Mário, Mariano y Marisa son tres hermanos que viven en São Paulo. Mário y Mariano son gemelos, lo que hace que uno esté bastante ligado al otro. Mientras uno de ellos tiene su rutina de fiestas y chicas todas las noches, el otro se queda en casa junto con su hermana, que, por la ausencia de los padres que están viajando por trabajo, se ve obligada a cuidar de la casa y de sus dos hermanos.
Los padres de los chicos trabajan con las mayores industrias, productoras de papel higiénico y otras de chocolates y café. En un día común, Mário sale a una de sus fiestas, Mariano se queda en su cuarto acostado en su cama, y en cuanto el hermano regresa con otra de sus chicas, terminan discutiendo. Al día siguiente, los hermanos van a la escuela, y una vez más Mário está con resaca.
En la escuela hay un chico en particular con el que a los dos hermanos les encanta practicar bullying: Erick, un muchacho tierno y dulce, que sufre tanto en su casa como en la escuela. Pero un día su vida cambia de rumbo cuando es invitado a ir a una fiesta.
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Capítulo 11
Mário Narrando
Después de que salí de la casa de Erick, mi hermano pensó que había pasado algo entre nosotros, confieso que hasta quería que hubiera pasado, pero no sé si estoy listo para asumir ante todo el mundo mi sexualidad.
Debo decir que me quedé pensativo con respecto a eso, nunca había estado con ningún hombre, Erick fue la primera persona que despertó esos sentimientos en mí, él parecía ser frágil y dulce, tal como me gusta.
Antes de que él me encontrara sentado en el banco, intenté estar con una chica, pero solo él me venía a la cabeza, parece que mi mundo gira en torno a él.
Estábamos dentro de mi coche y Mariano me estaba mirando fijamente con los brazos cruzados, aún no habíamos hablado sobre la escena del baño.
- ¿Por qué me estás mirando de ese modo? - pregunté ya sabiendo la respuesta
- ¿No tienes nada que decirme? - dijo él frunciendo el ceño
- No tengo nada que decirte
En ese mismo momento Marisa aparece, abre la puerta y se sienta en el asiento de adelante.
- Disculpen la demora doncellas, la profesora me retuvo ahora a la salida - habló la chica sonriendo levemente
Al notar el clima que había dentro del coche, Marisa arqueó la ceja.
- ¿Qué les está pasando a ustedes dos?, están tensos - preguntó la chica revoleando los ojos
- Nuestro hermanito no me cuenta nada, aquel día él durmió en la casa de Erick, sin avisarle a nadie, y hasta ahora no nos dio una respuesta clara, y hoy los pillé a ellos dos casi comiéndose encima del lavabo del baño - dijo Mariano perplejo
- No estábamos comiéndonos, apenas estábamos conversando - hablé sonriendo
- Desde mi punto de vista no pareció eso
- Eres pesado hermano - hablé cruzando los brazos
- Mário, una hora u otra vas a tener que asumir lo que sientes, no se puede seguir de este modo, vas a terminar hiriendo los sentimientos de Erick, ¿y eso es lo que quieres? - preguntó Marisa mirándome fijamente
Realmente ella no estaba equivocada, yo tenía miedo de terminar lastimando a Erick, yo sé que él está enamorado de mí, pero no sé si puedo seguir adelante con eso.
- Yo jamás quiero lastimarlo
- Hermano, confía en nosotros, podemos darte un consejo, qué sé yo - dijo Mariano agarrando mi hombro
- Está bien, si ustedes tanto quieren saber, les cuento - hablé y respiré profundamente
Mariano y Marisa se acomodaron cómodamente como si fueran niños preparándose para oír alguna historia.
- Estos días dije que iba a dar una vuelta, y realmente fui a dar una vuelta. Estaba en la Plaza del centro y encontré a una mina muy guapa, nos besamos y todo, iba hasta a pasar aquello sabroso.... - fui interrumpido
- Corta la ñoñería y la guarrada, ve a los finales - dijo Marisa haciendo ruido de vómito
- Continuando, estábamos yendo a los finales, sin embargo yo no estaba sintiendo placer, la única persona que venía en mi cabeza fue Erick, y fue por eso que yo fui a parar en la casa de él - respiró pausadamente
- ¿Pero ustedes se besaron? - preguntó Marisa curiosa
- No, parece que él tiene miedo de mí, no es para menos después de todo lo que hicimos con él - hablé bajando la cabeza
- Realmente nosotros hicimos cosas malas, pero si él ama a usted, con certeza él va a perdonarte por eso - dijo Mariano sonriendo
- Entonces gente, resumiendo, yo estoy enamorado de Erick, y de a poco yo estoy intentando conquistarlo, intentando hacer que él se olvide del retrasado que le hacía bullying todo santo día - hablé mirando para adelante
- Ay hermana, tú vas a conseguir todo lo que deseas, y yo siempre supe que la señora era del valle - dijo Marisa abrazándome
- Respétame zorra - hablé haciendo carcajear
- Ah, ahora entendí, por eso ustedes estaban de aquel modo cuando entré en el baño - habló Mariano llamando mi atención
- Exactamente, tu aguafiestas - dije sonriendo
- Disculpa, yo no sabía lo que estaba pasando - habló Mariano carcajeando
- ¿Ahora será que podemos salir de este estacionamiento?, tengo que hacer los preparativos para mi fiesta mañana - dijo Marisa mirándome fijamente
Salí de la escuela con mi coche y noté que Erick estaba esperando a la hermana frente al portón.
