¡Hey Gorda!... ¿Gorda?

~Días antes de la llamada a su padre~

"Oye cariño, ¿Qué te parece la ropa que te compre? ¿Todo está bien?" Mordió un poco de su pan.

"Si, muchísimas gracias, todo está muy lindo.." Sonrió.

"Sé que suena egoísta de nuestra parte.." Tomó la mano de su esposa. "Pero, ¿Quisieras quedarte aquí? nos platicaste que llevas una vida muy dura allá en Corea y pensamos en adoptarte." Los ojos de Seo Yin se achicaron por la gran sonrisa que dió.

"¿Enserio? ¿A mí?" preguntó emocionada y ambos asintieron. "Bueno pero... ¿Podría llamar a mi padre antes? debe estar muy mal.." Bajó la mirada.

"Por supuesto que sí, no queremos que piense que te secuestramos o algo, pero hoy en día la casa está más alegre gracias a ti." Le acarició el cabello.

"Gracias, ¿Podré estudiar aquí?"

"¡Si! Buscaré una buena secundaria para tí por ahora comamos" Entre pláticas siguieron comiendo.

~Volviendo al momento de la llamada~

"¿Terminaste de hablar con tu padre? ¿Cómo lo tomó?" Acomodó el teléfono.

"Lo tomó bien, le dije que estaba bien y que volvería cuando estará lista, también que estoy con buenas personas" Se agarraba el cabello acariciándolo.

"Tienes un bonito cabello rojo, es muy lindo y muy raro, ¿Por qué no lo adornamos con una linda cinta blanca? resaltará mucho" Hablaba Lina.

"Nunca he podido alcanzarme el cabello por qué mis manos son muy gordas" hizo una mueca mirandolas y luego suspiró. "Dijiste que eras directora de un hospital, habrá algo que me haga bajar de peso?" Lina negó con la cabeza.

"No... aparte eres muy chica, ¿que tal si nos vamos juntas a hacer ejercicio?" Seo pensó.

"Pero, ¿Crees que realmente puedo bajar de peso? todos me llaman gorda y estoy harta" agachó la mirada un poco molesta y triste.

"Te puedo ayudar a bajar de peso, pero tienes que confiar en mí." Acarició su mejilla.

"Está bien lo haré, pondré muchísimo esfuerzo y seguiré estudiando." Se levantó de golpe sonriendo.

"Entonces mañana temprano comenzaremos." También sonrió, amas chocaron las palmas y bajaron.

El padre de Seo Yin, ya estaba más tranquilo. Sabía que si su hija decía que eran buenas personas, entonces lo eran. Al fin y al cabo, estaba mejor allá que con su esposa y su primer hijo.

Él era el único que se preocupaba por Seo Yin, fue quien movilizó a las autoridades para que la buscarán y ni su esposa ni su hijo estaban preocupados por qué ella no volviera, pensó que era lo mejor si se quedaba un tiempo donde estaba ahora.

Mientras Seo Yin estuviera bien, el entendería la situación.

"La veré... la volveré a ver solo es cuestión de tiempo" suspiró.

La volvería a ver, pero no ahora. Cuando Seo Yin estuviera lista para venir, él sería el primero en ver el adorable rostro de su pequeña pelirroja de ojos negros. Cuando todos la insultabas él la miraba aún más, por qué era su niña, su pequeña de tan solo doce años que había tenido una dura vida a causa de su inestable físico.