Rocío una chica humilde que entra a trabajar a una lujosa mansión. Es escogida para casarse con Damián un general del ejercito, hijo mayor de una de las familias más poderosas de Italia.
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El primer beso
...Narra Rocío...
...A la mañana siguiente....
Los rayos de un nuevo día entraron por mi ventana. La noche anterior antes de irme a dormir dejé las cortinas abiertas.
Estaba encantada de la vista tan hermosa que tiene la Cabaña. Es cómo estar en un cuanto, donde todo es perfecto.
Termino de abrir los ojos. Enderezo mi espalda, estirando cada músculo.
..."¡Buenos días! Hoy será un día espectacular. Hoy comienza un nuevo día para mí, lejos de la bruja de la abuela y de la malvada de mi prima....
Digo en voz alta, feliz de poder estar en un lugar tan hermoso como este y no en una cárcel o encerrada en el sótano de la vieja mansión de la abuela Clemencia.
Empujó las sábanas a un lado izquierdo de la cama. Me levantó de la cama, tocando el piso con mi pie derecho.
Según yo, cada vez que me levantaba con el pie izquierdo me pasan cosas muy malas, pero cuando lo hago con el pie derecho todo el día es hermoso.
Mis dos pies descalzos tocan el piso, por suerte tiene alfombra, de lo contrario, quedarían colgados.
Esta mañana en especial amanecía bastante fría. Por suerte para mí, esta cabaña tiene todo, para no morirme congelada.
Tomé la bata que colgaba de la cabecera de mi cama. No sé por qué razón tengo esa fea costumbre.
En lugar de dejar todo en su sitio, lo dejó en donde lo puedo tomar enseguida y no ir hasta el lugar donde debe estar.
Recojo mi cabello con una mano, tomé una pinza y la coloque en mi pelo. Me pongo la bata y me inclinó a buscar las pantuflas.
Al encontrarlas me las pongo y voy al baño. Abro la regadera y dejó caer el agua hasta que salga tibia o un poco más caliente.
A mí en lo personal no me gusta el agua fría, quizás porque en la mansión de la abuela Clemencia era con la única con la que me podía bañar.
Al comprobar que el agua estaba caliente. Me quite la bata y la colgué afuera. Suavemente, entró a la regadera y permito que el agua caliente caiga sobre mi cuerpo.
Se siente realmente bien, relaja cada músculo de mi cuerpo. Es deliciosa y relajante.
Es una maravilla, ¿Quién no se acostumbra rápidamente, a una vida como esta?
Al terminar de bañarme, tomé la bata de baño. Salí y me pongo las pantuflas para no resbalar.
Regresó de nuevo al dormitorio, y voy al closet. Anoche logré acomodar todos mis vestidos en su sitio.
Soy como una niña pequeña, la cual, no quiere que sus vestidos se maltraten. Les echo una mirada a cada uno de mis vestidos.
Todos soy realmente hermosos. Escogí uno que me llamo más la atención.
Es un vestido de color rosa, con algunas bolitas por todas partes. En el tirante de lado derecho tiene como una pluma, se ve hermoso y elegante.
Me queda por encima de la rodilla. Al tener el pie lastimado, no puedo usar zapato de tacón, así que escogí unas zapatillas de piso.
Dejó todo sobre la cama. Deslizó la bata de baño por mi cuerpo. Recogí la ropa interior y me la pongo. Era demasiado sensual, no es de mi tipo, pero es cómoda, y eso es lo más importante.
Luego tomé el vestido, estaba por ponermelo, cuando de pronto, escuché que llaman a la puerta.
Rápidamente, recogí la bata del piso y me la vuelvo a poner. Caminé lento al fuera del dormitorio.
Al abrir la puerta, me llevé una gran sorpresa al ver al Joven Montenegro de pie afuera. Entre sus manos traía una rosa blanca muy hermosa.
De inmediato inclinó la cabeza, evitando ver al joven a los ojos.
_____ Buenos días, Joven Montenegro. ____ Dije en voz muy baja. Casi como un susurro.
_____ Buenos días, Rocío. ¿Puedo pasar? ____ Me pregunta, con una voz muy agradable.
Me hice a un lado y dejó que entre.
_____ Es su casa. No tiene ni porque preguntar. ____ Respondí sin levantar la mirada.
Damián entra, deja la rosa sobre la mesa a su lado. Un extraño escalofrío recorre mi cuerpo, es realmente algo que nunca había experimentado.
De pronto siento sus dedos colocarse en mi barbilla. Me levanta la cabeza suavemente. Hacemos contacto visual por unos segundos.
Trató de bajar la mirada, me siento tan extraña en este momento. Rápidamente, me pierdo en esos ojos marrones.
______ ¿Quién te mandó a esta cabaña? ____ Me pregunta con una voz profunda.
_____ La señora Camila. ____ Respondí con torpeza.
La expresión de su rostro cambia completamente. Sus cejas se unen, frunciendo el ceño.
______ ¿Te lo ordené yo? ____ Me pregunta cortante.
Moví la cabeza, como respuesta. Damián no deja de mirarme a los ojos.
Sostiene mi barbilla con más fuerza.
_____ En esta casa quien manda soy yo.
______ No, la abuela o cualquier otra persona. Quien se tome esas atribuciones pagará caro.
_____ Si yo no ordeno nada. Ni una sola roca se mueve de su lugar. ¿Queda claro?
_____ Así que ve a vestirte. Más tarde vendrá uno de los empleados a recoger tu ropa y llevarla a mi habitación.
____ Pero, joven Montenegro... Yo... Yo... ____ No terminó de hablar cuando soy interrumpida de nuevo por él.
______ Aprende una sola cosa, niña... Al único hombre que debes obedecer es a mí. A nadie más. ¿No queda claro?
Damián acerca su rostro al mío, su aliento cálido, me pone nerviosa. Mi cuerpo comienza a temblar.
Me quedé como una estatua de piedra. Mi cuerpo se congeló, me sentí mareada por el aroma de su perfume.
Acerca cada vez más sus labios a los míos, por instinto los cierro los ojos, esperando ese beso.
Suelta mi barbilla, su mano se coloca detrás de mi cuello, sus labios terminan por unirse a los míos.
Me besa con tanta pasión, una de sus manos se coloca en mi cintura mientras la otra ejerce más fuerza en mi cuello.
Su lengua entra en mi boca, siento como se mueve agresivamente dentro de ella.