El Doctor de Mis Sueños. (BL/Yaoi)

Aunque nuestros corazones trabajan mediante control involuntario, desconectados del pensamiento consciente, es posible estimularlos a través de nuestro sistema nervioso o la afluencia de hormonas que son liberadas. Por ejemplo, emociones como la felicidad, la sorpresa y la excitación aceleran el ritmo cardíaco, haciéndolo latir en intervalos más cortos, especialmente durante las relaciones sexuales.

— Ahh... Así, justo ahí... Por favor —dijo Freed con voz suplicante— Te quiero dentro de mí.

Noah retiró los dedos y se inclinó sobre su cuerpo. La punta de su miembro presionaba su entrada ajustada y húmeda. Sus rostros estaban a milímetros de distancia, sus ojos fijos en la mirada del otro. Se estaban besando cuando Noah entró en él, quien dejó escapar un suspiro exquisito, con un deje de dolor. Se sentía tan maravilloso estar dentro de él que Noah también lanzó un gemido.

Noah movía despacio en su interior al principio, tratando de no lastimarlo. Freed se aferraba a su espalda. Al cabo de unos minutos, Freed se había acostumbrado al grosor de Noah, y este aprovechó para empezar a darle fuertes embestidas mientras besaba sus labios y cuello. Freed ajustó el abrazo de sus piernas en la cintura de Noah, y este aceleró más sus embestidas. Al cabo de pocos segundos, ambos llegaron a la cima.

— ¿Ya te vas? —preguntó Freed al ver cómo Noah se vestía luego de darse una ducha— ¿Por qué no te quedas a dormir?

— Paso, mañana tengo turno matutino y no quiero llegar tarde —respondió Noah fríamente mientras se abrochaba la camisa.

— Muy sospechoso, es como si estuvieras obsesionado con algo... O tal vez alguien... ¿Me equivoco? Algo te pasa, no luces como de costumbre esta noche.

Noah frenó sus movimientos por una fracción de segundo, algo que no pasó desapercibido por Freed, pero que logró disimular muy bien.

— No... Soy el mismo de siempre... ¿Puedes cerrar la boca mejor, Freed?

— Vamos, ¿realmente nunca vas a serle fiel a alguien algún día, como los demás? Quiero decir, realmente estoy bien con la aventura que tenemos, pero no creo que pueda hacer esto para siempre. Todos tenemos que sentar cabeza en algún punto, ¿verdad? —preguntó más para sí mismo que para Noah y luego añadió— O quizás... ¿Qué tal si tratamos de salir en serio...? Quien quita, puede que seamos compatibles.

— Deja de escupir cosas sin sentido, promiscuo —dijo, lanzando la toalla con la que se había secado en su cara— Me voy, nos vemos.

Noah siguió pensando en lo que le había dicho Freed la noche anterior; no entendía por qué pensaba tanto en eso.

<< ¿Una relación seria...? Cierto, he estado en una de esas antes... Es exactamente por eso que puedo ver a través de esa farsa ciega llamada "amor". El enamoramiento y la felicidad no son más que tonterías fugaces. Un sueño para los débiles... Uno en el que creen que con decir amor pueden superar cualquier cosa en la vida. >>

— Aquí está su almuerzo.

— Gracias.

Noah no había dado tres pasos cuando fue interceptado por Dylan.

— Hoy luces diferente, doctor. Has pasado de comer una simple manzana a comer emparedados ahora —miró la bandeja que Noah tenía en mano y agregó— Aunque debo admitir que lucen muy sabrosos. ¿Te vas a sentar a comer con alguien hoy? Si no te importa... —colocó una mano en el hombro de Noah, quien entrecerró ligeramente los ojos—. ¿Tal vez te gustaría algo de compañía hoy? Es solitario sentarse solo, incluso te invitaré el postre si deseas...

— Honestamente, quisiera aceptar tu oferta, pero tengo que rechazarla por hoy.

— ¿Eh?

— Ya tengo una cita con alguien —dijo con una media sonrisa y alejándose de Dylan— Lamento dejarte de esta manera, tal vez podamos dejarlo... ¿Para la próxima?

Y así, sin más, se marchó, dejando a Dylan de mal humor.

— Maldición, maldición —bufó este, cerrando los ojos con rabia— Él literalmente está acostándose con todos aquí y aún así tiene el valor de rechazarme... ¡Esto es una mierda! ¡Cuando encuentre al enfermero de cualquier departamento con el que se está viendo...!

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— ¿Eres algún tipo de sádico, doctor? Torturando a tus pacientes de esta manera —decía Gael mientras seguía subiendo las interminables escaleras— ¿Cuánto más debo caminar para obtener el almuerzo que me prometiste?

— Oh vamos —terció Noah mirando a Gael, quien cada vez subía con menos ánimos— Esto no es nada, deja de actuar como un anciano. Caminar esta corta distancia no agravará tu estado. —se detuvo frente a una puerta y le sonrió a modo de aliento— ¿Ves? Ya llegamos. No fue tan lejos, ¿verdad?

Al abrir la puerta, a Gael se le iluminaron los ojos y caminó levantando los brazos al aire.

— Wow... ¡Así que esta es la azotea! ¡Se puede ver toda la ciudad!

— Toma —Noah le tendió la bandeja con los emparedados— Como prometí.

