A sus 30 años Dennis Donovan se mantiene soltero y en buen estado físico, mantiene en secreto su obsesión por la sobrina latina de su vecina.
Penélope una chica curvilinea de 20 años cruza por una etapa fuerte en su vida, luego de perder a su padre.
Dennis quiere acercarse a ella pero la idea de perder el control estando cerca lo lleva a alejarse aún más, pero encontrará la manera de acercarse. Solo espera lograrlo.
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Confundido.
Durante todo el día Penélope estuvo ocupada trabajando como para trabajar, hasta que la puerta principal se abre y con voz afeminada, un chico se anuncia y detrás de él una chica entra. Ambos se muestran confiados y felices. El chico se acerca a las velas y Penélope solo puede mirarlo con una sonrisa, intentando de no apartar la mirada de ambos jóvenes, se acerca a ellos y con una sonrisa de anuncia.
Aunque recién se cumplirá una semana desde que llego a España, no puede darse el lugar de no tener amigos y ellos le parecen chicos de su misma locura. La chica vestida de manera masculina, su altura de 1.70, con las manos en los bolsillos, incluso vista de perfil parece un hombre hermoso, pero, en cambio, el chico es todo lo contrario, con el calor el joven aprovecha a vestirse de manera provocativa pero masculina, lo hacen ver delicado y bonito. Penélope se detiene a observarlos un poco más y luego se acerca.
—Hola buenos días, ¿En qué puedo ayudarlos? — se presento.
—Hola estamos... — la chica lo interrumpe.
—Eres un idiota, soy Joe. — levanta la mano.
—Andrés, pero me dicen Andy. — estira su mano para estrecharla.
—Un gusto Joe y Andy, soy Penélope… — ambas se estrechan la mano.
—Queremos que salgas con nosotros, vivimos en la casa de al lado de tu tía Sofía y pensamos en que sí quieres andar con nosotros. — Penélope, sonríe.
—Salgo de trabajar a las cinco. — respondió.
—Te esperaremos afuera. — ella asiente y ellos dos salen afuera.
Siendo las 16:35 de la tarde, Penélope sale de trabajar, ya que su jefe la dejo salir antes de lo esperado. Camina hasta los jóvenes que se encuentran sentados en frente, sonriendo al verla los tres caminan por la vereda hablando conociéndose, sorprendidos de que Penélope sea de Argentina.
—¿Hace cuanto que llegaste? — pregunto Joe.
—Hoy serán 5 días. — respondió bebiendo un poco de agua. — ¿Ustedes nacieron aquí? —
—Él nació en Japón, pero a los dos años su padre lo trajo y se fue. Desde entonces, vive con nosotros mi madre lo adopto luego de que la suya lo dejara aquí. — revelo Joe.
—Ósea tu mamá y tu papá... ¿Están en Japón? — los dos asiente.
—Sí, son unos putos cabrones... — se quejó Andy.
—Vamos a bailar, Pen... — sugirió Joe. — Esta noche, estará hermosa para ponernos ebrios. —
—Está bien, vamos. — acepto con una sonrisa.
—¿Qué estás haciendo? — pregunto Joe.
—Espero el autobús. — ellos sonríen. — vamos tengo auto. —
—Ah ok. —
En el camino, llegan al auto de Joe y se suben, Andy como copiloto y Penélope en la parte de atrás, mirando como los hermanos habla y planean, ir todos juntos hasta el antro. Penélope la mando mensaje a su tía avisándole que saldrá en la noche con dos amigos, no obtuvo respuesta y decidió mandarle el mismo mensaje a su tío, el cual le pidió que se cuidará y que tuviera cuidado. Al llegar a la casa, se bajan y Penélope aprovecha para agradecer y entrar para bañar, comer algo y vestirse, con ropa un poco más cómoda para la ocasión.
Siendo las 20:50 de la noche, Penélope se terminaba de arreglar para salir con Joe y Andy. Aprovecharía a vestir como quería, sin supervisión de un adulto Penélope haría lo que quisiera durante toda la semana. Al termina de vestirse, sale de la casa por el portón y observa a los hermanas esperándola, apoyados sobre el auto.
—Te vez hermosa. — alago Andy. — Vamos. —
Penélope, solo sonríe, al saber que no fue juzgada y respiro aliviada. En el auto escuchan música, ríen, conversan se conoce un poco más, y se dan cuenta de que tienen muchas cosas en común, comprando cosas dulce para tener algo en el estómago.
En la casa de Dennis, observa como Penélope se sube al auto de los hermanos Medina y se marcha. Respira profundo y se acuesta en la cama, con sus manos detrás de su nuca mirando el techo pensando a los lugares en los que Penélope podía llegar a estar con esos dos como guías. Dennis conoce a la madre de los hermanos Medina, y a pesar de ser más grande que los tres, sabe muy bien que esos dos no son de confiar.
