Chris es un pequeño que para su cumpleaños número 4 no quiere ningún obsequio. Su padre se preocupa al verlo triste.
-¿Hijo que deseas éste año?
-Lo que deseo no sé si puedas dármelo- las lágrimas en sus ojos lo conmovieron
-Tendras lo que desees Chris, ¿Que quieres?- preguntó confundido
-¿Lo prometes?- secó sus lágrimas y esperó ansioso
-Si hijo- afirmó con seguridad
-Quiero una mamá- su padre tragó grueso
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Capítulo 7 SEGURIDAD Y AMOR
...BELÉN CLINT...
De alguna forma mi novio me hacía sentir tan protegida que hasta aveces creía no merecerlo a mi lado por ser tan perfecto y encantador. Mi caballero de brillante armadura, mi chico rudo que me defendía de todo lo que ocurriera así de su propia familia tratase.
Algunos de los amigos que tenía él no eran de mi agrado y aveces parecía hacer tratos con gente que intuía peligrosas. Él me decía que solo era ayuda para su padre en su reelección. No sabía demasiado. Siempre viví tan alejada de todo el mundo que no conocía ni a gente poderosa y en mi residencia actual no tengo televisión.
Algunas veces mi amado se embriagaba y otras solo estaba lo denominado "un poco alegre" pero su manera de tratarme no cambiaba en lo absoluto. Seguíamos durmiendo juntos algunos días de la semana donde él me demostraba cuánto me deseaba.
El placer no era tal como había escuchado, no era arrollador ni algo sublime aunque algunas veces disfrutaba lo que hacía, más que nada cuando se portaba dulce y cariñoso. Cuando era bruto no podía gozar algo así, no era lo que iba conmigo. Tenía miedo de que me lastimara un día íntimamente por ser fuerte y un poco salvaje así que eso también impedía que me relajara llegado el momento.
Ya teníamos algunos meses de relación y él me pidió mudarnos juntos. Sentía que era muy pronto aún aunque también era una oportunidad para no pagar renta y poder ahorrar dinero en mi trabajo.
(.....)
Más hombres comenzaron a hacerme sentir más incómoda en mis turnos. Muchas veces nadie me defendía y comencé a temer cada vez que salía del lugar porque recibía varias propuestas indecentes.
Uno de los días alguien me siguió y de no ser por mi novio no se que podría haber ocurrido, me sentí tan segura a su lado que me pareció hasta enviado del cielo.
Luego alguien intentó robarme cuando ya estaba en casa, alguien estaba forzando la puerta y de no ser por mi salvador no se que sería de mi.
-Amor este lugar no es seguro para ti. Eres joven y hermosa, déjame cuidarte- lo abracé como si mi vida dependiera de ello temblando de miedo y comprendí que de no ser por él yo estaría en graves problemas
-Gracias por cuidarme. Te amo- hablé con total seguridad
-Yo también te amo, te cuidaré siempre. Estarás más segura en casa conmigo, ¿No me amas lo suficiente para vivir conmigo?- me preguntó con tristeza mientras acariciaba mí rostro
-Acepto vivir contigo- lo vi sonreír y yo también lo hice
Una semana de convivencia fue de ensueño, todo fue miel sobre hojuelas, hasta en la intimidad fue tierno conmigo, él era maravilloso.
Después de algunos días comenzaron algunos reclamos.
-Hoy espero que cocines, no estaré siempre pidiendo delivery para que estés de floja aquí- me habló con dureza y yo asentí
-Cocinaré lo que quieras amor- le hablé con nervios de que lo que hiciera no le gustara, quería demostrarle que era digna de él
-Asi me gusta que seas- me dió un beso y sonrió
Llegó la hora de la comida y él había comprado varias cosas para que pudiera cocinar. Me pidió spaghettis con salsa, no era difícil y confiaba que me saldría muy bien para poder complacerlo pero estaba equivocada.
Le serví con ilusión y me senté frente a él. Lo observé con nervios.
-¿Que es ésto?- vió la comida con asco y se me fue el apetito
-Spaghettis con salsa amor, es lo que me pediste- hablé tragando el nudo que tenía en mí garganta
-Tendrás que aprender a cocinar, no me gusta que la salsa esté así- señaló el plato y asentí
Cuando se llevó un poco a la boca me miró ofendido.
-No tiene sabor, ¿Que clase de basura es ésta? ¿No conoces ni siquiera la sal?- sentí ganas de llorar
-Si quieres traigo la sal para ti- me levanté de la mesa y fui a buscarla
Lo vi ponerle sal a la comida con disgusto y comer mirándome con enojo. Dejó comida en el plato, se levantó de la mesa y se fue sin decir nada.
Para mí la comida no tenía mal sabor ni estaba desabrida pero él pensaba distinto.
Limpié todo lo que había ensuciado mientras lloraba sintiéndome inútil y malagradecida. Después de tanto que él hizo por mí yo no podía ni hacerle una comida decente. Me dolía como me había hablado.
Antes de tener que ir a mí trabajo el llegó con una sonrisa como si nada hubiese pasado. Lo miré sin comprender que ocurría con él y fue cuando me dijo que me llevaría al trabajo.
-Perdóname por lo de hoy, tengo unos malos días por cosas del trabajo de mí padre, no es contigo el problema- tomó mí mano y me dedicó una dulce mirada que disipó mí malestar
Le sonreí y lo besé antes de entrar. Él no estaba enojado conmigo ni era una inútil, él había tenido un mal día y eso le podía suceder a cualquiera. Él me quería tanto como yo a él.
esta 2da parte muy bella! me encantó. Bendiciones escritora