Victoria fue la princesa más joven de Umbra, ella guiaba a las tropas de su imperio durante la guerra contra los lycan.
Gracias a ella, Umbra tenía la ventaja en la guerra, sus estrategias y sus grandes habilidades en combate casi logran que los humanos ganen en contra de los lycan. Pero, algo pasó, ella fue acusada falsamente de traición y encerrada en una sucia celda hasta morir.
Su última deseo fue, que alguien tomará venganza en contra de quienes la traicionaron y es así como el alma de otro mundo, ocupó su cuerpo, despertando antes del inicio de su caída, ella al saber lo que pasará, cambiará todo a su favor y si planean acusarla de traición, entonces así será, ella los traicionara y unirá fuerzas con el peor enemigo de su imperio. Los lycan.
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Capítulo 23.
La noche había llegado, todos comenzaban a retirarse para descansar, el emperador daba por terminada la conferencia de esa tarde, pero justamente cuando se levantaba de su trono, las puertas se abren, siendo victoria quien entra a la sala captando la atención de todos por sus atuendo.
Victoria camina hasta quedar en medio del salón, ella saca su espada y apunta hacía el emperador ante la mirada sorprendida de todos los ministros.
— ¿que estás haciendo Victoria?— pregunta confundido.
— terminando con esta guerra.— responde con firmeza.
Un estruendo se escucha por las ventanas y estas se rompen dispersando el cristal por todos lados. Los ministros y el emperador se asustan al ver al enorme Lycan que entra por la ventana rota.
Un aullido es suficiente para que otros lycan se adentren al palacio, atacando a los guardias, a batalla se desata, los caballeros pelean contra las bestias, mientras que los sirvientes y nobles que permanecen en el palacio, tratan de huir, la gente del pueblo escucha los aullidos y desde sus ventanas o desde la calle, pueden escuchar el caos que se ha desatado en el palacio, los sirvientes que logran salir por las puertas del muro del palacio, gritan desesperados, avisando que los lycan están dentro del palacio.
En el salón, los lycam entran por las ventanas y puertas del salón evitando que no salga nadie. El emperador estaba asustado, jamás en su vida espero que esas bestias llegaran a él.
—¿q-que esta pasando?, V-Victoria...los guardias...— habla en balbuceos.
— ellos están ocupados, así que, mejor toma una espada e intenta salvar tu vida.— sonríe con malicia.
— ¿de que hablas?, has algo...— le grita molesto.
El lycan gris se acerca a Victoria inclinándose mientras apoya su barbilla en el hombro de la chica, a lo que ella acaricia levemente su mejilla.
— estoy haciendo mucho...¿no lo entiendes?, la verdadera traidora, la tienes ante ti.—
El emperador estaba pasmado al ver a Victoria tan cerca de aquel lycan y escuchar sus palabras le hizo retroceder un par de pasos mientras sus piernas tiemblan por el miedo. Los ministros observan todo desde sus lugares, sin poder hacer nada, pues incluso los pocos guardias que estaban cerca, habían caído.
— t-tú no puedes...yo te crié...te di todo como a una hija...debes protegerme...— reclama.
— tú mataste a mi madre y me robaste de sus brazos, me criaste para pelear en una guerra que tu empezaste. Y estás, son las consecuencias.— levanta las manos extendidas a los lados.
Los ministros se miran entre si, unos sabían sobre como inició la guerra, otros no, había una gran confusión. Mientras que el emperador no esperaba escuchar aquello, no se imaginó que Victoria conociera la verdad. Wolfram quien aún permanece cerca de Victoria, se pasa delante de ella mostrando sus filosos dientes al emperador, lo cual le hace retroceder aún más y es que, aun cuando tenga una espada, no podría defenderse.
— los guardias llegarán pronto, lamentaras esta traición, Victoria.— advierte el emperador.
— te recuerdo majestad, que enviaste a tu último legión a las fronteras, dejando un minino de caballeros en este palacio.— responde Victoria.
[y esos caballeros, ya están siendo eliminados por mis guerreros.] habla Wolfram quien aún permanece en su forma Lycan.
— lo olvidaba, majestad, el lycan ante usted es el emperador Wolfram Von Der Heide.— señala al lycan gris.
Las sorpresas no paraban para los ministros y el emperador. Wolfram deja salir un gruñido, para después tomar forma humana, así que Victoria le pasa una capa, la cual Wolfram ata a su cintura.
— saludos emperador Maxton Blackwood, me disculpo por presentarme algo desaliñado.— sonríe con burla.
— maldita bestia, tu haz manipulado a Victoria...ella jamás me habría traicionado...— mira a la joven.— hija mía, estás a tiempo, no dejes engañar por esta sucia bestia.
Wolfram deja salir una carcajada ante las palabras del emperador, era increíble lo cobarde que era.
— en realidad es todo lo contrario, es ella quien me esta usando a mí.— responde Wolfram.