Gael tomó la bandeja en sus manos y miró a Noah esperando que fuera una broma, pero al percatarse de que no lo era, exclamó indignado.

— ¿Esto es una broma, verdad? ¡Es el almuerzo de la cafetería, doctor! ¿Es en serio?

— Sí, ¿qué pasa con eso?

— Esto no es para nada romántico —exclamó Gael, colocándose una mano en la cara— Traer a un chico a la azotea del hospital para comer el almuerzo de la cafetería... ¿Cómo se te ocurrió esta brillante idea?

Noah se rió a carcajadas, mientras sacaba una manzana de su bata blanca y la lanzaba al aire para luego agarrarla.

— Tú mismo lo dijiste: "invítame a comer". Mantuve mi parte del trato, nunca especificaste que tenía que hacerlo en una cita. —Luego se detuvo y miró a Gael a los ojos— Ya que si esto hubiera sido una cita, tendría que asegurarme de que mi cita estuviera completamente contenta y satisfecha, obviamente. —agregó recalcando las últimas palabras, algo que ocasionó un leve sonrojo en Gael.

Ambos se sentaron en un banco que rodeaba la malla de metal de seguridad.

— ¿Te gusta venir aquí, doctor? No creo que a muchas personas les guste, a pesar de que es... tranquilo.

— Sí, me gusta —sonrió levemente mientras mordía la manzana— Especialmente cuando quiero un momento a solas para pensar.

— Oh, ¿consideras esto como tu propio "espacio privado"? Así que ahora —Gael retiró la bolsa de la bandeja de emparedados— ¿puedo considerarme especial? —su rostro volvió a iluminarse con una hermosa sonrisa que atrajo la mirada de Noah— Ya que ahora sé sobre tu lugar favorito.

<< Por el amor de Dios, él es tan... Brillante como el inclemente sol en pleno verano >> pensaba Noah, quien se había quedado sin palabras al ver la belleza y vida que desbordaba Gael.

— Supongo que podría decirse así... Por cierto, esa vez que te topaste conmigo... ¿Qué era lo que me ibas a preguntar? Disculpa mis malos modales en ese momento...

— Ah, sí —se levantó y comenzó a caminar por el banco que rodeaba la azotea—. Verás, vi cómo hablabas con los parientes de uno de tus pacientes… Y pues... La forma en la que compartes las malas noticias con ellos... Esa cara fría y sin expresión... ¿Cómo la haces? Es como si no sintieras nada en absoluto cuando lo haces.

— Oye —lo reprendió Noah, mirando cómo jugaba en el banco manteniendo el equilibrio— Ten cuidado, no juegues de esa manera —pero Gael lo ignoró por completo y siguió hablando.

— Creo que es porque he visto tu expresión vacía y sin emoción que se me ocurrió preguntar... Si solo lo estás haciendo porque eres el encargado de su caso... O si es porque en parte te sientes responsable de la pérdida de dicho paciente y sientes que se lo debes a su familia...?

— No, para nada... Sinceramente, no siento nada... Es solo parte de mi trabajo —al ver la cara de insatisfacción en el rostro de Gael, Noah suspiró—. A veces… Es difícil explicarlo de modo que las personas normales puedan entenderlo... Pero cuando ya hemos hecho todo lo que está dentro de nuestras posibilidades y aun así fallamos al salvar la vida de un paciente... Todo lo que podemos hacer es dejar el resto al puro deber. No podemos insistir en cada pequeña cosa que hacemos o en cada error que cometemos.

— No siento que esa sea la razón... —sonrió mirando a Noah que se había quedado viendo a la nada mientras daba su respuesta— Pienso... Que puedo entenderte y confiar en mis instintos siempre ha sido mejor que confiar en mis ojos.

— Muy bien, el descanso terminó —cortó Noah, levantándose del banco—. Es hora de regresar. Toma mi mano y baja de ahí despacio; te llevaré de regreso a la habitación.

— Ahhh... Pero recién comenzaba a divertirme...

Gael no pudo terminar la frase. Gritó cuando, al girarse con demasiada energía para agarrar la mano de Noah, resbaló.

— ¡Cuidado, Gael!

Noah, que estaba a solo dos metros, reaccionó rápido y logró amortiguar la caída. Sin embargo, ambos terminaron en el suelo.

O, mejor dicho, Gael cayó sobre Noah.

— Creo que me he vuelto muy torpe, por eso caí. Lo siento, doctor, ¿te lastimé? Ah... —Sus ojos se encontraron. Gael podía sentir la respiración de Noah rozándole el rostro.

— Estoy bien, fue solo un accidente.

Gael quedó hipnotizado por esos hermosos ojos color miel, sintiendo que se perdía en ellos. Su corazón latía con fuerza, hasta que reaccionó y habló rápido, casi sin pensar.

— Lo siento... Tu bata seguro está toda sucia y... Realmente lo siento mucho, no debí ser tan descuidado.

— Tranquilo, deberías levantarte...

Con los ojos abiertos como platos, Gael se levantó bruscamente, pero de inmediato se llevó las manos al pecho. Su rostro se puso pálido. Dolor, un dolor intenso lo atravesaba, tanto que cayó de nuevo al suelo.

— ¡¿Gael?!

— Duele... —logró susurrar— Duele mucho...

— ¡Te llevaré abajo ahora mismo! ¿Gael?

Pero Gael ya se había desplomado, inconsciente, en los brazos de Noah.