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¿Por Qué Estoy En Este Cuerpo?

¿Por Qué Estoy En Este Cuerpo?

Status: En proceso
Genre:Romance / Aventura / Venganza / Matrimonio contratado / Amor prohibido / Amor tras matrimonio
Popularitas:3.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Carlos Contreras

Álvaro, creyente en la reencarnación, se encuentra atrapado en el cuerpo de Felipe, un ladrón muerto en un tiroteo. Con una nueva identidad, pero con la misma mente astuta y sedienta de justicia, decide vengarse de Catalina y de su amante. Usando sus habilidades empresariales y su inteligencia, se infiltra en su propia casa, ahora ocupada por otros, y empieza a mover las piezas de un plan de venganza que se va tornando cada vez más complejo.

Entre situaciones cómicas y tensiones dramáticas, la novela explora temas de identidad, amor, traición y justicia, mientras Álvaro navega en un mundo que no le pertenece, pero que está dispuesto a dominar. La lucha interna entre el alma de Álvaro y el cuerpo de Felipe crea un conflicto fascinante, mientras él busca vengarse de aquellos que lo destruyeron.

NovelToon tiene autorización de Carlos Contreras para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El despertar

Un olor químico, penetrante, lo sacó de la negrura. Álvaro abrió los ojos con dificultad, deslumbrado por las luces blancas que colgaban del techo. Parpadeó varias veces hasta que su visión comenzó a enfocarse. Estaba en una cama desconocida, rodeado de máquinas que pitaban rítmicamente. El dolor en su pecho le recordó que no era un sueño, ni una pesadilla: estaba vivo, pero no como Álvaro Vega.

Un tirón incómodo en su brazo derecho le hizo mirar hacia abajo. Una intravenosa se clavaba en su piel áspera y curtida. Sus manos eran grandes, con cicatrices y uñas mal cuidadas, nada como las que recordaba. Fue entonces cuando el pánico lo golpeó.

—¿Qué... qué demonios? —murmuró con una voz ronca, extraña.

Trató de levantarse, pero un dolor punzante en su costado lo obligó a tumbarse de nuevo. La cortina a un lado de la cama se abrió de golpe, revelando a una enfermera robusta con el ceño fruncido.

—Señor Cruz, no se mueva tanto. Está recién operado —le dijo con un tono profesional mientras revisaba el monitor a su lado.

"Señor Cruz," pensó Álvaro, procesando esas palabras. Era cierto. Ahora estaba en el cuerpo de Felipe Cruz, el ladrón cuya vida había acabado en un tiroteo.

—¿Dónde... dónde estoy? —preguntó, su voz casi inaudible.

—En el Hospital General. Tuvo suerte de sobrevivir, considerando la bala que rozó su pulmón. —La enfermera lo miró con una mezcla de desdén y curiosidad—. Aunque no sé si llamarlo suerte, con la policía esperando afuera.

—¿Policía? —El corazón de Álvaro comenzó a latir con fuerza.

—Por supuesto. Están esperando para interrogarlo. —Ella se encogió de hombros, ajena al conflicto interno de su paciente—. Descanse, señor Cruz. No creo que tenga mucho tiempo antes de que lo lleven.

La enfermera salió de la habitación, dejando a Álvaro solo con sus pensamientos. Respiró hondo, tratando de calmar el torbellino que giraba en su mente. "Esto no puede ser real," pensó. Sin embargo, el reflejo en el pequeño espejo al lado de la cama confirmó lo que ya sabía.

En lugar del rostro elegante y pulcro de Álvaro Vega, vio el rostro endurecido y lleno de cicatrices de Felipe Cruz. Su mandíbula se tensó mientras intentaba comprender cómo había llegado a esa situación. Recordó el momento de su muerte: el dolor insoportable en su pecho, el último vistazo a Catalina y su amante riéndose en la distancia, y luego la oscuridad. Después, el encuentro con Felipe en ese extraño espacio entre la vida y la muerte.

"Esto es una segunda oportunidad," se dijo a sí mismo, forzándose a respirar más despacio. "Esto es mi única oportunidad."

