En un mundo devastado por el apocalipsis zombi, la supervivencia es una guerra constante. Ayanokouji Kiyotaka, un joven calculador y frío, escapa de la opresiva Sala Blanca solo para encontrar un mundo aún más brutal. Ahora, atrapado en el instituto Fujimi, debe usar su inteligencia y habilidades estratégicas para liderar a un grupo de estudiantes en medio del caos.
A medida que las hordas de muertos vivientes se acercan, Ayanokouji se enfrenta a una amenaza aún mayor: la traición y la desconfianza dentro de su propio grupo.
Mientras los aliados se vuelven enemigos y la violencia alcanza su punto álgido, Ayanokouji debe tomar decisiones drásticas para proteger a a los suyos. Entre la lucha por los suministros y la constante amenaza de los zombis, cada día se convierte en una prueba de ingenio y fuerza.
¿Podrá Ayanokouji mantener la unidad y liderar a su grupo hacia un futuro incierto, o caerá ante las fuerzas que buscan destruirlo?
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Capítulo 6: Nuevos miembros
La noche caía sobre la ciudad como un manto oscuro y amenazante, envolviendo a Ayanokouji Kiyotaka y su grupo en una tensa quietud. Dentro del edificio improvisado como refugio, las sombras bailaban al ritmo de las velas parpadeantes, mientras los sobrevivientes compartían historias de pérdida y esperanza.
—¿Cómo llegaste hasta aquí, Alice? —preguntó Saya, su tono neutral pero con una curiosidad palpable.
Alice ajustó nerviosamente el agarre en su katana, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de tristeza y determinación.
—Estaba con un grupo de sobrevivientes, pero nos separamos durante un ataque. He estado sola desde entonces, tratando de encontrar un lugar seguro —explicó, su voz apenas un susurro en la oscuridad.
Saeko asintió comprensivamente, recordando sus propias experiencias de pérdida y soledad en medio del caos.
—Estás a salvo con nosotros ahora, Alice. Somos más fuertes juntos —añadió con serenidad.
Ayanokouji observó a la joven con interés calculador, evaluando no solo su habilidad para sobrevivir sino también su potencial para fortalecer al grupo.
—Bienvenida al equipo, Takagi Alice. Necesitaremos tu habilidad con la katana y tu capacidad para adaptarte rápidamente —declaró, su voz resonando con autoridad natural.
La noche transcurrió en relativa calma, interrumpida solo por el ocasional sonido de un zombie que se acercaba demasiado. La luna brillaba pálida a través de las ventanas rotas, iluminando rostros cansados pero decididos.
Al amanecer, el grupo decidió explorar los alrededores en busca de suministros y posiblemente otros sobrevivientes. Ayanokouji lideraba la expedición con su habitual calma, cada paso meticulosamente planeado para minimizar el riesgo.
—Dividámonos en equipos de dos. Mantengan contacto por radio y avísenme de cualquier hallazgo significativo —ordenó, distribuyendo radios portátiles mientras el grupo se preparaba para partir.
Takashi y Rei formaron un equipo, explorando las calles cercanas en busca de comida y medicinas esenciales. Saya y Kohta se adentraron en un supermercado abandonado, confiando en la astucia de Saya para encontrar recursos útiles.
Saeko y Alice, por su parte, patrullaban el perímetro del refugio, sus movimientos fluidos y coordinados como si fueran una extensión del otro. La joven Takagi observaba con admiración la habilidad y la calma de Saeko, aprendiendo rápidamente de su enfoque letal pero elegante.
En un callejón cercano, Takashi y Rei se encontraron con una persona . Ella era Shizuka Marikawa, la joven enfermera de la escuela Fujimi, con su uniforme desaliñado pero intacto.
—¿Estás sola? —preguntó Takashi, su mirada escudriñando las sombras detrás de ellos.
Shizuka asintió con cautela, su voz suave pero firme. —Perdi a los demás durante un ataque hace días. He estado buscando un lugar seguro desde entonces.
Takashi intercambió una mirada con Rei antes de asentir con decisión.
—Ven con nosotros. Tenemos un refugio temporal cerca —ofreció, su tono firme pero reconfortante.
De regreso en el refugio, Ayanokouji evaluó a la recién llegada con una mezcla de interés y cautela. La adición de más sobrevivientes aumentaba tanto las fortalezas como los riesgos del grupo, y sabía que cada decisión debía ser cuidadosamente analizada.
—Soy Shizuka Marikawa . Gracias por recibirme en su grupo —dijo la enfermera, su sonrisa cansada pero sincera.
Ayanokouji observó a Shizuka Marikawa mientras ella se presentaba al grupo con su típica amabilidad y calidez. A pesar del caos y el peligro que los rodeaba, Shizuka mantenía una actitud positiva y tranquila, algo que no pasó desapercibido para Ayanokouji.
Al conocerla, Ayanokouji le dio una bienvenida formal y calculada, como siempre.
—Bienvenida al grupo, Shizuka —dijo Ayanokouji, su tono neutral pero cortés—. Estoy seguro de que tus habilidades serán invaluables para nosotros.
Shizuka sonrió y asintió, agradecida por la bienvenida.
Ayanokouji pensó para sí mismo, evaluando la situación con su habitual lógica fría. Tener a una enfermera en el grupo, especialmente alguien tan experimentada y calmada como Shizuka, era un recurso extremadamente valioso. En un mundo donde las heridas y las enfermedades podían significar la diferencia entre la vida y la muerte, su presencia podría aumentar significativamente sus posibilidades de supervivencia.
—Tener una enfermera en estos momentos críticos es más que útil —reflexionó Ayanokouji internamente—. Es esencial. Su habilidad para tratar heridas y enfermedades nos dará una ventaja vital en este entorno hostil.
Con esa conclusión, Ayanokouji decidió mantener una vigilancia estrecha sobre Shizuka, asegurándose de que estuviera protegida y pudiera desempeñar su papel sin obstáculos. Sabía que, en este nuevo y peligroso mundo, cada miembro del grupo tenía un papel crucial, y Shizuka era ahora una pieza fundamental en su estrategia de supervivencia.
Mientras el sol ascendía en el horizonte, la ciudad se despertaba lentamente ante ellos, un campo de batalla donde cada día era una prueba de fuerza, estrategia y, sobre todo, supervivencia.