LA ESPOSA DEL DIABLO

         Irónico, ¿no es así? La persona que te hace fuerte es también tu mayor debilidad, la persona que más                                                 daño te hace.

Todos en la ciudad sabían lo que había pasado con Ximena.

Como un camilo la humilló.

Patrick lo sabía, pero también, igual que Emiliano, sabían que Camilo algún día se arrepentiría de haber perdido una gran mujer, porque como Ximena, no había dos y solo un tonto no se daría cuenta.

Después de haber charlado con Ximena, Patrick le dirigió.

Hacia dónde se encontraba Roberto.

- Abuelo\, disculpa.

-¡Brujita recién había entrado!, no te preocupes —tanto Patrick como Sandro (el secretario de Roberto Wherber) sabían que no era cierto.

Hace aproximadamente una hora, Roberto había llegado y estaba esperando impacientemente mientras tomaba un delicioso café.

Sandro hizo un gesto que Ximena captó de inmediato, sabía que su abuelo no había llegado recién, que le había hecho esperar y que seguro Sandro tenía que haberlo escuchado, quejarse de sus nietos inútiles.

Roberto wherber era un hombre de negocios respetado.

El gran rey, un hombre con mucho poder, lástima que sus hijos no hayan sacado sus genes.

Nunca pudieron igualar, solo eran parásitos que esperaban que Roberto muriera para poder sacar beneficios de la herencia.

Roberto sabía que su nieta seguía la misma rutina cada día: dormir, tomar vino y limpiar, pero aun así le preguntó: Ximena respondió que igual.

- Carolina volvió a hacer de las suyas verdades.

 - Preguntas cuando ya sabes la respuesta.

Ximena no es mala a conocer tipos, respondió Roberto, el igual que Carolina, quería ver a Ximena feliz.  Emiliano es un buen muchacho.

—No digo que no, abuelo suspiró—. No estoy lista, solo es eso.

¡Ah, entiendo!

Roberto decía que si su fortuna podría comprar la felicidad de Ximena, la habría dado toda, pero sabía que lo que Ximena sentía ni con todo el dinero del mundo podría aliviar, solo ella podría derribar esa barrera que ella misma creó.

-¿Por qué no aceptas el puesto de trabajo? - habló Roberto - sé que llevarías mi imperio al número uno y no seguiría en el número 2.

—Sabes que te amo, verdad, pero no puedo aceptar.

—Lo otro.

- No.

Roberto muchas veces le había propuesto eliminar del mapa, ah, marina, pero Ximena no deseaba.

 Hace años atrás, podría haber aceptado, pero no era esa mujer.

 No quería una guerra entre las dos familias más poderosas. Los wherber y los García no era momento para que tuvieran un enfrentamiento.

Los Garcías ahora estaban en un buen momento.

Lo que no sabían los garcías era que los contratos estaban por finalizar y el recién camilo tendría que demostrar de lo que él era capaz, algo que en su arrogancia Camilo no había visto.

Respecto a ser parte de la corporación, Ximena no quería estar sentada en la mesa de los leones.

No quería ser parte de esa masacre, ver la hipocresía de su familia. Si sus tíos primos se enteran de que Ximena estaría en la cabeza, intentaría matarla o herirla, aunque Roberto la tenían bien protegida. Ximena no tenía tanta autoestima todavía.

 No era el momento, Roberto veía a una nueva nieta y esta le gustaba más.