Rocío una chica humilde que entra a trabajar a una lujosa mansión. Es escogida para casarse con Damián un general del ejercito, hijo mayor de una de las familias más poderosas de Italia.
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Vestidos
______ Gracias, tomaré muy en cuenta tus consejos. _____ Terminé de decir.
_____ Mi nombre es Felipa. ____ Se presenta diciéndome su nombre.
_____ Mi nombre es Valentina. ____ Dije usando el nombre que Damián me puso delante de su abuela.
_____ Valentina, espero que te recuperes pronto y puedas hacerte cargo de la niña Bella.
____ Gracias, Felipa. ____ Terminé de decir.
Felipa hace una ligera reverencia con su cabeza delante de mí.
Me acercó a la mesa donde esta la comida, al destapar el aroma del desayuno sale invadiendo toda la habitación.
Era una pequeña porción de pan horneado con mantequilla, un vaso de jugo de naranja recién hecho y un poco de fruta, una ensalada y como plato fuerte un pedazo de salmón horneado con vegetales y a su lado venía una copa de Chablis, es decir, vino blanco.
Me quedé con la boca abierta, nunca en toda mi vida había comido algo como esto, se miraba y olía delicioso.
Por lo mucho, siempre deseaba comer algún trozo de carne o comía huevos. Aunque son muy ricos y nutritivos, nada se compara con un desayuno como este, no me quiero imaginar la comida y la cena.
Recorrí la silla a mi lado, tome el cubierto a mi lado y comencé a cortar un ligero trozo de salmón, el sabor era exquisito, volvía a cortar otro poco, y así hasta que me lo terminé. Después seguí con el pan con mantequilla y luego con la fruta y la ensalada y el jugo de naranja.
Todo fue delicioso, fue un placer poder comer tanta comida en un solo día. Recogí los platos y me fui a sentar al sofá.
Tome un libro que se encontraba a lado. El tiempo pasó volando, me entretuve tanto en la lectura que no me di cuenta de que habían pasado 3 horas.
La puerta de la habitación se volvió abrir. La luz del exterior golpeo ligeramente mi rostro. Elevé un poco mi mano cubriendo la iluminación que entraba.
_____ Buenas tardes, la señora Camila desea hablar con usted. _____ Al cerrarse la puerta, puedo distingue más a la mujer que entró a la recámara.
_____ ¿Siempre entran a la habitación del señor Damián sin llamar a la puerta? ____ Pregunté con mucha curiosidad.
_____ Solo si el señor no esta. ____ Responde algo altanera.
Levanté una de mis cejas. Parece ser que no será nada fácil para mí sobrevivir en esta mansión, deberé luchar contra muchas arpias.
_____ En un momento bajo. Gracias por venir a informarme. ____ Dije señalando la salida.
_____ No porque ahora estés en la habitación del señor Damián te da derecho a sentirte superior a nosotras. Pronto, la señora Camila te hará ver tu suerte. _____ Me dice antes de irse.
La puerta se cierra detrás de ella. Me pongo de pie, y bajo la mirada, observando que solo llevó una bata cubriendo mi cuerpo.
No tengo nada que ponerme para salir de esta habitación. El vestido de novia que usaba, lo más seguro es que fue ha dar al bote de basura.
No me atreví ni a preguntar quien me desnudo para cambiarme. Solo espero que no haya sido el señor Damián; de lo contrario, no tendré cara para verlo a los ojos otra vez.
Transcurrieron unos minutos, no tenía otra opción que bajar a ver a la señora Camila en bata y en pantuflas.
En eso escucho que alguien llama a la puerta, cojeando voy a abrir, me llevó una sorpresa al ver a la anciana de pie delante de mí.
_____ ¿Veo que te sientes mejor?
Solo pude mover la cabeza, me hago a un lado y permito que entre. Detrás de ella van dos empleadas más, entre sus manos traen algunos vestidos y cajas de zapatos.
Cierro la puerta y las sigo. La señora Camila levanta su dedo, indicándole a las dos empleadas que dejen los vestidos sobre la cama.
______ Damián te envió estos vestidos, pruébatelos, si alguno no te gusta lo regresaremos. ____ Dice la señora Camila.
Me quedé como una estatua de piedra, no sabía qué decir, ni como actuar, era algo que no me esperaba.
______ ¡¿Qué pasa?! ¿No te gustaron? ____ Me pregunta la señora Camila en un tono molesto.
______ No, no es eso. Lo que pasa es que no esperaba algo como esto. El joven Montenegro ya ha hecho muchas cosas por mí, no debería molestarse tanto con una sirvienta. _____ Terminé por decir
Una sonrisa pequeña aparece en los labios de Camila. Me observa por un largo rato y luego dice.
_____ Eres demasiado ingenua, niña. Te falta aprender mucho de la vida. Deberías tener un poco más de maldad.
_____ ¿Maldad? _____ Susurré como una tonta.
______ ¡Salgan! ______ La señora Camila les ordena a las dos empleadas.
Las dos le hacen una reverencia y luego salen. Al quedar a solas, se hace un incómodo silencio, hasta que ella dice.
______ La vida no es color de rosa, siempre hay villanos en todas partes. Para defenderte, muchas veces te debes convertir en uno de ellas. De lo contrario, ellos terminarán por aplastarte sin ninguna piedad.
_____ ¿Por qué me dice eso? _____ Mis labios se abrieron lentamente.
La señora Camila se inclina un poco a recoger uno de los vestidos. Luego me lo arroja y me ordena.
______ Vístete.
Con las manos temblorosas sostengo el vestido, era hermoso, de color blanco, manga larga, y de la parte de abajo eran de tablas..
Giré mi cuerpo y voy al baño. Al verme al espejo, me detengo, paso mis manos por mi rostro.
Ayer por la mañana me encontraba inmensamente feliz de poder casarme con Samuel de poder formar una familia lejos de la abuela Clemencia y de la bruja de mi prima Cecilia.
Ahora estoy en una enorme mansión, siendo el títere de un hombre rico. Es un juego macabro de la vida.
Mis ojos se cristalizan, pero ya no cae ni una sola lágrima de ellos, me echó agua en la cara y luego me vestí.
No podía creer que el vestido me quedara perfectamente a mi cuerpo, lo mejor es que el color blanco combinaba demasiado bien con el color de mi piel.