— ¿q-que? Eso no...—
— ya es suficiente, corta la cabeza de esa maldita rata cobarde.— Victoria ya estaba irritada. Así que le pasa una espada a Wolfram.
— Victoria...piénsalo...esas bestias te mataran también...— trata de convencerla.
— ese ya es mi problema, por ahora, solo me interesa ver tu cabeza rodar.— responde con una sonrisa maliciosa.
Los ministros presentes, también hablan, pidiéndole a Victoria que se detenga, que no puede traicionar a su propio padre, quien le ha dado todo y la ha cuidado como una hija. Además, si los lycan toman Umbra, ella ya no tendrá nada y pasará a ser solo una simple sirvienta de esas bestias.
— señores, yo, no seré una simple empleada, estás viendo a la emperatriz de Umbra y Mond.— responde ante las palabras de los ministros.
Wolfram se acerca por detrás de Victoria y la sostiene de la cintura dejando un beso en el hombro de la chica.
— por supuesto, mi mujer solo merece lo mejor, así que será una gran emperatriz.— se burla.
— así que es eso, traicionas a tu propia familia solo por calentar la cama de ese bestia, solo eres una maldita zorra.— grita el emperador.
Recoge la espada de uno de los caballeros que estaban en la sala y corre hacía Victoria, al menos si muere, no piensa dejar que Victoria salga con vida de ese salón. Por supuesto, tan pronto esta cerca, Victoria empuja a Wolfram y es ella quien se defiende bloqueando el ataque del emperador con una daga. El emperador estaba dispuesto a matarla y al ver la determinación del emperador, los ministros también se unen a la pelea, intentando atacar a los lycan que estaban en el salón, pero, estos solo buscaron su muerte ante las garras y feroces dientes de los lycan. Los ministros que aun quedan se mantienen en un rincón observando todo.
El emperador sigue con su ataque, viendo que hace retroceder a Victoria, pero, en un ágil movimiento de la chica, la daga acaba atravesando el pecho del emperador, quien ante la mirada atónita de los pocos ministros que quedaban, el emperador cae de rodillas y Victoria lo empuja para que termine de caer, este respira con dificultad con las manos donde la daga aún permanece clavada. Victoria se acerca quitando la daga, la cual lame. Los ministros pueden ver como los ojos de la Victoria brillan.
— el emperador ha caído, son sabios al no haberse movido.— les habla Wolfram a los ministros.
"Nadie aceptará a un vampiro como emperatriz y menos a una aliada con una bestia." Responde uno de los ministros.
"Los humanos nunca aceptaremos ser gobernados por bestias."
"Tendrán el palacio, pero la lealtad de la gente no será nunca suya, ¿que harán?, ¿nos mataran a todos?"
— si es necesario si, ¿por qué no lo haría?, Umbra puede renacer como un nuevo imperio, uno de vampiros.— responde Victoria ante las palabrerías de los ministros.
Estos se miran aterrorizados por las palabras de Victoria, mientras que Wolfram ríe, no cabe duda que la vampiresa no se mide en sus palabras.
— puedes quedarte con algunos humanos, criarlos como ganado, así siempre tendrán sangre fresca.— sugiere Wolfram.
Esto solo le causa más miedo a los ministros.
— no es mala idea. Ustedes deciden, seguirme o convertirse en alimento.— levanta la mano señalando a los ministros.
Estos se miran entre si, saben que ya no pueden hacer nada, el emperador esta agonizando en el piso, los lycan han tomado el palacio y los intentaron pelear han muerto. El emperador logra arrastrarse, intentando ir hacía la puerta, pero los guerreros de Wolfram le impiden el paso.
— subanlo a un caballo, denle un paseo por el pueblo, que su gente vea que el emperador ha caído.— ordena Wolfram.— y háganle saber a esa gente porque se le esta castigando.
— y ustedes, irán con cada noble, para decir la verdad, el emperador declaró la guerra contra los lycan y asesino a la emperatriz de los vampiros, ahora, ha caído por sus actos.— les advierte Victoria.
Los ministros rápidamente salen huyendo tan pronto las puertas se abren, conforme avanzan por el palacio, ven a los lycan que han acabado con casi todos los caballeros, hay muertos, heridos y otros que se han rendido. Era evidente que ahora, Umbra, pertenece a los lycan.
Mientras que en el salón, Wolfram le ofrece la mano a Victoria, quien no duda en tomarla, el lycan aprovecha para darle un beso en el dorso de esta, para después guiarla hacia el trono, ahí, Victoria toma asiento y Wolfram se arrodilla ante ella en una reverencia, acto que los lycan que siguen en el salón imitan.
— felicidades, Victoria Van Darkness, ahora, eres la emperatriz de Umbra.— Wolfram sonríe ladino.
Victoria por su parte, se cruza de piernas apoyando el codo sobre el reposabrazos mientras recarga la mejilla sobre su mano y una sonrisa maliciosa se deja ver en sus labios. Finalmente, Umbra, ha caído en sus manos.
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