Nico y Massimo Messina son los herederos del Cártel de Sinaloa y todos los ojos están sobre ellos; los de su familia, sus socios comerciales y sus enemigos. No pueden cometer errores, menos ahora que de ellos depende el negocio familiar.
¿Qué pasaría si dejaran que sus corazones nublen su razón? ¿Qué pasaría si cedieran su control por alguien a quien aman?
Acompáñame a descubrirlos juntos.
NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Adiós
Eva
–¿Y qué tal te folla?
–¡Stefy! –la regaño antes de lanzarme a su cama y tomar su enorme almohadón.
–¿Qué? Sabes que soy curiosa. Además, ahora mismo estoy en zona seca y solo vivo en base a los relatos de ustedes dos. Y considerando que Veny acaba de dar a luz a nuestro hermoso sobrino, sé que no escucharé historias de ella por un tiempo. Anda, dime, necesito material para cuando use mi vibrador.
La golpeo con una almohada. –Zorra –la acuso.
–Una zorra necesitada de amor y de historias candentes. Anda, unos detallitos, porfis –pide haciendo esa mirada de cachorra abandonada.
–¡No!
–Dime.
–No –insisto.
–Es así de malo, ¿eh?
Vuelvo a golpearla. –No es malo. No es malo en absoluto –defiendo–. Es diferente.
–¿Diferente?
–Sí, diferente.
–¿Estás comparando al pobre francés con Iván o con Massimo?
–Con Massimo. Iván era un desastre. No sé cómo Veny pudo aguantar tanto tiempo con ese idiota. Te juro que no podría encontrar su propia polla ni aunque estuviera siendo apuntada por un anuncio de neón.
–¿Cómo fue con Massimo? –pregunta en un susurro–. Nunca me has hablado de él y de cómo fue ese período de tu vida.
–No lo he hecho porque te pones como un basilisco cada vez que lo menciono –devuelvo antes de mirar al techo y dejar que los recuerdos inunden mi mente–. Fue caliente como el infierno –reconozco–. No desde la primera vez, claro está. Fui su primera chica, ¿sabes? Ambos éramos novatos en el sexo y supongo que nos tomó tiempo. Odié las primeras veces, fue doloroso y nada placentero, pero después… después fue una locura, Stefy.
–¿Una locura?
Sonrío cuando recuerdo ese calor que no se apagaba con nada. –Fue una completa locura. No podíamos estar en la misma habitación sin estar tocándonos, sin desearnos, sin rogar por más. Ese hombre sabe cómo llevarme al cielo y al infierno al mismo tiempo –digo antes de voltear a verla–, pero se acabó. Y no volverá a suceder nada entre los dos, porque estoy con Travis, pero sobre todo, porque no estoy dispuesta a ver el odio y la culpa en sus ojos otra vez. La Eva que callaba lo que sentía para poder tenerlo a su lado ya no está más aquí, Stefy. Y no quiero que vuelva. Me encargaré de que no vuelva.
–Bien por ti –me felicita–. Te admiro y te envidio. A ti y a Veny. Maldita sea, me gustaría tener, aunque tan solo sea por una noche, lo que ustedes han tenido. Me gustaría correrme como una loca y no sentir vergüenza por ello.
–¿Me estás diciendo que ninguno de la docena de novios que has tenido…?
–No –responde antes de que yo termine de preguntar–. Me he corrido, pero si te soy sincera lo paso mejor con mi vibrador. –Suspira–. Imagino que el sexo no se hizo para todo el mundo.
–Ya encontrarás a ese hombre –le aseguro.
Pone los ojos en blanco. –¿Y con Travis?
Suspiro. –Lo amo. Y el sexo es bueno, imagino que no es justo compararlo con la locura que sentí con Massimo. No es justo ni para él ni para mí. Es tierno, ¿sabes?
–Déjame adivinar. Te gusta un poco más rudo, ¿no? –pregunta con una sonrisilla que ilumina sus ojos grises.
–Me gusta más sucio, más desenfadado. Simplemente más... pero imagino que algún día llegaremos ahí, y si no lo hacemos, también está bien. Amo quien soy cuando estoy a su lado. Soy una nueva Eva.
Stefy arruga su ceño. –Pero, ¿sigues siendo tú?
Miro el anillo de diamante que brilla en mi mano. –Soy yo –digo insegura–, al menos eso creo.
