Las cosas pueden cambiar muy rápido, en un solo segundo puedes estar en un lugar para después caer en otro, esta es la historia de como sobrevivir a un mundo lleno de ratas sucias qué buscan aprovecharse de la debilidad.
"no voy a permitir que se aprovechen de mi, no más, protegeré a mis hijos de todas esas bestias, por que yo soy la duquesa de este lugar."
Reencarne en un cuerpo que no es el mio y una vida que no me pertenece, pero eso es lo de menos hay personas que necesitan mi ayuda y yo los ayudaré sin importar que suceda lo haré hasta que pueda volver a mi vida original."
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Un vistazo a la vida de la duquesa. 2
Cabalgando en dirección a la mansión pasando por el pueblo logro visualizar una cantina y decidió entrar a beber una cerveza pues hacía mucho que no se embriagaba.
Al entrar todas las personas voltearon a verla por suerte la capucha qué llevaba no les permito adivinar quien era.
Se sentó en la barra y pidió un tarro de cerveza para relajarse un poco.
"La cerveza de este mundo si qué sabe bien, que bueno es tener un marido que cuide a los niños me había perdido de esta diversión si no fuera por él."
—¿si supiste de la perra a la que arrestaron hace dos días? —dos hombres dialogaban en voz alta en el asiento qué estaba junto a ella y no pudo evitar escuchar su plática.
—oh si había escuchado un poco, pero ¿qué fue lo que paso en realidad?
—pues la mujer golpeó al marqués de latín, un pequeño marquesado qué está en el lado oriente del ducado, dicen que la mujer vio al marqués intentando toquetear a una muchacha.
—ese tipo asqueroso siempre intenta pasarse con todas las mujeres del lugar.
—si, entonces la mujer se acercó y defendió a la otra dándole un golpe en el estómago al marqués, sinceramente fue algo increíble de ver, pero después de eso el gordo ese lloro y se quejó con los guardias porque su seguridad se vio comprometida por una mujer, al final intentaron llevarse presa a la mujer, pero esta intento pelear con los guardias y se rindió porque eran demasiados.
Sacha pensó de inmediato los hombres hablaban de Lucía porque ella siempre portaba su espada y era una mujer fiel a sus principios.
—sinceramente, me parece justo que la mujer haya golpeado al marques, pues que más humillación puede recibir un hombre que fue golpeado por una mujer, eso si es mala suerte.
—disculpen caballeros, no pude evitar escuchar su plática ¿podrían decirme en donde esta encerrada la muchacha de la que hablaban?
—esta encerrada en la prisión para ladrones y personas que no han cometidos grandes delitos.—dijo uno de ellos.
—pero si vas a abogar por ella debes ir de una vez, porque su ejecución esta programada para hoy.
—¿qué? ¿Y por qué matarían a una mujer solo por portar una espada?
—al parecer el marqués les dio unas cuantas monedas a los guardias para que la mataran, lo sabemos por qué ya ha pasado varias veces con personas que lo empujan sin querer, una vez incluso mató a un niño porque su pelota le rozó los zapatos.
—gracias por su información caballera. —dijo sacha para después tomar la jarra de cerveza recién servida y bebérsela toda de un solo trago dejando impresiónados a los dos hombres.
—eso fue increíble, señorita.
—llámenme, sacha.
Sacha corrio fuera de la cantina y se subió a su caballo para cabalgar a toda prisa a la prisión para poder rescatar a Lucía.
Las calles estaban llenas de gente por lo que ir en caballo sería simplemente imposible así que lo amarró en un pequeño local para poder correr con más libertad.
La adrenalina subió a tope y se sentía más fuerte que nunca, una emoción que le encantaba.
Llegando cerca de una esquina un niño se le atravesó y estuvo apuntó de golpearlo por suerte se detuvo a tiempo.
—¿estas bien? —pregunto sacha agachandose a la altura del niño.
—ey tu no huyas maldito ratero. —grito un hombre gordo vestido con finas telas y joyas por doquier.
—oiga no le hable así, es solo un niño.
—pues ese maldito mocoso me robo una de mis joyas, merece un castigo.
—¿eso es cierto? Cariño.
