Carmen.
- Buenos días señorita, ¿Qué va a querer para desayunar? - me sorprendo al escucharla llamarme señorita la miro extrañada.
- Homelet con tostada y café por favor. - le digo, ella sonríe, cómo estoy con buen tiempo decido cambiarme después de desayunar.
¿ Por qué me habrá llamado señorita? me cuestionó, la respuesta llega muy rápidamente, es obvio anoche escuchó todo lo que me dijo Tomás, y como él durmió en otra habitación, ya ella debe saber que entre nosotros no hay ninguna relación marital.
Una hora después estoy lista, me miró en el espejo y sonrió satisfecha. Hoy mi atuendo consiste en un vestido ajustado al cuerpo, la parte de arriba es de color crema con flores estampadas negras, cuenta con un ajuste en la cintura, agregen un cinturón negro, la parte inferior es negra y me llega un poco más abajo de la rodilla, tacones estilete negro, bolso de igual color y mis accesorios son dorados, mi cabello lo llevó recogido esta vez en un chongo bajo, y dejé unos mechones de delante por fuera, nuevamente mi maquillaje es algo sutil, pero formal.
- Se ve muy bien señorita. - me alaga Carmen y sonrió.
- Gracias Carmen. - digo. - Ya me marchó.
Salgo de la habitación con ella tras de mi, cuando terminamos de bajar las escaleras, sentimos la presencia de Tomás.
- Buenos días señor. - saluda Carmen, él se mantiene en silencio y pasa por nuestro lado ignorandonos, ella lo mira con molestia y no puedo evitar sonreír.
- ¿Va a venir almorzar hoy señorita? - me pregunta ahora sonriendo amable.
- No lo sé, te aviso cualquier cosa. - digo, ella asiente.
- Que tenga buen día. - se despide.
- Igualmente. - digo y sonrió.
Salgo de la casa y me paró en la acera, miro mi celular y resopló, se supone que el taxi estaba esperandome, que fastidio. Escucho que la puerta de la cochera se abre y a los pocos segundos el Audi RS5 de Tomás sale de este, hace un giro a la derecha y pasa frente a mi a toda velocidad, los vidrios poralizados de las ventanas no me permitiwrin verlo, pero aún así pude sentir su mirara hostil.
Suspiro con tristeza, un verdadero esposo se tomaría la molestia de llevar a su esposa al trabajo, pero obvio eso es algo que Tomas no contempla, siento aquel ya familiar dolor en el pecho, una vez más mis lágrimas amenazan con salir, pero inhalo profundamente para evitarlo, el taxi llega un minuto después y echo todo mis pensamientos tristes hacia atrás de mi cabeza.
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Las puertas del ascensor se abren y le sonrió a Pamela quien se encontraba ordenado las revistas que siempre reposan en la mesa del área de espera.
- Buenos días Pamela, ¿Cómo amaneciste? - cuestino hiendo a la recepción, dónde se encuentran nuestros puestos de trabajo.
- Bien, ¿Y tú? - pregunta está sonriendo.
- Muy bien.
- Genial, espero que hoy sea un buen día, ayer lo hiciste muy bien, si sigues así, conseguirás ese contrato permanente. - me anima y le sonrió.
Pamela es una chica muy amable y cordial, tiene 25 años, aunque no está casada, actualmente vive con su pareja y tienen un hijo de 5 años, lleva trabajando tres años en la compañía y su pareja dos, él hasta hace poco se desempeñaba como operario, pero ahora entro al programa de prácticas pues estaba estudiando Ingeniería industrial y ahora solo le faltan sus pasantías para titularse.
- Eso espero. - comento, ella termina de ordenar las revistas y camina hacia mí, en ese momento decido preguntarle algo que ayer no hice por pena. - Oye, ¿ El señor Salvatierra cómo es? - cuestino. - Ayer fue muy amable conmigo, pero bueno, la chica de ayer salió disparada de aquí.
