Pedro es un Exmilitar que debido a una lesión se vio obligado a retirarse, siendo un adicto a la adrenalina en su retiro decide fundar una academia de deportes extremos.
Un día un accidente termino con su vida y cuando cree que es su fin termina el reencarna en el cuerpo de una chica, pero no de una cualquiera sino de la emperatriz del imperio de Arrosa, una chica mimada que está destinada a morir, y ¿Cómo sabe eso?, es porque dicha emperatriz es un personaje relleno en la novela favorita de su hermana.
Pero Carlos no está dispuesto a morir de nuevo por lo que hará lo necesario para sobrevivir.
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Capítulo 23
DANNA
- ¡detente! – le digo a Amaro mientras intento zafarme de su agarre
Está enojado solo un tonto no se daría cuenta, y es más que claro el por qué está enojado y eso no me molesta tanto como debería y eso me asusta un poco, ya que debería preocuparme no agradarme que me cele.
Solo un ciego no se daría cuenta que Amaro esta celoso, algo que yo en mi estupidez provoque y esto es contraproducente al plan, el punto es que Amaro pierda el interés en mí, no alentarlo, es por eso que cuando me pidió cubrirme lo hice sin dudarlo, pero no me esperaba que reaccionara así cuando intente usar la camisa que Anna me había traído, la verdad eso que dicen que los hombre no son complicados es una mentira.
- Amaro, ya para, ¿a dónde vamos? – le digo mientras intento zafarme nuevamente sin éxito, no recibo una contestación lo cual me está enojando
Llegamos a una parte del palacio que nunca había visto y en la que nunca había estado, Amaro me sigue llevando por aquellos pasillos inexplorados y se detiene frente a una puerta la cual abre y se mete junto conmigo y solo dentro de la habitación me suelta.
- Y a ti ¿Qué demonios te pasa? – le digo ya muy enojada al entrar
El muy estúpido, por no decirle peor, no me dice nada sino que se acerca al armario y saca una camisa y se acerca a mí con ella, y solo es así como caigo en cuenta de que me trajo a su habitación.
- Perdón por mi actitud pero la verdad no me gusta la idea de que uses la ropa de otro hombre, así que me haría muy feliz y a la vez me dejaría muy tranquilo que usaras esta, está limpia – me dice y puedo ver como se sonroja un poco y es adorable, rápidamente me doy una cachetada mental por ese pensamiento y me acerco a él
Tomo la camisa en mis manos y la enrollo en una de ellas y después le doy un puñetazo en el estómago con toda la fuerza que tengo, no me preocupa lastimarlo, al darle el golpe puedo sentir lo duro que esta su abdomen, algo que hace me sonroje.
- Ahora si estas perdonado – le digo mientras me alejo de él pero sin que me lo espere él me toma la mano y me envuelve en sus brazos
- No sabía que mi emperatriz tuviera tan buen puño – me dice mientras estoy en sus brazos
Siento como mi cara se pone totalmente roja debido a la cercanía de Amaro, siento como mi corazón se acelera e inconscientemente levanto la vista y es la peor decisión que pude tomar ya que puedo ver el deseo en sus ojos.
Siento como Amaro me acerca más a él y lentamente te va bajando su cabeza hasta quedar a mi altura y sus labios están ya muy cera de los míos, yo se que debo detenerlo, no debo darle esperanza de ningún tipo, lo nuestro no puede funcionar, pero mi cuerpo no parece entender razones ya que se derrite en los brazos de Amaro. Cuando estanos a punto de besarnos un sonido o más bien una voz nos regresa a la realidad y nos separamos de inmediato.
- Sus majestades ¿se encuentran bien? – oigo que pregunta la señora Ginebra
- Si, si estamos bien en un momento salimos – le contesto mientras camino a la puerta y me pongo la camisa que Amara me ha dado, jamás en mi vida he estado tan agradecida con alguien como con la señora Ginebra en estos momentos - ¿vienes? – le digo al ver que no se mueve
- Si, voy en un momento – me dice y yo salgo de la habitación como si hubiera un incendio dentro de ella
Llego al campo de entrenamiento y Sergio me pone unos ejercicios para que empiece a calentar en lo que Amaro llega, no pasa mucho tiempo cuando este llega y nuestro entrenamiento comienza.
Amaro es un gran maestro, tiene mucha paciencia y es amable, pero a la vez es firme cuando es necesario, estoy segura de que aprenderé mucho de él y con respecto a lo que paso en su habitación no debo permitir que vuelva a ocurrir.
AMARO
Es mi vida quise tanto matar a alguien como a mi nana hace un momento, estoy 100% seguro de que Dana no hubiera rechazado mi beso, un beso que vengo anhelando desde que despertó, pero al parecer la suerte no está de mi lado ya que ese beso no pudo ser.
Me quedo solo en mi habitación para intentar calmarme, y una vez lo logro decido ir al campo de entrenamiento para entrenar con Danna, al llegar veo que Sergio ya empezó con su entrenamiento y veo que ambos se llevan bien y eso me molesta, ya que Danna conmigo suele ser más cauta, lo único que me alivia es que confió plenamente en aquel que llamo mi amigo y sé que no me traicionaría.
Me gusta verla con mi camisa, me gusta verla con mi ropa puesta me hace sentirla más mía y aunque suene algo tonto me hace sentir mejor.
Llego a su lado y comienzo a enseñarle, primero termino su calentamiento para evitar que se lastime y luego empiezo a enseñarle lo básico sobre el manejo de la espada, la verdad me veo gratamente sorprendido ante Danna, no solo su condición es mucho mejor de lo que esperaba, pero esto lo sospeche cuando dijo que se ejercitaba, pero lo que si no esperaba fue su gran talento con las armas, es en realidad muy buena, aprendió rápidamente las posiciones básicas para manejar la espada y está avanzando muy bien para ser solo su primera clase.
Después del entrenamiento ambos nos retiramos a nuestras respectivas habitaciones para asearnos y bajar a cenar.
Los días siguientes seguimos la misma rutina por la mañana ambos hacemos nuestros respectivos deberes y por las tardes entrenamos, al menos que tengamos algún otro compromiso que no los impida.
La verdad este tiempo me ha dado la oportunidad de conocer más a Danna, cuando descansamos durante el entrenamiento Danna se muestra más abierta conmigo y eso me gusta y cada día me enamoro más de ella y ahora estoy seguro de que no le soy indiferente, ya que en más de una ocasión la he pillado mirándome más de la cuenta, y aunque es una costumbre que no tengo algunos días me quito la camisa para entrenar solo para ver su reacción y lo que veo es favorable para mí, sé que a Danna le gusto, ahora solo tengo que lograr que lo admita.