Nerea, luego de terminar con una relación por más de diez años, se ve en la obligación de buscar otro prometido antes de que su familia se entere que ya no se va a casar.
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capítulo 13
Al día siguiente, temprano en la mañana luego de salir a correr, regrese a bañarme y evitando despertar a Sarah me dirigí a mi nuevo departamento para esperar a los chicos de los muebles. Hoy temprano llegaría todo lo que había comprado y debía acomodar todo lo más rápido posible, ya que debía ir también al departamento de Mateo a buscar mis cosas. Cuando llegué vi como Dylan también estaba llegando al edificio vistiendo ropa deportiva, apresure mi paso y alcanzando a tomar su ascensor me miró sorprendido y me saludo.
— Buenos días...
— Buen día.
— Pensé que vendrías más tarde.
— Debo aprovechar la mañana, hoy va a ser un día muy largo.
Veo como asiente y luego agrega.
— Bueno iré a ducharme y llevaré el desayuno, ¿Te parece bien?
— Está bien, gracias.
Sin más ambos nos dirigimos hacia nuestros departamentos y al llegar cada uno entró al suyo. Había traído algunos elementos de limpieza conmigo así que mientras esperaba, me puse a hacer el aseo y pronto el timbre sonó. Dylan traía con él dos cafés y mirando todo a su alrededor dijo.
– Es igual que el mi, aunque a ti te entra mucha más claridad. — Salió al balcón y desde allí dijo.— Aquí deberíamos poner una mesa con dos sillas para desayunar en las mañanas.
Sonreí al oír eso y conteste.
— ¿Piensas mudarte conmigo o que?
— No, pero vendré a visitarte.— Este también sonríe y acercándome a él le entrego algunos elementos para limpiar las ventanas y digo.
— Muy bien, por el momento podrías ayudarme con las ventanas.—Veo como mira y agregó — debo limpiar bien todo antes de que lleguen los muebles.
Dylan toma el spray y el paño y aun no sabiendo que hacer se arremangó las mangas de su camisa y empezó a limpiar, mientras de a ratos le daba un sorbo a su café. Sonreí al ver que un hombre como él estaba limpiando los vidrios de mi apartamento y tomando mi teléfono le saque una foto. Veo como me mira y agregó.
— Esto no se ve todos los días, mi amiga se morirá de envidia. Ahora mismo se la voy a enviar...— Veo como me mira y acercándose peligrosamente a mí dice.
— Borra esa foto Nerea...
Me alejo de él y con una sonrisa burlona contestó.
— No...– Corro al ver que me persigue y sigue diciendo.
– Bórrala... — ambos reímos mientras me persigue y aunque lo intente logro atraparme e intentando tomar mi celular, me inmovilizo abrazándome y estire mi brazo para que no lo tomara. Estaba tan concentrada jugando qué no me di cuenta de que nuestros rostros habían quedado muy pegados y al bajar mi cara para mirarlo vi en sus ojos un brillo extraño. Estábamos abrazados muy pegados uno con otro y nuestras bocas a centímetro. No pude evitar mirar sus labios y al ver como los humedecía con la punta de su lengua, inconscientemente hice lo mismo. Fue entonces que Dylan termino de acortar la distancia que faltaba entre ambos, pero de pronto el timbre sonó y corto el momento. Me separé de él y acercándose al portero vi a los chicos de los muebles, volteé a verlo y fingiendo demencia dije.
— Llegaron los muebles, voy a bajar a abrirles ¿te quedas a recibirlos?
Vi como asintió y baje rápidamente. Estaba roja, podía sentir como mis cachetes estaban prendidos fuego aun así debía borrar esa idea de mi mente, no podía haber nada entre nosotros, no solo era mi jefe, sino que también teníamos un trato. No podíamos arruinar nuestro plan ahora.
Las horas pasaron y los chicos de la mudanza subieron todo, había comprado heladera, lavadora, lavavajillas, juego de dormitorio placar escritorio, mesa sillas y un sillón. Aun con todo eso el departamento se veía vacío, pero lo demás pensaba pedirlo en línea en la semana. Cuando ambos terminamos de organizar todo caímos rendidos en el sillón y dije.
— Estoy muerta...
Dylan también se veía agotado, me miró y asintiendo agregó.
– Aún te faltan cosas.
— Las compraré luego, se acabaron mis ahorros y lo que resta de mi sueldo debo vivir en el mes.
— Me sorprende lo estricta que eres con ese tema. ¿Por qué no aceptas el dinero de tu familia?
— Ya te dije, lo estoy guardando para algo importante. Tal vez en un futuro lo necesite y es por eso que lo tengo allí en caso de una emergencia.
Veo como me mira y dice.
— Muy bien, no insistiré más. Viendo que necesitarás una cafetera, te la regalaré como regalo de bienvenida.
Sonrió por sus palabras y contestó.
— Gracias, aceptaré tu regalo solo porque no puedo vivir sin café. — De pronto recordé lo que habíamos hablado la noche anterior y dije. – ¿Preparaste tu lista?–Veo como me mira y agregó.— Dijiste que debíamos armas al hombre y a la mujer perfecta, si queríamos que a ambos nos vieran como una pareja que estaba camino al altar.
— Yo tengo la mía, ¿tú tienes la tuya?
— Sí... lo estuve pensando. Y en primer lugar deberás llevarme y traer del trabajo. Debemos reforzar nuestra relación ante los empleados de la empresa, que ellos vean que te preocupas por mí es bueno. Tu abuelo ya no dudará y tu primo tampoco podrá sembrar más dudas.