Ella sonríe. - El jefe es un buen hombre, en general es tranquilo, pero le molesta mucho la ineptitud, le gusta que las cosas se hagan bien o si no, que no se hagan, ese es su lema. Hay gente que te dirá que es un obseso del control y que todo lo quiere perfecto, pero, ¿No sé consigue un imperio como Industrias Salvatierra siendo mediocre verdad? - cuestina y le doy toda la razón.
Las puertas del ascensor se abren y el susodicho hace su entrada, con su porte imponente.
- Es muy guapo, ¿Verdad? - susurra Pamela a mi lado.
No le respondo, aunque debo de darle la razón , ¡El hombre es un monumento a la belleza! Comenzando por su fascinante altura, mide aproximadamente 1,85 centímetros, es constitución gruesa, de hombros y espalda ancha, pero todo es puro músculo por lo que se alcanza a apreciar, su tes es clara, tiene el cabello lacio negro, unas pobladas cejas y largas pestañas, sus ojos son de un azul oscuro impresionantes, su nariz es perfectamente cosmética con su rostro y su labios son de color rosa, ni gruesos ni delgados, tiene un rastro de barba que le luce muy bien. Hoy viste un traje azul oscuro que le queda de muerte.
- Buenos días bellas damas, ¿Cómo amanecieron hoy? - cuestiona llegando a nuestro lado.
- Bien jefe, muchas gracias, ¿ Y
usted? - responde Pamela sonriente.
- Muy bien. - responde y me mira.
- Bien, muchas gracias. - digo y le sonrió igual.
- Llegó primero que yo señorita Smith, hasta ahora quien me había superado en la puntualidad era Pamela. - comenta y solo logro sonreír algo nerviosa ante aquello.
- Muy bien, venga a mi oficina en cinco minutos. - dice y pasa por nuestro lado.
- Creo que le agradas. - comenta Pamela cuando esté ya ha entrado a su oficina.
- ¿Tu crees? - pregunto incrédula.
- Sí.
Aquello me da un poco de emoción.
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Miro la hora en mi reloj y resoplo con cansancio al ver la hora, son las 21:00 de la noche, todavía estoy en la oficina, hoy había sido un día tranquilo, pero a las 17:00 de la tarde se presentó un inconveniente con la producción de algunos enlatados, a él señor Salvatierra le gusta supervisar estos inconvenientes o errores de cerca y estar al tanto de las soluciones y hasta si es necesario resolverlos el mismo, eso me había dicho Pamela y lo pude comprobar.
- Muy bien señorita Smith, eso es todo por hoy. - dice después de varios minutos. - Lamento haberle hecho quedarse horas extras, pero no sé preocupe, serán remuneradas. - comenta, le sonrió.
- No es ningún inconveniente. - respondo, él asiente.
- Bueno, vamos marchaos a vuestra casa. - dice y asiento.
- Permiso señor, que tenga buena noche. - me despido.
- Gracias y igualmente.
Salgo de la oficina y voy hacia mi lugar de trabajo donde está mi bolso, lo tomo y guardo mi celular y la tablet en este, apagó el computador y me aseguro de dejar todo en orden.
Camino hacia el ascensor y pincho el botón para llamarlo, demora unos segundos en subir y cuando por fin abre su puertas entro y marco el piso 1, justo cuando las puertas se van a cerrar el señor Salvatierra sale de la oficina.
- Detenedlo por favor. - dice, impidó que las puertas se cierren y el señor apresura el paso.
- Muchas gracias. - dice al entrar y pincha el botón del estacionamiento.
- De nada. - respondo.
Nos mantenemos en silencio por varios segundos hasta que el ascensor se detiene en el piso 1.
- Buenas noches señor. - digo y salgo del lugar. El me mira curioso y detiene las puertas del aparato con sus manos.
- ¿ Usted no tened auto? - cuestina.
- No.
- ¿ Se va a ir en taxi?
- Sí, pienso pedir uno en la aplicación. - digo señalando mi celular, el frunce el entrecejo.
- Señorita Smit, permítame llevaros a su casa. - dice y lo miro sorprendida.
- No.. no hace falta señor yo puedo...