—no, no es cierto al hombre se le callo un anillo y yo se lo regrese pero el señor me persiguió para pegarme.
—ya veo, no te preocupes yo te protegeré. —sacha se levantó del piso y puso a niño detrás de ella. —Oye ¿tu eres el marqués latín?
—si, yo soy el prestigioso marqués latín ¿por que una sucia perra como tu pregunta eso?
—no, por nada. —sacha saco la enorme espada qué tenía escondida entre la capucha y apuntó cerca de la cabeza del hombre. —bien, hablemos como gente civilizada, quiero que le pidas perdón al pequeño niño.
—tu maldita perra, no puedes hacer esto, ¿quien te crees que eres para amenazarme?
—te suena el nombre ¿sacha luterano?
—ja,¿ tu eres la duquesa? No te creo nada maldita perra.
—parece que eres ciego, quiero que veas bien la espada qué estoy sosteniendo en este momento.
El marqués analizó bien la espada y en cuanto se dio cuenta del nombre qué estaba gravado en ella se puso pálido como un muerto.
—por favor perdóneme duquesa yo no quería...
—no me interesan tus disculpas, pídele perdón al niño.
—niño quiero que me perdones no lo volveré a hacer. —el hombre lanzó varias monedas de plata al niño y este las tomo del piso.
—bien, puedes irte pequeñín, comprate algo lindo con eso.
—gracias señora. —dijo el niño para correr muy contento en dirección a su casa.
—ahora desagamonos de la basura.
—espera no puedes matarme yo no hice nada malo.
—me llamaste "maldita perra" esa es razón suficiente agradece que tu muerte es rápida.
Sacha hizo un corte en el estómago del hombre procurando no crear ninguna escena grotesca por que estaban en medio de la calle.
"se sigue viendo mal, si alguien lo ve se va espantar debo cubrirlo con algo".
Sujeto el cadáver del hombre y lo arrastró en dirección a un callejón en donde lo cubrió con trapos viejos qué había tirados por ahí.
—una rata menos con la que lidiar, después le digo al duque qué se encargue de lo demás.
Sacha retomo su camino en dirección a la prisión y al llegar fue detenida por un guardia alto y musculoso.
—madam, el mercado esta del otro lado.
—gracias, pero no gracias, por favor dejame pasar.
—no, no puedes este no es lugar para una dama.
—quiero que mires mi espada y después me dejes pasar.
El guardia la analizó detenidamente y supo de inmediato a quien le pertenecía.
—bien, ahora que sabes que soy la duquesa te voy dar una orden, quítate del camino.
"ya me estoy acostumbrando a esto de ser duquesa, gracias al cielo el duque me dio su espada si no tendria qué pelear con este enorme hombre, igual no me gana"
—buena tarde a la duquesa sol del ducado, por favor pase con cuidado si necesita ayuda estaré aquí afuera. —dijo el hombre quitándose del camino.
Al entrar en el lugar este estaba mejor iluminado que la mazmorra qué había visitado en la mañana.
—¿necesita algo duquesa?—pregunto un guardia.
"primera persona que si me conoce"
—estoy buscando a una chica, algo alta de cabello negro, la arrestaron por que tenía una espada.
—oh ella está en la celda 32 esta esperando su ejecución.
—quiero verla.
—acompañeme por favor. —el guardia la guió hasta una celda en donde Lucía trensaba su cabello dándole la espalda.
—hola Lucía ya llegue. —dijo alegre.
Lucía volteo de inmediato y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a su señora con vida, pues ya habia perdido las esperanzas de que esta despertará.
—mi señora, me alegro tanto de que este bien.
—no es para tanto, solo fue una simple fiebre.
—mi señora, esa fiebre casi la mata. —dijo Lucía acercándose a los barrotes.
—no es para tanto, deja te saco de ahí.
Sacha le hizo una señal al guardia para que sacara a la mujer de prisión.
—duquesa tenemos ordenes de ejecutar a la mujer prisionera.
—toma comprate algo bonito.—Rembuscando entre su ropa saco una bolsita con algunas monedas de oro y se las entrego al guardia.
El hombre no dudo en aceptarlas y al instante saco a Lucía de la celda.
