Reencarné Y Ahora Soy Un Dios Demonio

— ¿Estás preocupada?—.

Tae le pregunta a su hija quien no para de dar vueltas por la casa nueva.

— Algo le pasó a Han, hace días no aparece—.

— Seguro está ocupado, es un chico responsable—.

— Pero aún con eso siempre viene a vernos, esto es raro dijo que se iba a mudar—.

— Siempre viene a verte a ti, seguro la distancia complica las cosas...—.

— Debería venir a vivir aquí con su madre un tiempo hasta conseguir un lugar ¿Le pasó algo a su mamá? ¿Debería ir?—.

— ... No me gustaría que salgas de aquí... Entiendo que debes ir por él, solo ten cuidado hija—.

— Volveré Pronto con Han y su madre—.

Dicho estás palabras Maeva emprender su viaje.

...

— ¡La operación comenzará en breve! ¡Grupo Morrigan!—.

—¡Si!—. Grito unánime.

— ¡Cómo fuerza militar se encargarán de las batallas, maten a las razas enemigas, dejen escapar a los más débiles y maten a quienes representen un peligro, eviten proteger a los humanos, no son aliados, son víctimas de nuestros enemigos, no negocien con nadie a cambio de la vida de un humano, que sepan que no tenemos debilidades! ¿¡Entendido!?—.

—¡Si!—. Grito unánime.

— ¡Grupo Última!—.

—¡Si!—. Grito unánime.

— ¡Capturen al enemigo, consigan información valiosa; libros, documentos, artefactos, lo que sea! ¡Entre más obtengan más trabajo tendrá el equipo de Zero y más beneficio para nuestro hogar, eviten el asesinato del rey de ser posible, necesitamos de lo que sabe, al igual que dije antes no negociamos por la cabeza de nadie eso incluyo al rey! ¿¡Entendido!?—.

—¡Si!—. Grito unánime.

— ¡Si encuentran a un enemigo que no pueden superar acudan a sus superiores o amí de inmediato!—.

—¡Si!—.

— Eso es todo ¡Avancen!—.

...

Maeva entra a una casita de aspecto humilde, golpea la puerta que ya estaba abierta sin recibir respuesta.

— ¿No hay nadie?—. Pregunta para si misma.

"Dime todo lo que sabes humano"

Unas palabras resonaron en sus oídos, una voz desconocida.

"Prefiero morir"

Maeva camina lentamente hasta encontrar una figura adulta ahorcando a un joven conocido.

Al ver esto Maeva no hace ruido, toma un cuchillo de la cocina para volver silenciosamente.

—¡Lo sabes, te escuché hablar! ¿¡Quién es Primera!? ¿Es uno de los demonios?—.

— No te importa elfo asqueroso—.

El puño del elfo aterriza directo en la cara del joven y una mancha de sangre cae producto de su cara y otra producto de otra herida diferente.

Al abrir los ojos nuevamente Han distingue a una cara familiar.

—¡Maeva corre!—.

El elfo cae al suelo junto a un cuchillo clavado en su cuello para lentamente morir insultando a quienes fueron su final.

— ¿Estás bien? ¿Estás herido?—. Pregunta preocupada.

— ... Eres impresionante—. Dice con una sonrisa amarga.

— No responde a mi pregunta, estás sangrando—.

— Estoy bien, no te preocupes—.

— Y dónde está ella—.

Han la observa fijamente con tristeza para luego sacudir su cabeza de lado a lado en señal de negación.

Maeva toma a Han de sus cabellos para chocar su pecho en él.

— Lo siento mucho Han—.

— Era la única familia que me quedaba... Ahora no tengo nada... Se terminó para mi—.

— Eso no es cierto, nos tienes a nosotros, eres parte de la familia, siempre lo fuiste—.

— Solo nos llevamos bien, no es lo mismo—.

— Yo... Puede que no sea la misma sangre, pero mi madre y mi hermano pensarían lo mismo que yo estoy segura—.

Han decide no decir nada más mientras cubre su cara con ambas manos.

Maeva no retrocede, decide acompañar a Han en este momento.

— ¡Busquen elfos por la zona!—.

Un grito de afuera se escucha y unos demonios infernales se mueven entre casa y casa.

Maeva observa esto con confusión hasta que uno de ellos llega a su localización.

— ¿Ustedes hicieron eso?—. Señalando al elfo.

— Fui yo—. Responde Maeva.

— Bien hecho, si encuentran elfos griten y alguien les escuchará—. Declara para retirarse.

—¡Esperen! ¿Por qué están ustedes aquí?—. Pregunta Maeva pero es ignorada.

— ¡Todo despejado!—. Declara uno de los demonios.

— ¡Primer objetivo completado, ahora vamos al reino, andando!—.

El grupo de Morrigan y el de Última llegan al centro del reino, y las personas comienzan a alterarse.

—¡Estamos aquí para matar a los elfos, no somos enemigos de los humanos!— Declara Última. —¡Repito, no somos enemigos de los humanos!—.

Las personas comienzan a murmurar, su comportamiento cambia a uno menos desconfiado.

— Aquí nos separamos Morrigan, si tienes problemas estaré en el castillo—.

— No necesito ayuda, Primera está vigilando lo que hacemos—.

—... Cierto, buena suerte—. Declara para ir directo al castillo.

— ¡Busquen en cada rincón, ellos se ocultan bajo el suelo, busquen en las casas de quien sea si se oponen usen la fuerza de ser necesaria!—. Declara Primera.

No tardan mucho tiempo en encontrar elfos, la lucha termina antes de empezar, unos pocos golpes y consiguen tumbarlos en el suelo.

— Capturen a estos tipos, los interrogaremos luego—.

— ¡Encontramos un sub suelo!—.

— Bien hecho, procedan—.

Primera observa desde lo alto, tanto el grupo de Última como el de Morrigan no están teniendo problemas, de hecho es demaciado fácil.

— Esto es extraño, es cierto que somos más fuertes que antes, pero algo como esto... Algo sucede—. Piensa para ella misma.

El grupo invade las casas, las habitaciones, buscan por cada rincón donde puedan esconderse.

Los humanos no oponen resistencia alguna, los elfos son derrotados con facilidad.

Última hizo contacto con el castillo y parece tener la misma situación.

Si esto continúa terminará pronto.

— Todo marcha muy bien, entonces ¿Por qué siento está incomodad? Algo no concuerda—.

Luego de un tiempo el grupo de Morrigan completa su parte, solo falta Última.

— ¡Misión cumplida! Los elfos Driades encontrados fueron exterminados y los débiles capturados—.

— Nos retiramos a nuestra ciudad—.

— ¿No esperaremos a Última?—.

— Es un cambio de planes, dile a Morrigan y su grupo que regrese, dile a Última que complete su objetivo y vuelva, procede—.

— ¡A la orden!—.

Aquel demonio llegas hasta Morrigan para darle las noticias.

— Es mejor esperar a Última—.

— Son órdenes de Primera, tendremos problemas—.

Morrigan lo piensa un momento para luego asentir.

— De acuerdo ¡Misión cumplida, nos vamos!—.

—¡Si!—.