- De ninguna manera puedo permitir que tome un taxi a está hora, podría ser peligroso, he oído que esas aplicaciones no brindan mucha seguridad. - comenta y tengo que darle la razón.
- Está bien. - acepto su oferta y me adentro al ascensor nuevamente. - Muchas gracias señor.
- No es nada.
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Al llegar al auto de el señor Salvatierra el cual es un Mercedes Benz clase s 2021 de color negro, el me abre la puerta del pasajero y le sonrió.
- Gracias. - digo y entro al auto, luego el cierra la puerta y lo rodea para tomar el lugar del conductor.
- Colocaos el cinturón de seguridad señorita Smith, no quiero que sufran ningún daño. - dice y no sé porque aquello me hace sentir apenada y al mismo tiempo agradecida.
- ¿ Le puedo preguntar algo? - cuestiona interrumpiendo el silencio que manteníamos desde que él encendió el auto.
- Claro.
- ¿ Por qué tomó la decisión de casarse tan joven? - su pregunta me ha dejado un poco choqueada porque no sé cómo responderle sin decirle todo la verdad.
- La verdad , ni yo misma lo sé. - respondo. - Fue algo que.... Es complicado de explicar. - respondo él asiente.
- Entiendo, fue una pregunta imprudente de mi parte.
Quisiera decirle que no es así, pienso que es normal que sienta curiosidad, después de todo muy pocas personas se casan hoy en día a mi edad, pero si le digo eso tendré que contarle todo y la verdad es algo que no me apetece contarle ni a él, ni a nadie.
- ¿ Tened hermanos? - pregunta ahora.
- No, soy hija única. - respondo. - Bueno eso creo, la verdad no sé si mi padre tiene más hijos. - digo, él me mira por un instante confundido. - Mi padre se fue con otra mujer cuando yo tenía 6 años. - explico y él asiente
- ¿Usted tiene hermanos? - pregunto ahora.
- Sí, dos, un hermano mayor y una hermana menor. - responde. - El mayor es cardiocirujano y la menor es abogada.
- Debe de ser muy lindo crecer con hermanos. - comento con algo de tristeza.
- Lo es, aunque nunca faltan las peleas. - comenta este y sonríe sinceramente
!Oh cielos! Si pensaba que no había manera de que este hombre se viera más guapo, estaba equivocada.
Siento mis mejillas calientes ante ese pensamiento y miro hacia el lado contrario.
- ¿ Voy por el camino correcto? - pregunta.
- Sí, sí, a tres manzanas doble a la derecha. - digo y este asiente.
- ¿ Su esposo tiene la misma edad que usted? - pregunta nuevamente.
- No, es dos años mayor que yo. - respondo. - ¿ Por qué lo pregunta? - indago curiosa.
- Por nada. - responde pero sé que no ha sido sincero, sin embargo decido dejar las cosas así. Nos mantenemos en silencio hasta que el auto llega a la calle donde está la casa.
- Es esa que se ve por allá. - digo señalando el lugar, el asiente y segundos después se detiene justo enfrente, quitó el cinturón de seguridad y voy a abrir la puerta, pero el me detiene
- No lo haga. - dice, lo miro preocupada. El solo sonríe, se quita el cinturón de seguridad, abre la puerta de su lado y sale del auto, lo rodea y entonces me abre la puerta.
.- Gracias. - digo mientras salgo del auto.
- No hay nada que agradecer señorita Smith. - comenta.
Le sonrió y asiento
- Que tenga una buena noche. - me dice.
- Igualmente. - espero a que se meta en el auto y se marche, pero se mantiene estático y lo miro curiosa.
- Debo asegurarme de que entre a su casa sana y salva señorita Smith.- dice y entonces comprendo.
- De acuerdo, lo siento. - me disculpo y camino hacia la entrada, meto la llave en la ranura y cuando la puerta se abre y entro, veo por la ventana que él se mete al auto y entonces se marcha.
Sonrió.
Definitivamente no solo es guapo, también es todo un caballero.
bendiciones