- Mário, ¿no vas a pasar por el agujero de nuevo? - preguntó Marisa mirándome fijamente
- Esta vez no, yo dije que voy a cambiar mi modo de ser - hablé desviando el coche del agujero con agua sucia
Después de algunos minutos de carretera llegamos frente a la mansión, apreté el botón del garaje y luego ella se abrió, salimos del coche y entramos en la casa.
Marisa agarró el teléfono principal y comenzó a hacer algunas llamadas. Nuestros padres aún no habían contratado empleado, ellos decían que no les gustaba gente extraña andando por la casa, y realmente ellos estaban ciertos, yo y mis hermanos nos encargábamos de dejar todo organizado, solo lo que ellos pagan es a una empleada doméstica que viene una vez en la semana a hacer limpieza general.
- Mari, tú sabes que la empleada doméstica va a venir hoy - hablé llamando la atención de la chica que estaba concentrada en el teléfono
- Yo sé, por eso que yo marqué la fiesta para mañana - habló ella discando algún número
- En verdad ya era para que ella hubiera llegado - dijo Mariano mirando los cuatro rincones de la casa
- Yo estoy aquí señores, buenos días - dijo la mujer pasando por la puerta
- Buenos días Célia, hoy usted puede comenzar limpiando las habitaciones y balcones, si necesita de alguna ayuda puede llamar a uno de nosotros - dijo Mariano sonriendo para la mujer
- Como quiera señor, gracias y con permiso - dijo la mujer siguiendo para la cocina
- Uf pareció el padre hablando - dijo Marisa revoleando los ojos
- Alguien tiene que poner orden en esta porquería - habló Mariano carcajeando
- Tú el más desorganizado, va a poner orden, estoy muerta en serio - hablé haciendo un leve drama
Todos dieron carcajadas, disfrutaba bastante de nuestras tonterías. Estaba un calor horrible, parecía que iba a derretirse en cualquier momento.
- Oh, vamos a la piscina - hablé sonriendo
- Ahora - dijo Mariano levantándose rápidamente
- ¿Será que yo puedo invitar a.... - fui interrumpido
- Erick, puedes, desde que no cojan en mi frente - dijo Marisa haciendo ruido de vómito
- Y ni estén con tanta ñoñería - dijo Mariano haciendo el mismo gesto de Marisa
- Ustedes son unos sosos
- ¿Y tú vas a invitarlo cómo?, no sabe ni el teléfono del chico - preguntó Mariano mirándome fijamente
- Él no sabe, pero yo tengo con quién conseguirlo - dijo Marisa dejando a todos nosotros curiosos
- ¿Quién? - pregunté arqueando la ceja
- Yo conversé con aquella amiga de él, Isabela, ella me pasó el número de ella, probablemente va a pasarme el número de Erick, y solo yo inventar una excusa - dijo la chica retirando un pedazo de papel de su bolsa
- Entonces llama luego - hablé ansiosamente
Marisa disca los números en el teléfono y luego comienza a llamar. Ella conversa con la chica y luego anota algo en un papel.
- ¿Y entonces conseguiste? - preguntó Mariano curioso
- Pero claro mis bebés, ustedes confiaron en la persona correcta para el servicio - dijo Marisa jactándose
- Deja de ser presumida y llama luego - dije ansioso
Marisa discó el número y luego es atendida, y una vez más ella anota algo en el papel.
- Llamen a un uber para el chico, yo voy a sentarme, me cansé de esta vida de secretaria - dijo la chica colocando el teléfono en el gancho y entregándome un papel
- Ya ve acostumbrándote, tú quien va a cuidar de los negocios de la familia - dijo Mariano sonriendo
- Uy ni vengas con esa, nosotros vamos a tocar el negocio juntos - dijo Marisa sonriendo pícaramente
- Uy aléjate, quiero tocar nada no - dijo Mariano sonriendo
Coloqué la dirección en el Uber, y luego fue solicitado, ahora bastaba apenas esperar.
