Él solamente debía estar a su lado para protegerla y evitar que cometiera errores que le costarían muy caro. Ahora deberá elegir entre su verdadero ser y la mujer que le hizo sentir cosas que jamás imaginó...
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Frustración y enojo
Escuchar que su padre le decía aquello era demasiado para ella, no podía comprender por que razon luego de tanto tiempo sin interesarse en ella o en lo que hacía, ahora, que era practicamente una adulta al hombre le preocupara, la muchacha primero negó con la cabeza, mientras bufaba una y otra vez en señal de rechazo.
-¿Cómo que guardaespaldas personal?- le increpó la muchacha poniéndose de pie bastante alterada. Azael solamente observaba la situación, mientras ella se quejaba y refunfuñaba en absoluto desacuerdo con la decisión tomada por su padre.
-Sí, eso exactamente- le replicó el hombre alzando su tono de voz- Azael, va a estar todo el tiempo contigo- continuó explicándole, la muchacha hizo un gesto de inconformidad mientras veía con malos ojos al sujeto frente a ellos- El será tu sombra, no va a dejarte a sol ni a sombra.
-¡Pero papá! ¡Eso no es justo! ¡Soy una mujer adulta!- exclamó la muchacha, dando patadas al piso como de niña chiquita, Azael hizo una mueca parecida a una sonrisa ante el acto tan infantil.
-Eso deberías decírtelo tu misma y actuar como tal- le replicó su padre- Y ya no discutas más por esto, por que es una decisión tomada y mi última palabra.
La muchacha se obligó a detener su berrinche, y sin pronunciar una sola palabra más salió del despacho de su padre, estaba mas que dispuesta a azotar la puerta al salir reforzando su inconformidad, pero cuando intentó hacerlo, esta se mantuvo absolutamente inmóvil, Adalyn se giró y comprobó que tal como su progenitor le había dicho el hombre que iba detrás de ella la había detenido. Así que sin pronunciar palabra, la joven se dio vuelta y aceleró su paso para perderse de la vista de todos.
Adalyn caminó lo más rápido que pudo, intentando alejarse del sujeto, pero él era bastante más alto y ágil, en pocas zancadas lo tuvo pegado caminando detrás de ella. La muchacha llegó a su habitación, abrió la puerta, observando la imagen de Azael a su lado.
-¿Qué?- espetó enojada- ¿también vas a entrar a mi cuarto y dormir conmigo?-
-"Ni que mi vida estuviera en peligro"- pensó Azael, luego alzó una ceja, mientras la muchacha le cerraba la puerta en las narices.
-Si que es todo un castigo esto- dijo Azael mirando hacia arriba, pues sabía que desde allí Gabriel y todos los demás lo estarían observando.
Mientras tanto, dentro de la habitación, Adalyn se metía al baño.
-¡Ahhh! ¡Maldición!- renegaba e insultaba la muchacha lamentándose por su mala suerte- ¿Cómo puede ser esto posible?¡después de tanto tiempo sin que le importara nada de mí, ahora me viene a poner niñera!¡ahhh!- eso y mucho más era lo que la muchacha balbuceaba mientras se metía al baño a darse una ducha para ver si así lograba quitarse de encima un poco la "mala suerte" que la estaba acechando. Luego de darse un largo, muy largo baño, Adalyn se puso un short y una blusa de tirantes, cerró las cortinas, apagó las luces y se metió a la cama, con la única intención de dormir al menos un poco más y la esperanza de que todo fuera un muy mal sueño.
Azael, por su parte había llevado una banca al pasillo que daba a la habitación de la muchacha, se sentó allí y no se movió por horas. Los demás empleados de la casa murmuraban, pues veían con asombro la drástica decisión que había tomado su jefe, ya que al igual que Adalyn todos coincidían en que cuando debía cuidarla más no lo hizo.
Adalyn salió de su habitación en silencio, aún envuelta en la somnolencia de su siesta. Al doblar el pasillo, la tenue luz de la lámpara reveló la figura del nuevo guardaespaldas, sentado en una banca, absorto en la lectura de un libro.
-¡Rayos!- exclamó la joven al verlo, pues ella suponía que él se habría cansado de esperar frente a su puerta y se había ido por ahí a hacer alguna otra cosa- ¿Así que a partir de ahora tú eres mi "niñera"? -dijo Adalyn, con un tono que mezclaba incredulidad, desagrado, pero sobre todo burla. El guardaespaldas levantó la mirada de su libro, con una chispa de sarcasmo brillando en sus ojos.
-Sí, princesa, estoy aquí para protegerte de todos esos peligros mortales que rondan a tu alrededor, en especial los que te llevan a sitios en los que no debería estar una muchacha como tú - respondió Azael con cierta ironía.
Adalyn frunció el ceño, su disgusto era evidente en cada gesto.
-Yo no pedí tu protección ni quiero que estés aquí. ¿Cuánto tiempo piensas quedarte?- le preguntó con claro disgusto. El guardaespaldas sonrió con picardía.
-El tiempo que sea necesario para que tu papá se sienta seguro de que no te va a pasar nada- le respondió él. La joven bufó, cruzando los brazos.
-Pues te aseguro que puedo cuidarme sola, y no necesito a alguien como tú vigilándome.- aseguró ella mientras caminaba hacia la cocina, por que se había despertado a causa del hambre que tenía, el guardaespaldas cerró el libro lentamente, poniendose luego de pie, clavando la mirada en Adalyn.
-Eso es lo que todos dicen hasta que las cosas se complican.- afirmó mientras la seguía.
La tensión flotaba en el aire, ella lo miraba de reojo con desconfianza, el la veía con fastidio siendo consciente de que la muchacha sería muy latosa, estaba más que claro que la presencia de Azael no era bienvenida, y Adalyn no iba a dejar que olvidara eso fácilmente.
Adalyn se adentró en la cocina, con Azael siguiéndola como una sombra. La muchacha, con el estómago gruñendo por el hambre, decidió prepararse algo de almuerzo-cena, consciente de que por enojarse se había saltado ambas comidas. Mientras revolvía buscando ingredientes en la nevera, Azael permanecía en la puerta, observándola con una expresión imperturbable. Adalyn, notando su mirada intensa, no pudo evitar lanzarle una mirada de desdén.
-No necesito que me persigas por toda la casa- le espetó- Y mucho menos que me mires mientras como, ¿sabes?
Azael simplemente asintió, sin apartar la mirada. Adalyn resopló y continuó con la preparación de su comida, sintiendo la presión constante de la presencia del guardaespaldas. La tensión entre ambos era palpable, y la cocina se llenó de un silencio incómodo mientras Adalyn intentaba ignorar la presencia no deseada que ahora compartía su espacio personal.
fascinada con los personajes de Azael y Adalyn 😍 el amor de los más puros.
Fuerzas malignas trataron de separarlos pero al final perdieron 🤷♀️
Gracias por escribir ✍️ una hermosa historia
Dios la bendiga 🙏 éxitos 🙌
Pero regresó Azael y está vez para quedarse con ella para toda la vida 😍
y cuál es él precio a pagar 🤷♀️