Se levanta de la cama, y se cambia de ropa, poniéndose algo más cómodo un pantalón de jean negro, una camiseta de manga tres cuartos de color blanco, que remarca su cuerpo grande y su espalda ancha, se ata sus cabellos con una liga de color negra, se mira en el espejo y se lava la cara junto con su barba. Una vez listo sale de su casa, se sube a su auto pero su hermana Frederik aparece enfrente de su auto, impidiéndole el paso.
—¿Qué estás haciendo? Casi te mato, capullo. — sale de su auto regañándolo.
—Lo siento, pero necesito que me lleves primero, a un antro tengo que ver a alguien. —
— Si te voy a llevar, lo menos que puedes hacer es decirme a quien verás. —
—Andy Medina. — Dennis trago en seco. — Ese niño me está volviendo loco. —
—¿Qué? ¿Desde cuándo? ¿Por qué Andy? —
—No salgo, pero lo estoy pretendiendo, y aunque me dijo que jamás saldría con un chico mayor… yo sé que no es así. — Frederik se abrocha el cinturón de seguridad. — ¿Y tú a donde ibas? —
—No importa. — continúa conduciendo.
Por alguna razón Frederik no dijo más nada, su relación con Dennis nunca fue de las mejores ni mucho menos, luego de que él se mudo a la casa de Dennis, su madre le pidió que vigilara. Luego de algunos segundos encuentran el auto de los hermanos Medina, se baja del auto y entran al establecimiento.
Una vez adentro, Frederik y Dennis se dividieron para cubrir campo y poder encontrar a sus objetivos, el primero que los encontrara le tendría que avisar al otro. Dennis, logro encontrar primero a Andy, pero se encontraba con otro chico, hablando muy cariñosamente. En cambio, continúo buscando a Penélope, pero al verla bailar con Joe y dos chicos, siento un fuerte enojo y se queda parado cerca de la barra en donde pide algo para tomar, mientras que solo puede observarla desde lejos.
—¿Los encontraste? — este le da su vaso. — Ahí. —
—Me cago en los muertos. — se quejo entre dientes. — ¿Y Pen? —
Cabecea hacia delante y Frederik mira al grupo de cuatro chicos que bailan divirtiéndose de manera tranquila. Dennis observa la hora en su reloj y ve ya son la 01:52 de la madrugada y aún no entiende cómo es que Penélope no se dio cuenta de su presencia. Entre canciones, algunas canciones latinas son sonadas en el antro por el DJ, haciendo que Penélope baila al ritmo de la música de esos artistas.
Cuando suena una de esas canciones en donde los cuerpos se acercan de a poco y terminan pegados unos con otros, las manos del joven se mueven en las curvas de Penélope, haciendo que Dennis apriete los dientes, marcando su mandíbula, sus manos se abren y se cierran con cada movimiento que hace el joven con la pequeña Penélope.
—Oye tienes que alejar a ese sujeto de ella. — sugirió Frederik.
—¿Por qué? Ella sabe lo que hace. — hablo molesto.
—¿Y por qué estás aquí? — cuestiono. — Deja que yo la lleve de regreso. —
—No lo sé. —
Cuando se estaba por ir, le da un último vistazo a Penélope y ve que ella está siendo forzada a estar con aquel joven, en cuestión de segundos Dennis se encuentra sosteniendo el brazo del joven, para agarrar el brazo de Penélope y atraerla a él.
—No te atrevas a tocarla. — sonríe de lado, para soltar al joven.
—¿Dennis? —
—Nos vamos. — da vuelta y comienza a caminar. — ¿Siempre fuiste así Croissant? —
—Suéltame. — salen del sitio. — ¿Qué haces aquí Dennis? —
—Evitando que te metas en problemas. — abrió la puerta del auto.
—Yo no voy a entrar, estoy con Joe y Andy. — respondió casi llorando.
—Tú no vas a quedarte, te vas a ir conmigo a tu casa. — agrego enojado. — Ahora entra. —
—No voy a entrar y no voy a ningún lado. — desafío. — No me mires así. —
En forcejeo Dennis logra hacer que Penélope entre al auto y comienza a conducir, olvidándose que Frederik aún sigue adentro del sitio. En el camino Penélope se cruzo de brazos mirando al frente ignorando todo lo que Dennis le habla, o preguntaba la situación se estaba volviendo cada vez más tediosa y Dennis no aguantaba más que ella no quisiera hablarle. Detiene el auto y hace que lo mire.
—Dime la verdad Croissant. — su rostro quedo, cerca al de ella. — ¿Ese chico te llego a gustar? —