Después de un devastador adiós, la vida de Lucía cambia drásticamente. En su nuevo trabajo como asistente en una prestigiosa empresa, descubre que su jefe es el imponente y enigmático CEO, Alejandro Ferrer. Desde el primer día, Alejandro se muestra distante y frío, pero detrás de esa fachada se esconde un hombre marcado por traiciones y engaños del pasado.
A medida que Lucía se sumerge en el mundo corporativo, se enfrenta a desafíos y rivalidades, descubriendo que la oficina es un campo de batalla donde la venganza y la ambición están a la orden del día. Pero lo que Lucía no sabe es que Alejandro ha puesto sus ojos en ella. Pese a que Lucía no siente lo mismo, Alejandro está decidido a luchar por su amor, desafiando las sombras de su pasado y enfrentando cualquier obstáculo que se interponga en su camino.
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Capítulo 6: Confrontación
La mañana del día de la reunión con los accionistas amaneció con un cielo gris y un aire de tensión palpable. Lucía llegó a la Torre Ferrer con una mezcla de nerviosismo y determinación. Sabía que el destino de la empresa y su propio futuro dependían de lo que sucediera hoy.
Alejandro la recibió en su oficina con una expresión seria. “Lucía, ¿estás lista para la reunión?” preguntó, entregándole una copia de la presentación que habían preparado.
“Sí, Alejandro. Estoy lista,” respondió ella, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.
La sala de conferencias estaba llena de accionistas, todos esperando ansiosamente el inicio de la reunión. Lucía tomó asiento junto a Alejandro, con la carpeta de documentos en su regazo. Mientras esperaba, no podía dejar de pensar en los correos anónimos y en la amenaza que representaban.
Alejandro comenzó la reunión con una breve introducción sobre la situación actual de la empresa y los planes de fusión con la empresa de Vargas. Luego, le dio la palabra a Lucía para presentar sus hallazgos.
“Buenos días a todos,” comenzó Lucía, levantándose y enfrentando a la audiencia con confianza. “He estado investigando a fondo los detalles financieros y legales de la empresa con la que estamos considerando la fusión. Mis hallazgos indican serias irregularidades que no podemos ignorar.”
La sala quedó en silencio mientras Lucía explicaba los detalles de los escándalos financieros y las disputas legales que había descubierto. Los accionistas escuchaban atentamente, algunos asintiendo con aprobación mientras otros fruncían el ceño con preocupación.
“En resumen, recomiendo encarecidamente que reconsideremos esta fusión y exploremos otras opciones más seguras y beneficiosas para nuestra empresa,” concluyó Lucía, devolviendo la palabra a Alejandro.
Alejandro asintió, agradecido por la presentación clara y concisa de Lucía. “Gracias, Lucía. Su dedicación y atención al detalle nos han proporcionado información crucial para tomar una decisión informada.”
Antes de que Alejandro pudiera continuar, el señor Vargas se levantó de su asiento al fondo de la sala. “Esto es una farsa,” declaró con voz firme. “Nuestra empresa es completamente transparente y no tiene nada que ocultar. Estas acusaciones son infundadas y malintencionadas.”
Lucía sintió un escalofrío al ver la frialdad en los ojos de Vargas. Alejandro, sin embargo, mantuvo la calma y respondió con serenidad. “Señor Vargas, los documentos hablan por sí mismos. Si tiene alguna evidencia que desmienta estos hallazgos, estamos dispuestos a revisarla.”
Vargas se acercó a la mesa y arrojó un sobre sobre la misma. “Aquí está la verdad,” dijo con desdén. “Esto demuestra que todo lo que Lucía ha presentado es falso.”
Alejandro tomó el sobre y lo abrió, examinando los documentos en su interior. Lucía observaba con creciente preocupación, preguntándose si Vargas realmente tenía algo que pudiera desmentir su investigación.
Tras unos momentos de silencio, Alejandro levantó la vista y habló con firmeza. “Estos documentos no son concluyentes y no refutan los hallazgos presentados por Lucía. Continuamos manteniendo nuestra posición de no proceder con la fusión.”
Vargas apretó los puños, su rostro se tornó rojo de ira. “Esto no quedará así,” amenazó, antes de salir de la sala de conferencias con paso firme.
La tensión en la sala se disipó lentamente, y los accionistas comenzaron a discutir entre ellos. Alejandro agradeció a todos por su tiempo y dio por concluida la reunión. Lucía se sintió aliviada pero sabía que esto no era el final. Vargas era un hombre peligroso y no se rendiría tan fácilmente.
Al finalizar la reunión, Alejandro se acercó a Lucía. “Has hecho un trabajo excepcional, Lucía. Gracias a ti, hemos evitado un gran desastre.”
“Gracias, Alejandro. Pero aún estoy preocupada por Vargas y sus amenazas,” respondió ella.
“Nos mantendremos alerta. Y tú, Lucía, deberías tener cuidado. No subestimes a Vargas,” advirtió Alejandro con una mirada seria.
Esa noche, Lucía regresó a su apartamento sintiéndose agotada pero satisfecha con el resultado de la reunión. Mientras se preparaba para acostarse, recibió otro correo del remitente desconocido. El asunto decía: “El juego ha comenzado.”
El mensaje era aún más críptico: “Has dado el primer paso, pero el camino es largo y peligroso. Mantente alerta y no confíes en nadie.”
Lucía sintió un escalofrío, pero también una creciente determinación. No sabía quién estaba detrás de esos correos, pero estaba decidida a descubrir la verdad y protegerse a sí misma y a la empresa de cualquier amenaza.
Mientras las sombras del pasado y las amenazas presentes se cernían sobre ella, Lucía se preparaba para enfrentar lo que viniera. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba dispuesta a luchar por la verdad y por su futuro, sin importar el costo.