El tiempo en el hospital parecía avanzar lentamente, cada segundo marcado por el pitido constante de las máquinas. Sin embargo, Álvaro no podía permitirse perder tiempo. Sabía que la policía lo estaba esperando y que, si lo arrestaban, sería casi imposible ejecutar su plan de venganza. Tenía que salir de allí.

Poco después, una voz conocida interrumpió sus pensamientos.

—Vaya, Felipe, parece que tienes más vidas que un gato.

Álvaro levantó la mirada hacia un hombre alto y delgado, con un bigote descuidado y una chaqueta de cuero desgastada. Reconoció su voz de inmediato: era Mario, un compañero de fechorías de Felipe. La única persona que había venido a visitarlo, probablemente porque tenía algo que ganar.

—Mario... —murmuró Álvaro, probando el nombre con cautela.

Mario arqueó una ceja. —¿Qué? ¿Te pegaste en la cabeza también? No me digas que olvidaste quién te salvó el pellejo en el callejón. Si no fuera por mí, esos policías ya te habrían rematado.

Álvaro aprovechó la oportunidad. "Esto podría ser útil," pensó.

—Gracias, Mario. Estoy... estoy algo confundido. ¿Qué pasó exactamente?

Mario se cruzó de brazos y suspiró. —Te dispararon, viejo. No sé cómo sobreviviste, pero aquí estás. El problema es que los polis no se van a largar. Si quieres salir de esta, será mejor que pienses rápido.

Álvaro asintió lentamente, su mente trabajando a toda velocidad. Necesitaba a Mario, al menos por ahora.

—Ayúdame a salir de aquí —dijo finalmente, mirando a su supuesto amigo con determinación.

Mario lo miró con incredulidad. —¿Estás loco? Hay guardias en la puerta y cámaras por todas partes. No es como si pudiéramos simplemente caminar.

Álvaro se inclinó hacia adelante, ignorando el dolor en su costado. —Escucha, Mario. Me debes esta. Yo te salvé la vida más de una vez, ¿o no?

El otro hombre vaciló, pero finalmente asintió. —De acuerdo, pero si nos atrapan, esto no fue idea mía.

Horas después, bajo la cobertura de la noche, Mario regresó con ropa de hospital adicional y un plan básico. Con la ayuda de una enfermera sobornada, lograron cambiar los registros de la habitación y desconectar a Álvaro de las máquinas sin disparar las alarmas. El plan era arriesgado, pero funcionó.

Ya fuera del hospital, Álvaro respiró hondo, sintiendo por primera vez el aire fresco en sus nuevos pulmones.

—¿Y ahora qué? —preguntó Mario, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno a Álvaro, quien lo rechazó con un gesto.

—Ahora, necesito recuperar lo que es mío —respondió Álvaro, mirando al horizonte, donde la silueta de su antigua mansión se dibujaba a lo lejos.

Mario se echó a reír. —¿Tuyo? Vaya, Felipe, creo que el tiro te dejó más loco de lo que pensaba.

Álvaro no respondió. Solo sabía que su misión acababa de comenzar.

Mientras caminaban hacia la oscuridad de la ciudad, la mansión de los Vega parecía brillar como un faro en la mente de Álvaro. "Catalina," pensó con furia contenida. "Voy a volver, y esta vez, jugaré el juego a mi manera."

Sin embargo, desde las sombras de un callejón cercano, una figura observaba atentamente a los dos hombres. Era un policía encubierto, que hablaba rápidamente por un auricular.

—El objetivo se ha fugado. Repito, Felipe Cruz está en movimiento. Solicito refuerzos.

La cacería apenas comenzaba.

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Aranza Aguilar
estaba muy emocionante, tiene una segunda oportunidad y no hace que la mujer pague que estupidez
CaloAldo: /Smile/
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Inirida Contreras
maravillosa la historia felicidades
CaloAldo: /Heart/
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Inirida Contreras
emocionante divina la historia felicidades autora
CaloAldo: /Smile/ gracias
total 1 replies
Inirida Contreras
fascinante
CaloAldo: muchas gracias
total 1 replies
Inirida Contreras
me encanta la historia
CaloAldo: Excelente
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