Hace dieciocho años, el reino de Eldoria fue consumido por la traición y la guerra. En medio del caos, mientras el Rey Gustavo luchaba una batalla perdida contra su ambiciosa hermanastra, la Reina Roxana se vio obligada a huir. Con el corazón roto y un adiós desgarrador a su amado, confió el futuro de su linaje a tres pequeñas vidas: sus hijas trillizas, recién nacidas y destinadas a heredar el trono.
Hoy, esas princesas viven una existencia humilde y oculta bajo los nombres de Nyx, Ignis y Luna. Tras la reciente pérdida de su madre, estas jóvenes campesinas se enfrentan solas a la dureza de la vida, sin saber que la sangre real corre por sus venas ni que cada una posee un don mágico latente: el control de las Sombras, el Fuego y la luz, respectivamente.
Pero el destino tiene otros planes. La llegada de un misterioso anciano, portador de secretos ancestrales y verdades olvidadas, irrumpirá en sus vidas, desvelando la usurpación de su reino y profecías...
NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Los hijos del velado
El silencio en la caverna era espeso, solo roto por el suave crepitar de los cristales azules que iluminaban el refugio. Las trillizas, aún conmocionadas por la aparición de la mujer de cabello plateado, se aferraban la una a la otra.
La figura, alta y majestuosa, las observaba con una intensidad que las hacía sentir desnudas, como si pudiera ver directamente en sus almas.
—Soy Elara— dijo la mujer, su voz ahora era más clara, y llena de una autoridad serena. —La Guardiana del Refugio del Velado y una de las últimas herederas del antiguo linaje de Vesperia—
Elara se acercó a ellas, sus ojos plateados se detuvieron en cada una de las trillizas. Un suave resplandor pareció emanar de sus manos mientras las extendía.
—Kaelen ha hecho bien en traerlas. El tiempo es corto y la oscuridad que se cierne sobre Vesperia es más densa que nunca—
Justo en ese momento, dos figuras emergieron de un pasadizo lateral, sus pasos eran firmes y silenciosos. Eran dos jóvenes, ambos con la misma elegancia y porte que Elara, pero con una energía juvenil y vibrante. Sus cabellos eran de un castaño oscuro, casi negro, y sus ojos, al igual que los de su madre, poseían una penetrante mirada plateada. Vestían armaduras ligeras de cuero oscuro, con intrincados detalles plateados que brillaban bajo la luz de los cristales. Llevaban espadas enfundadas en sus caderas, y sus posturas denotaban la gracia y la fuerza de guerreros.
El primero en hablar tenía una sonrisa encantadora y un brillo travieso en sus ojos.
—Así que estas son las princesas de las que Kaelen nos ha estado hablando— dijo, con su voz melodiosa y llena de curiosidad. —Soy Lyra, el mayor. Es un placer conocerlas, jóvenes herederas—
El segundo, un poco más reservado pero con una presencia igualmente imponente, asintió con una leve inclinación de cabeza.
—Y yo soy Orion— añadió, en un tono más grave que la de su hermano. —Bienvenidas al refugio—
Las trillizas se quedaron boquiabiertas. Los dos jóvenes eran, sin duda, apuestos. Lyra tenía una energía chispeante, sus ojos plateados brillaban con una picardía amable. Orion, por otro lado, poseía una calma serena, una fuerza silenciosa que lo hacía igualmente cautivador.
Ignis fue la primera en recuperar la compostura, aunque un leve rubor tiñó sus mejillas.
—Nosotras... somos Luna, Nyx e Ignis— dijo, señalando a cada una de sus hermanas.
Luna, todavía un poco asustada, se escondió un poco detrás de Nyx, pero sus ojos curiosos no dejaban de observar a los recién llegados. Nyx, siempre la más observadora, evaluó a los hermanos con una mezcla de cautela y fascinación.
—Lyra y Orion son mis hijos— explicó Elara, con una pizca de orgullo en su voz. —Han sido entrenados desde pequeños en las artes de la guerra y la magia, preparándose para el día en que Vesperia pudiera ser liberada—
Lyra dio un paso adelante, y su sonrisa se amplió.
—Hemos esperado mucho tiempo por ustedes, princesas. Nuestro destino está entrelazado con el suyo. Juntos, esperamos restaurar la luz en Vesperia—
Orion asintió, con su mirada fija en las trillizas.
—El camino será arduo y peligroso. Los Sombríos no se detendrán ante nada para evitar que cumplan la profecía. Pero no estarán solas—
Kaelen, que había estado observando la escena con una sonrisa enigmática, se acercó.
—Las trillizas necesitan descansar, Elara. Han tenido una noche larga y aterradora—
Elara asintió.
—Por supuesto. Lyra, Orion, por favor, guíenlas a sus aposentos. Hay mucho que discutir y preparar mañana—
Lyra hizo un gesto con la mano, invitándolas a seguirlo.
—Por aquí, princesas. El refugio es vasto, pero encontrarán su lugar—
Mientras seguían a los hermanos por otro pasadizo, Luna susurró a Nyx e Ignis:
—Son... muy guapos, nunca habíamos visto ningunos niños así—
Ignis asintió, y su rubor se intensificó. Nyx solo rodó los ojos, pero una pequeña sonrisa se formó en sus labios al ver las mejillas de Ingis del mismo color de su pelo.
La presencia de Lyra y Orion, con su fuerza y confianza, había inyectado una nueva esperanza en sus corazones. Ya no estaban solas. Tenían aliados, y no solo eso, sino aliados que eran fuertes, experimentados y, para ser honestas, bastante atractivos.
Los hombres caminaban delante de ellas con confianzas, ambos eran muy altos, demasiados en un aproximados de 1'95.
También hay que recalcar que las trillizas también son altas, al menos miden 1'80.
Los hombres eran fuertes, anchos de espalda y bien fornidos. Se nota aún a travez de esa armadura sus esbeltas esculturas.
El pasadizo las llevó a una serie de pequeñas habitaciones excavadas en la roca, cada una con una cama sencilla pero cómoda y una pequeña mesa. Los cristales azules proporcionaban una luz suave y reconfortante.
—Aquí estarán a salvo— dijo Orion, señalando la habitacion. —Hay comida y agua fresca disponible en la sala común, al final del pasillo—
Lyra se inclinó ligeramente.
—Descansen bien. Mañana comenzará su verdadero viaje—
Con esas palabras, los hermanos se despidieron, dejando a las trillizas solas en su nueva habitación A pesar del cansancio, la mente de las hermanas estaban llenas de nuevas preguntas y emociones.
La aparición de Elara, Lyra y Orion había cambiado drásticamente el panorama. Ya no eran solo tres jóvenes huyendo; ahora eran parte de algo más grande, rodeadas de aliados que compartían su destino.
Ignis se recostó en su cama, su mente está repasando la imagen de los dos hermanos. La idea de entrenar con ellos, de luchar junto a ellos, encendió una chispa de emoción en su interior. Luna, acurrucada con su oso, sentía un poco menos de miedo, la presencia de los caballeros era reconfortante. Y Nyx, en su diario, comenzó a escribir, su pluma volaba sobre el pergamino, documentando cada detalle de este nuevo e increíble capítulo en sus vidas.
El amanecer traería consigo el inicio de su verdadero entrenamiento, un entrenamiento que no solo moldearía sus habilidades mágicas, sino también sus corazones y su destino, entrelazado ahora con el de los apuestos hijos de Elara...