—por favor duquesa sáqueme a mi también.—dijo un hombre en la celda de enseguida, ocasionado qué todos se animarán a hacer lo mismo.
—lo siento, pero no soy un juez para sacarlos de ahí.
—¿porque a ella si?
—por que ella es mi caballero personal y si me disculpan tengo una cena qué atender.
Sacha jalo del brazo a Lucía para correr fuera del lugar.
—qué tenga un buen día madam. —dijo el hombre que custodiaba la entrada.
—igualmente, mi buen hombre.
Después de alejarse un poco de la prisión las dos mujeres relajaron el paso para platicar un poco.
—entonces ¿ahora usted es la duquesa?. —dijo Lucía con un semblante un poco triste.
—ah, si se me había olvidado decírtelo, pero yo soy la duquesa de este territorio, me escape de casa por que las cosas estaban demasiado mal y no vi otra alternativa.
—esa fue una decisión muy sabía mi señora, pero ahora que es alguien importante seguro ya no me necesitaras, en lugar de eso querrás a un hombre fuerte y capaz ¿no?
—hay Lucía qué cosas dices no importa si yo soy una campesina o la emperatriz tu siempre serás mi caballera de la armadura de oro.
—¿de verdad?
—claro, yo mantendre mi palabra hasta el día que me muera, quedate tranquila que yo me encargo de lo demás.
—gracias mi señora, usted es un ángel que merece el cielo.—dijo Lucía dándole un amistoso abrazo a sacha.
—no es para tanto, vamos a casa qué hay que comer.
Las dos mujeres caminaron en dirección a la mansión hablando de cosas de su pasado haciendo una amena plática.
Al llegar a la mansión fue recibida por William quien abrió la puerta y saludo a la duquesa.
—adelante duquesa, yo me llevaré a la servidumbre. —dijo para después sujetar a Lucía de los hombros para llevarla a la habitación donde dormían las mujeres que trabajaban en la casa.
—espera William ella no es una sirvienta es mi caballero, por favor déjala ir.
—¿su caballero? Madam no existe tal cosa como un caballero mujer.
—pues ahora si, por favor dale una habitación a mi caballero estrella es una orden.
A William no le quedo de otra más que aceptar la orden de su ama y de inmediato subió a Lucía a la habitación en donde ella dormiría.
Sacha fue en dirección a ver al duque para comentarle todas las cosas que había echo.
Estando fuera de su oficina golpeó tres veces la puerta escuchando un pase desde adentro de esta.
—hola duque ¿cómo le fue con los niños? —dijo sacha adentrándose en la habitación.
—me fue bien, no son niños problemáticos ¿y a ti como te fue?
—no muy bien, mate a alguien pero fue porque me llamo "maldita perra".
—¿quién fue?. —dijo el duque enojado.
—fue el marqués latín.
—espero que no haya quedado con vida o tendré que encargarme yo de él.
—na, no te preocupes yo nunca dejo a alguien vivo solo quería pedirte ayuda para ya sabes su muerte.
—su muerte ya estaba programada yo iría personalmente a matarlo porque ese imbécil nos debía mucho dinero que en su vida podría pagarnos y por varios delitos, pero ahora que esta muerto es mejor para todos, yo me encargaré de su cuerpo puedes ir a descansar.
—estás muy ocupado, parece que tienes mucho trabajo ¿no habías dicho que tenías dos días de descanso?
—si, pero surgió algo importante y tengo que atenderlo.
—es la fiesta de cacería, esta vez se celebrará en la mansión y debe estar lista para ser visitada por varias personas, ahí es donde te presentaré como mi duquesa y a Dylan como mi heredero.
—ya veo, suena complicado ¿quieres que te ayude?
—me vendría bien un poco de ayuda, dicen que las mujeres tienen mejor gusto para la decoración.
Sacha acomodo una silla cerca del duque y reviso algunos de los papeles que esté estaba revisando.
El trabajo no parecía muy complicado pues solo era hacer las cuentas de lo que se gastaría durante la caza, al final con ayuda de sacha lograron acabar antes de la cena.
—gracias por tu ayuda sacha, si no hubiera sido por ti habría terminado hasta mañana ¿dónde aprendiste contabilidad?
—eso es un secreto, cariño.