Ya Te Olvidé

La pasión seguía siendo el centro de la vida en la mansión Miller. Cada noche ardían juntos, cada día se buscaban con hambre, y los sirvientes ya caminaban con cuidado para no interrumpir el torbellino que era la pareja.. pero en el corazón de Ruby, junto con el deseo, crecían las dudas.. Orlando ahora decía abiertamente que la amaba, la miraba con ternura cuando pensaba que ella no lo notaba, y sin embargo.. había grietas.. Secretos.. Mentiras disfrazadas de besos..

Esa noche, mientras reposaban después de un encuentro intenso, Ruby se acurrucó en su pecho y habló con voz aparentemente distraída..

Ruby: Hoy escuché algo extraño de una de las doncellas. Su amiga vivió… algo inhumano.

Orlando arqueó una ceja, sin mucho interés.

Orlando: ¿Inhumano? ¿Qué clase de cosas cuentan ahora tus doncellas?

Ruby lo miró de reojo, midiendo cada gesto.

Ruby:la amiga de la doncella, pensó que su esposo estaba enamorado… pero en realidad la habían casado solo para pagar una deuda. Imagínalo, Orlando. Entregar los sentimientos sinceros de alguien a un juego frío y cruel. ¿No es inhumano jugar con algo tan puro?

El silencio se hizo pesado. Ruby lo sintió respirar hondo, y por primera vez notó un temblor en su voz cuando respondió..

Orlando:No sabía que eras tan curiosa… ahora incluso escuchas chismes de la servidumbre.

No respondió a su pregunta, no negó ni afirmó. Solo desvió la conversación con un tono más seco del habitual. Ruby lo observó con serenidad, aunque por dentro sentía el golpe de la confirmación.

Lo abrazó con una sonrisa fingida, como si aceptara el cambio de tema.. Pero en su mente ardía la certeza.. Orlando había temblado, aunque fuera apenas un instante. Y eso significaba que, detrás de sus caricias y sus palabras dulces, aún pesaba la sombra de la venganza..

[Entonces debo estar más preparada que nunca.]

Otra noche de pasión había dejado las sábanas revueltas y los cuerpos enredados.. Ruby, con la respiración aún agitada, se acomodó sobre el pecho de Orlando, dibujando círculos perezosos con sus dedos.. Su voz salió entre juguetona y profunda, como si hablara en un tono inocente, aunque cada palabra llevaba filo..

Ruby:Si alguna vez me engañas.. yo simplemente te olvidaré.

Orlando: Jamás lo haría.

Ruby: ¿Jamás?

Él no esquivó, no dudó. La miró directo a los ojos.

Orlando: Te amo. No te engaño.

Ruby inclinó la cabeza, sus labios rozando los de él.

Ruby: ¿Con nada?

El duque sostuvo la mirada. Hubo un instante donde su respiración se tensó, pero no apartó los ojos.

Orlando: Con nada

Ruby lo besó de nuevo, despacio, y luego, con una sonrisa que no llegaba del todo a sus ojos, le susurró al oído..

Ruby: Si algún día me engañas.. te olvidaré. No te odiaré, ni siquiera guardaré recuerdos de ti. Porque el olvido hiere más que el odio..

Orlando la abrazó con fuerza, casi con un gesto posesivo, como si quisiera grabarla contra él, como si esa declaración lo hubiera atravesado más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Ruby cerró los ojos en silencio. En su interior, sabía que lo que había dicho no era una amenaza, sino una promesa.

Orlando: Jamás podrás olvidarme

Ruby se rio, coquetamente, apoyando la cabeza en su pecho..

Ruby: ¿De verdad crees eso?

Orlando: Después… después vendrás a rogarme que te bese.

Ruby rio, divertida, y se inclinó para besarlo, un beso suave que pronto se volvió más cercano, más intenso.. Se separaron apenas unos centímetros, mirándose a los ojos, los corazones latiendo con fuerza, y un silencio inquietante llenó la habitación.

Orlando: Eres hermosa y mía..

Ruby: Y tu irresistible

Se quedaron así, inquietos, abrazados y sonrientes, mientras la noche avanzaba y los sueños aún tardaban en llegar.

Al día siguiente, Ruby estaba sentada frente a la chimenea, con una taza de té entre las manos, aunque su mente estaba lejos de su calor.. Nayarei estaba a su lado, los libros y pergaminos esparcidos sobre la mesa..

Ruby: Quiero que me ayudes a investigar . . Vigila las reuniones del duque, sus movimientos y cómo va su relación con mi padre. Todo lo que puedas averiguar.

Nayarei asintió, comprendiendo la seriedad en los ojos de su señora. Durante los días siguientes, se movió entre los sirvientes y los pasillos con discreción, recopilando información, escuchando conversaciones y anotando cada detalle que podría servirle a Ruby..

Una semana después, Nayarei regresó con noticias importantes.

Nayarei: Mi señora… En unos días vendrán unos hombres que están haciendo negocios con el conde Nahin Ellsworth, relacionados con metal..

Ruby frunció el ceño, recordando algo crucial. Su mente recordó con claridad los recuerdos de su vida anterior.. el elemento mágico de su esposo era el metal. Cada vez que lo tocaba, lo controlaba de manera instintiva y peligrosa..

Ruby: Metal . . Esto podría ser importante. Muy importante.

Se levantó, caminando de un lado a otro, pensando en las implicaciones. Orlando podría estar manipulando el comercio del metal por magia, o alguien podría estar intentando usarlo en su contra. . Ruby comprendió que necesitaba actuar con cuidado, porque incluso un pequeño error podría revelar que ella sabía demasiado.

Ruby: Debemos prepararnos . . No solo para espiar, sino para protegernos. . y aprovechar cualquier ventaja que nos den. .

Esa noche, Orlando noto que Ruby estaba distraída..

Orlando: ¿Te pasa algo? —preguntó, frunciendo el ceño con preocupación..

Ruby rio suavemente, apoyando su cabeza en su hombro..

Ruby: No, no pasa nada —dijo, coqueta—. Todo esta bien..

Luego, con un movimiento travieso, le devolvió la pregunta..

Ruby: ¿Y tú, estás feliz conmigo?

Orlando no dudó ni un instante.

Orlando: Sí… muy feliz.

Ruby sonrió, acariciando su cabello oscuro.

Ruby: Yo también estoy feliz.. pero el día que no me sienta libre.. me iré.. Te olvidaré y seré libre..

Dijo eso en broma, como parte de sus juegos de palabras, pero al instante Orlando se sentó de golpe, serio, con los ojos fijos en ella..

Orlando: tú nunca me vas a dejar, Ruby NUNCA.

Ruby lo miró, divertida pero intrigada, consciente de que incluso su broma había tocado algo profundo en el duque..

Ruby: Eso… lo veremos —susurró, sonriendo mientras se inclinaba para besarlo suavemente, dejando que la tensión entre ellos flotara en el aire como un hilo invisible que ninguno de los dos podía romper..

Orlando la abrazó con fuerza, como si en ese instante decidiera que no dejaría que ella escapara, y Ruby.. aunque sabía que podía manipular la situación, se sintió extrañamente satisfecha.. La balanza del poder entre ellos cambiaba con cada palabra, cada gesto, cada beso..