La Alquimista Y El Alfa De La Manada

Al día siguiente, muy temprano todos estaban en sus caballos.

Gran Mago: Nuevamente se ve algo indispuesto, joven Magnus

Lucio: Todo bien, vamos…

Javier, se acercó a Lucio, mientras cabalgaban…

Javier: Ayer fui a la habitación de la princesa

Lucio: ¿en serio?

Javier: Bueno, no te puedo contar, los caballeros no tenemos memoria…

Lucio quería romperle la cara de un puñetazo, pero se concentró en mirarla cabalgar, se dio cuenta que le gustaba cerrar los ojos y sentir el viento…

Javier: Bueno jefe, iré a ver como amaneció la…

Lucio: Será mejor que te adelantes, sabes que hay criaturas que no aceptan a los humanos…

Javier: Bien, le diré que vaya con…

Lucio: ¡Solo!

Javier: Bien, aun me quedan varias horas…

Cabalgaron unas horas, cuando Lucio se dio cuenta que se había movido a su lado…

Azucena: Joven Magnus, habría problemas si me salgo un poco del camino para recolectar algunas plantas…

Lucio nuevamente se perdió en el azul de sus ojos y no respondió

Mox: < Nos está hablando idiota >

Lucio: Disculpe princesa, ¿Qué me decía?

Azucena: Que me saldré del camino, para recolectar algunas plantas

Lucio: Es un poco peligroso… pero la puedo acompañar…

Azucena: Bien vamos, que ya va a atardecer…

Azucena movió a su caballo a la izquierda, y apuro su cabalgata… Lucio la seguía a una distancia prudente, hasta que vio como ella bajo de su caballo y se puso de rodillas para poder sacar la raíz de una planta, la cual al parecer estaba muy arraigada en el suelo, porque le costo sacarla y mientras lo intentaba hizo un pequeño gemido, por el esfuerzo, lo que hizo que Mox tomará el control por unos segundos, haciendo que Lucio saltará del caballo para ponerse a su lado…

Lucio: Princesa…

Azucena: Sus ojos cambiaron de color…

Lucio: Princesa, será mejor que volvamos con el grupo…

En ese momento ambos escucharon unos caballos acercándose directamente hacia ellos.

Jefe de bandidos: ¡Pero que buena fortuna! encontrarnos con una hermosa mujer en la mitad del bosque, justo como me la recomendó el doctor…

Azucena: (Susurro) -En mi espalda tengo una daga

Lucio asintió con la cabeza y vio que era un total de seis hombres, los cuales podía destrozar fácilmente, si le daba el control a Mox, Pero, ¿qué pasaría con la princesa? Sabía que Mox no le devolvería el control de inmediato…

Azucena le sonrió al bandido y le habló, coquetamente lo que sacó a Lucio de sus pensamientos.

Azucena: Pero… si me quieres tienes que venir por mi…

El bandido río fuertemente y salto de su caballo hacia ella, quien saco otra daga de su bota y se la enterró en el costado izquierdo…

Mox: < ¡Es perfecta! >

Lucio vio que los otros hombres se acercaban y saco el puñal de la cintura de ella, sintiendo una corriente en su mano y comenzó a atacarlos, y aunque ellos tenían espadas, no fueron rival para esa pareja.

Mox: < Mírala manchada de la sangre de sus enemigos, tómala aquí mismo, hazla tuya, dame el control >

Azucena: ¿Esta bien Joven Magnus?

Lucio: Si princesa, ¿usted?

Azucena: Si todo bien, ¿volvemos con el grupo?

Lucio: ¡No! Quizás no andaban solos y los llevaríamos directamente hacia ellos.

Azucena: Bien, ¿Qué propone?

Lucio: Podríamos esperar en la cueva que pasamos hace unos minutos, hasta estar seguro de que no nos siguen.

Azucena: Bien, vamos…

Javier: ¡Princesa! ¿Qué le paso? ¡Me tenía muy preocupado!

Gran mago: ¿Todo bien?

Azucena: Sí solo eran algunos bandidos.

Karime: ¿Por qué no te transformarte?

Lucio: No fue necesario.

Gran Mago: Ahora que estamos todos juntos, podemos seguir.

Azucena: Si vamos…

Mox: < Eres un idiota >