– Por cierto, estuviste muy bien anoche cuando le contestaste a Franco.
— Debía mostrarme ofendida, si fuera tu prometida de verdad, debía actuar así.– Veo como sonríe y agregó — Tu turno.
— Debes dejar de ser tan tímida, quiero que mi prometida sea la mujer que todo hombre en la empresa desee. Te lo dije anoche eres atractiva, pero tu timidez y el intentar ocultar tu belleza no es algo que me guste en las mujeres. Las mujeres con las que suelo salir tienen cierta seguridad que llama la atención con solo entrar en una sala.
– ¿Quieres que sea alguien más superficial?
— Es una manera de decirlo. No entiendo por qué intentas ocultar lo bella que eres.
Guarde silencio por un instante y luego contesté.
— Cuando tenía dieciséis años me encantaba la moda, el mundo en el que mi madre vivía lleno de hombres y mujeres hermosas, era divino para mí. Siempre me andaba escabullendo en los camerinos y jugando con los diseños de mi madre, me maquillaba y peinaba como las modelos lo hacían. En verdad me encantaba todo ese mundo. Nunca vi cuanta maldad podía haber detrás de toda esa belleza artificial. Un día llegó a la empresa Brian, un modelo novato, hermoso, sus ojos verdes parecían dos piedras preciosas, su piel canela se veía bien con cualquier cosa que mi madre diseñaba. Como podrás notar estaba completamente embobada con él, suspiraba con cada mirada o sonrisa que me regalaba, hasta que un día nos encontramos por casualidad en una plaza y me invito un helado. Recuerdo que ese día no pude dormir de lo feliz que me había hecho que un chico como él se fijará en mí. Yo era una niña, tenía dieciséis y el veinticinco. Aun así eso no me importó y ambos comenzamos a salir a escondidas de mis padres y de toda mi familia. La semana de la moda llego y cuando mi madre estaba apuntó de elegir al modelo que cerraría su pasarela, le aconseje que Brian debía hacerlo. A él no le faltaba talento, es más, creo que hubiera podido lograrlo aun sin mi ayuda. Luego del desfile ambos nos escapamos para salir a celebrar y bueno... tuvimos nuestras primera noche juntos. Creí que lo nuestro era real y por eso me entregue a él. Luego de eso nuestra relación cambió, ya no me iba a buscar a la salida de la escuela, ni tampoco se escapaba de los ensayos para verme, decidí confrontarlo, pero cuando llegue a su departamento lo vi con otra modelo en la cama. Al pedirle una explicación dijo que solo me había utilizado para que mi madre lo impulsora en su carrera. Estaba tan furiosa y triste al mismo tiempo, le pedí que ya no mintiera, pero la verdad era esa. Él se había aprovechado de mi inocencia e ingenuidad para escalar como modelo. La única que sabe esta historia es mi hermana Laura, cuando decidí venir a estudiar aquí fue por ese motivo. Quería evitar que algo así me volviera a pasar, ya no quería ser la hija menor de la familia Palmer, heredera y todas las tonterías que las revistas vivían hablando de mí como si me conocieran. Quería rehacer mi vida y aquí empece de cero, nadie sabe quien soy, no porque lo oculté, sino por qué no me gusta hacer alarde de eso. Mi familia tiene dinero, pero eso me trajo la peor herida que alguien pudo hacerme en mi vida. Decidí estudiar arquitectura por qué me encantaba el diseño, pero no quería vivir en ese mundo tan superficial y lleno de víboras. Oculte mi belleza por el mismo motivo, no quería salir lastimada nuevamente. Pero al final todos mis esfuerzos fueron en vano. Este mundo está lleno de bastardos.
Veo como Dylan se levanta del sillón y con su rostro fruncido dice.
— ¿Nerea te das cuenta de que ese tipo debería estar en la cárcel?, eras una niña, ¿cómo pudiste ocultarle eso a tu familia?
— Eso ya quedo en el pasado, no negaré que por su culpa crecí con muchas inseguridades, pero eso sirvió para abrirme los ojos. La belleza no lo es todo. Él era hermoso, pero por dentro estaba podrido.
Veo como Dylan nuevamente me mira con su rostro completamente fruncido y agrega.
— Tú no tuviste la culpa de que algo como eso te pasará, eras muy joven e inexperta es por eso que él se aprovechó de ti.
— Lo sé, con los años lo entendí. Eso no quita que mis miedos sigan estando y que me sienta incomoda al ser el centro de atención. No me gusta llamar la atención, odio cuando todos me miran, me pone incómoda. Te conté esto porque no sé si pueda ser la mujer que tú pides que sea. Puedo ser alguien segura en mi trabajo, en un proyecto, pero dudo de mi gran parte del día. No me creo alguien bello, tampoco digo que sea fea, pero mi belleza es normal. He visto con las mujeres que tú te metes y no soy como ellas.
Veo como Dylan me mira y dice.
— Muy bien, entonces vamos a cambiar eso. Yo seré un poco menos egocéntrico y tú serás más segura, empezando desde mañana. Pero primero vamos.
Veo como toma mi mano y levantándome del sillón digo.
— Espera ¿a dónde?
— Vamos a buscar la seguridad que necesitas.
Sin más me saco a rastras del departamento y al llegar al estacionamiento subimos a su auto sin saber a donde me estaba llevando.