No Llames

Escuchar los pájaros cantar, era fastidioso para todos, después de una larga noche donde ninguno puso conciliar el sueño, donde escuchaban sonidos de pasos en todo el lugar, al rededor de la pequeña cabaña, muy aterrador para todos, bueno, no todos, Ángelo y Sol tenían otros pensamientos, Ángelo de solo salir rápido de ese bosque y Sol, solo pensaba en ese lobo, recordaba las veces que vio películas y series de lobos.

Pudo darse cuenta de su velocidad, reflejos y sus sentidos agudos, al escuchar a los chicos cuando aún ella no lo hacía, sus dientes afilados y garras como navajas que rompieron la Red, se preguntaba si también podía tener, Fuerza sobrehumana, resistencia, reflejos, agilidad, coordinación, durabilidad, Factor de curación acelerada.

Eran tantas preguntas en su cabeza, que nuevamente los chicos se aprovechaban, asustandola con una araña.

_Aaah._

Chillo Sol, mientras todos los presentes reían sin parar.

_Se toman muy en serio las bromas con sol y olvidan rápido el miedo que sintieron antes._

Comento el director casi con una sonrisa.

_¿Que haremos, director?_

Intervino Ángelo,

_Nos dividiremos en dos grupos._

Explicó el hombre.

_Perla y yo vamos con Ángelo y sol._

Rápidamente hablo Felipe, era una oportunidad para que fueran sus esclavos.

_Me parece bien, por los momentos pueden ir a darse un baño al río que está a unos metros, los caballeros primero, estaré vigilando que no quieran ver a las damas._

Señaló el director.

_No me parece, director, yo voy con mi novio._

Aclaró perla, seguida por las demás chicas.

Sol y Ángelo se vieron, para Sol era muy difícil, sentía tanto miedo, solo veía como todos se marchaban al río, Angelo se acerco a ella.

_Vamos a otro lado, te puedes meter con ropa y luego te cambias aquí._

Le propuso Angelo, después que ya no se veían las tres parejas, solo se les escuchaban los gritos de diversión que tenían.

Mientras sol caminaba con nerviosismo, la manera de actuar de Ángelo la confundía, podía tener cara de niño tímido, nerdo y al mismo tiempo de malo.

Ángelo llegó al lugar y era un lugar muy bonito, una cascada que dejaba una pequeña playa, sin pensarlo se lanzó, mientras Sol, se metió a pasos lentos, disfrutando lo frío y rico que se sentía, lentamente fue disfrutando el momento, flotando con los ojos cerrados, pensando en ese lindo lobo, deseando poder verlo otra vez.

_Lindo lobo._

Susurró para ella, pero Ángelo estaba lo suficientemente cerca para escucharla.

_¿Te gustan los lobos?_

Pregunto, haciendo que Sol se asustara.

_Te asustas de nada, esos imbéciles te tienen así._

Disimulo un poco si molestia.

_Sí, me gustan los lobos._

Solo respondió ella, Ángelo sonrió y siguió disfrutando del agua.

_Veo que Trajiste ropa, cuando quieras cambiarte, me dices._

Sol asintió y se quedó viéndolo, se bañaba con un buzo, ¿Por qué?

_Si sigues viéndome así, me aras sonrojar._

Bromeó Ángelo, Sol, desvío la mirada rápido, era suficiente y decidido salir, buscar un lugar para cambiarse, olvidando su ropa, al regresar por ella, sus ojos se abrieron grande, viendo a Ángelo sin el buzo que siempre tapaba su cuerpo.

_No es necesario que disimules, ya sé que me viste._

Ángelo salió del agua en solo bóxer, se había quitado toda la ropa, su cuerpo estaba cubierto de tatuajes y un gran lobo en su pecho.

_Me gustan los lobos también y también los secretos, espero guardes este muy bien._

Le susurró a su oído, la piel de Sol se erizó, su corazón latía tan fuete, su cuerpo estaba tenso, no tuvo fuerzas para moverse o decir algo, no solo por su aliento en su oído, también la cercanía de su cuerpo, su torso desnudo, con gotas de agua bajar, un cuerpo fabuloso para un chico tan joven.

Ella solo quedó ahí, estática, la imagen del cuerpo de Ángelo pasaba por su cabeza una y otra vez, no podía creer lo que veía, era mucho para ella, empezaba a dudar de que Ángelo solo fuera un chico común.

Reaccionó después de unos cuantos minutos, se cambió y volvió a la cabaña, donde ya Ángelo estaba con su ropa que cubría todo su cuerpo, una sonrisa siniestra le regaló, las demás parejas con una sonrisa, que solo significaba una cosa, había disfrutado del agua muy bien.

_¿Estamos listos?_

exclamó el director, Interrumpiendo los pensamientos de Sol.

_Por supuesto, ya queremos irnos de aquí._

Dijo Felipe, con gestos de molestia.

_Tranquilos, mañana ya regresan a sus casas._

Los consoló el director, eso, alegro a las chicas, que ya no soportaba los mosquitos.

_Estaremos divididos, Ustedes se van por el camino de su derecha._

Le menciono a felipe.

_Ustedes por el camino de su izquierda._

Le hablo a Elvis, sería el capitán de su grupo.

_¿Y usted director?_

Pregunto Perla, el hombre sonrió.

_Yo seré su meta, mi camino da donde estará su comida lista, eso no quiere decir que esté cerca, espero sobrevivan y trabajen en equipo._

Explicó el director agarró su bolso y camino adelantándose, Felipe y Elvis se sintieron los Reyes de momento, felipe más al saber que tenía quien le hiciera todo.

_Puedes cambiar a tu novia por Ángelo._

Bromeó Felipe, pero Elba se molestó, así dejando a un lado las bromas y empezaron a caminar, sin ver a los lados, donde se podía apreciar frutas que les serviría más adelante.

_Podemos recoger frutas, nos serviría más adelante._

Comento Ángelo, haciendo molestar a felipe.

_Recoge tú, para eso los traigo._

Le grito felipe, Ángelo solo formó una sonrisa de medio lado, acercándose para tomar un par, ni él sabía lo que era, pero aun así lo hizo, para seguir su camino, Ángelo en un descuido guardo unas cuantas en el pequeño bolso de Sol, sonriéndole.

_Eres linda cuando te sonrojas._

Le susurró, Sol sintió su cara arder, Ángelo ya empezaba a ponerla nerviosa, sacando cosas ocultas de su ser, de su vida, que pensó jamás sentir.

Ambos siguieron caminando detrás de perla y felipe, quienes caminaban sin ver a los lados, solo querían llegar rápido al lugar donde tendría comida sin mover un dedo.