Tu, Mi Verdadero Amor.

Claudia.

No podía creer lo que estaba escuchando, lucero estaba embarazada y de un mes, lo que quiere decir que ellos siguieron con su relación después de lo que paso. No voy a negar que me siento morir, gracias a Alejandro no me solté en llanto delante de ellos, sentía mi pecho apretado, el aire se me estaba acabando, no podía crecer lo que estaba pasando.

Gracias Alejandro.— le digo.

Sabes que siempre estaré para ti.— me contesta.

Mi relación con Alejandro cambio totalmente, nadie supondría que unos meses atrás no hacíamos más que pelear, me he dado cuenta de que es un hombre maravilloso, y muy respetuoso, siempre está ahí cuando lo necesito, Él y Camila han Sido mi apoyo en este proceso.

Después de lo ocurrido no tuve ánimo de seguir en la universidad, por más que Alejandro y camila se esforzaron. No podía de dejar de pensar en lucero y pablo, así que le pedí a Alejandro que me llevará a casa. Estuvimos en silencio casi todo el camino, sentía que él quería decirme algo, pero no se atrevía.

Alejandro, ya solo dilo.— le digo.

Él avanzó un poco y se parqueó en la entrada del viñedo de mis padres, su mirada estaba fija al frente, podía sentir su nerviosismo.

Que pasa.— le vuelvo a hablar.

Él sigue en silencio, hasta que saca algo de su chamarra, era una pequeña caja de terciopelo, al abrirla pude ver un pequeño collar de oro blanco, una C, él la observa con una sonrisa.

Me permites.— me pregunta.

Yo solo asiento con la cabeza, él se acerca a mí, tanto que puedo sentir su respiración, chocar con mi rostro, con mis manos recojo mi cabello y para que él pudiera ponerlo en mi cuello.

No es mi cumpleaños.— le digo, mientras no dejo de ver lo hermoso que es.

Lo sé, lo he guardado por años, ahora por fin está con su dueña.— me dice con una sonrisa en su rostro.

Por años, no entendía nada, pero me gustaba, él evitaba mi mirada, aún seguía nervioso, parecía un niño, Lucia tan tierno.

Tomo un impulso y me acerco a Alejandro, y le doy un beso en su mejilla, él gira su rostro rápidamente quedando nuestro rostro tan junto, pude sentir su respiración, golpear mi piel nuevamente, mis mejillas ardían. Sus ojos brillaban, era un brillo que no conocía, la verdad nunca me había dado la tarea de observarlo detalladamente, Alejandro es un hombre muy atractivo, sus ojos café eran realmente hermosos, sin duda alguna, es un manjar de hombre.

Gracias.— le digo, casi en un susurro.

Sentí un impulso por besarlo, estuve a solo unos centímetros de sus labios, si no fuera por mi hermano Damián, quien golpeó la ventana del coche. El toque en la ventana del coche, nos hizo brincar del susto. Casi cometo una locura, no sabía por qué había sentido ese impulso,

pero estaba agradecida con mi hermano, por eso

Que están haciendo aquí.— pregunto mi hermano, apenas Alejandro bajo el vidrio de la ventana del coche.

Hola hermano, solo conversábamos.— dije llena de nerviosismo.

Ya veo – dijo Damián no muy convencido.

Después del ese momento incómodo nos despedimos y seguimos nuestro camino hasta la hacienda, eran solo 5 minutos de camino, pero yo los sentí eterno, me sentía tan avergonzada. Evite todo el tiempo de voltear a mirarlo, hasta que por fin el coche se detuvo frente la entrada principal.

Gracias por traerme.— le dije mirándolo.

No fue nada.— una sonrisa adorno su bello rostro, provocando que mis mejillas ardieran de nuevo.

Le volvía a dar un beso en su mejilla y Salí de un brinco del coche, me sentía extraña, Alejandro provocaba cosas raras en mí, y no sabía que era, amor no podría ser por yo amo a pablo.

…

Alejandro.

Los hermanos de Claudia, siempre han Sido muy buenos conmigo, son mayores que yo, así que siempre los he respetado, pero a decir verdad, por primera vez sentí odiar a Damián, estuve a punto de probar sus hermosos labios, si no fuera por la inoportuna llegada de Damián, ya hubiese saciado unos de mis deseos más bajos.

Pero lo bueno de todo, es que ahora sé que ella siente algo por mí, sé que no es amor, pero por algo se empieza, el resto del camino estuvo en silencio, evitando mírame, cosa que me causo gracia, ya que era una actitud que nunca había tenido conmigo, cada que peleábamos me miraba directamente a los ojos de forma retadora.

Después de despedirnos volví a casa, no podía dejar de sonreír, me sentía como un adolescente. Yo vivo en la ciudad así que el camino fue un poco largo, pero no me importo, mis padres se encontraban en casa, así que llegó y los saludos muy animados.

Veo que está de muy buen humor hijo.— dice mi padre.

La verdad es que sí.— le dijo mientras le doy un beso en la mejilla a mi madre.

Y que será lo que tiene a mi príncipe tan contento.— pregunta mi madre.

Cosas madre, ahora voy a mi habitación – les digo y huyo de sus preguntas.

Sé que duran, que no es para tanto, pero si pudieran sentir lo que yo siento por Claudia, entenderían mi alegría, ella se ha metido en lo más profundo de mi ser. Es una mujer que llena mi día de felicidad.

Los días pasaron y Claudia cada día se portaba distante conmigo, no sabía el porqué, pero me dolía, pensé que había tenido un avance, pero veo que no fue así. Por otro lado, Pablo, sigue detrás de ella, pero ella lo evita.

Hoy estábamos sentados en la cafetería conversando, cuando Pablo llegó, y nos interrumpió, la verdad es que ya me molesta su presencia.

Claudia podemos hablar.— dijo Pablo.

Pablo, no quiero y no tengo nada que hablar contigo.— le contesto ella.

Pero él no la escucho, así que la tomo de la mano y la saco de la cafetería, quise detenerlos, pero Camila no me dejó.