–No tienes que cambiar por un hombre. Lo sabes, ¿verdad?
–No estoy cambiando por él. Lo estoy haciendo por mí, Stefy. Amo la Eva en la que me estoy convirtiendo. La Eva que puede estar cerca de Massimo sin caer de rodillas a sus pies. La Eva que puede ignorarlo y seguir con su vida. La Eva que aprendió a ser feliz sin él.
–Eso está bien –concede–. Está bien que ames a la mujer en la que te estás convirtiendo al lado de un buen hombre, pero, ¿lo amas a él?
Su pregunta lanza un escalofrío por mi espalda, pero decido ignorarlo.
–Lo hago. Estoy aprendiendo a amarlo. Estoy aprendiendo a disfrutar de esta calma y paz que viene de su mano.
–¿Segura? –pregunta indecisa.
–Segura –digo tomando su mano–. ¿Serás mi madrina?
Sus ojos se iluminan. –¡Claro que sí!
–Quiero que tú y Veny estén a mi lado.
–Las tres contra el mundo –devuelve apretando mi mano.
–Lo sé –suspiro–. Debo ir con Travis.
Stefy sonríe. –Ve y ten todo el sexo que yo no puedo tener.
Golpeo su trasero antes de levantarme y salir al pasillo. Comienzo a caminar hacia mi antigua habitación, donde está Travis esperando, pero me arrepiento y camino hacia la piscina.
Necesito unos minutos para mí. No los he tenido desde que Travis me lo propuso, y creo que me debo a mí misma un tiempo para pensar en mi nuevo estatus.
Soy la prometida de Travis Morel.
Me quito mis sandalias y me siento en la orilla de la piscina. Sumerjo mis pies en el agua helada y dejo que la ansiedad abandone mi cuerpo.
–Todo estará bien –me repito–. Lo amas y él te ama. Todo estará bien.
–¿Estás segura de eso?
Me volteo hacia la voz, pero no alcanzo a ver al hombre entre las sombras, ya que por el susto resbalo y caigo a la piscina.
Pataleo hasta llegar a la superficie.
–Maldita sea, Massimo, me asustaste –lo acuso mientras trato de empujar mi cuerpo fuera del agua, sin éxito alguno. La ropa mojada hace peso en contra dificultando la tarea. Massimo ríe de mi desgracia–. Podrías ayudarme en vez de estar descojonándote de la risa a mi costa.
Se arrodilla en las baldosas que rodean la piscina y en un movimiento me saca del agua como si no pesara nada.
Ordeno mi cabello antes de mirarlo. –Gracias –digo antes de ponerme de pie, pero Massimo toma mi brazo, impidiéndomelo.
–¿Por qué, Eva? ¿Por qué te va a casar con él?
Sus ojos grises brillan febriles en la oscuridad de la noche como lo hacían cada vez que estábamos juntos.
Sin poder evitarlo tomo su cabello. –Lo dejaste crecer de nuevo.
–Lo hice –responde–. Cada vez que quería cortarlo recordaba lo mucho que te gustaba largo, y supongo que en estos tres años creció.
–Tres años es mucho tiempo –susurro.
–Lo es –dice–. Te extraño, enana. Te he extrañado cada maldito día –susurra cogiendo mi rostro en su mano.
Me alejo cuando su tacto se siente perfecto. Demasiado perfecto.
Dejo mi palma en su pecho sin atreverme a mirarlo a los ojos, porque sé que si veo el anhelo que sé están en los míos mandaré todo a la mierda, todo el progreso que he hecho en estos tres años.
–Te amo, enana –susurra–. Nunca he dejado de amarte.
Me arrodillo y beso su mejilla. –Adiós, Massimo –digo antes de incorporarme y correr hacia mi habitación mientras ruego que este adiós sea el definitivo.
migajera jamás... ahora solo reciba lo q se merece, xq vos vales mucho ...
se cree la última coca del desierto...
es al revés contigo jamás sería feliz...
eso si fue un buen golpe...
derechito al orgullo ...
te pasaste querida...
cuantas veces te despedirás Evita...
y basta q no de frutos la despedi 😅
se portara bien Matteo... 🤔
todos los jefes de la Mafia lo estarán ayudando a cuidar del pequeño... 😊
Stefy no se iba a quedar tan tranquila con lo q paso con Travis...