irem conoce a un misterioso hombre con el cual comienza a hablar a escondidas de sus padres
¿su familia podrá aceptar una relación con aquel hombre ? ¿ siendo el 6 años mayor que ella ?
Qué hará irem al saber la verdadera identidad de aquel hombre misterioso.
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reencuentro
Irem tomó la dirección que Sofía le había dado y la miró durante un momento. Se sentía nerviosa y emocionada al mismo tiempo. ¿Qué pasaría si Enzo se negaba a hablar con ella? ¿Qué pasaría si él no la perdonaba?
Pero algo en su interior le decía que debía intentarlo. Debía saber si había una oportunidad para que ellos dos se reconciliaran.
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Irem se dirigió a su casa, pensando en cómo iba a explicar su viaje a París a sus padres. No quería preocuparlos o hacerles preguntas, así que decidió inventar una excusa.
"¿Dónde vas, Irem?", preguntó su madre, cuando Irem entró en la casa.
"Voy a una boda en París", dijo Irem, sonriendo. "Una amiga de la universidad se casa y me invitó".
Su padre la miró con curiosidad. "¿Quién es la amiga?"
Irem se apresuró a inventar un nombre. "Se llama... Sofía. Sí, Sofía. La conocí en la universidad y siempre hemos sido amigas".
Su madre sonrió. "Qué bien. ¿Cuánto tiempo vas a estar allí?"
Irem pensó rápidamente. "Unos días. No mucho. Regresaré pronto".
Sus padres se despidieron de ella y Irem se sintió aliviada de haber podido mantener su secreto. Ahora podía ir a París y buscar a Enzo sin que nadie sospechara.
Se dirigió al aeropuerto y compró un boleto para el próximo vuelo a París. Mientras volaba, no podía dejar de pensar en lo que podría pasar. ¿Encontraría a Enzo? ¿Él la perdonaría?
Al llegar a París, Irem se sintió emocionada y nerviosa. La ciudad era hermosa y romántica, pero ella no estaba allí para disfrutarla. Estaba allí para encontrar a Enzo y intentar arreglar las cosas con él.
Irem llegó a su departamento y se sintió aliviada de poder descansar un rato después del viaje. Dejó sus cosas en la habitación y se dirigió al baño para arreglarse.
Se duchó y se vistió con un vestido elegante y sensual que había comprado especialmente para la ocasión. Se maquilló y se peinó, queriendo verse lo más hermosa posible para Enzo.
Mientras se arreglaba, no podía dejar de pensar en lo que podría pasar. ¿Enzo la recibiría con frialdad o con amor? ¿Estaría dispuesto a escucharla y perdonarla?
Se miró en el espejo y se sintió satisfecha con su apariencia. Estaba lista para enfrentar a Enzo y pedirle perdón por sus errores.
Se puso sus zapatos y su bolso, y salió del departamento. La dirección de la empresa de Enzo estaba en su mente, y se dirigió hacia allí con determinación.
Al llegar a la empresa, Irem se sintió nerviosa. ¿Qué pasaría si Enzo no la recibía? ¿Qué pasaría si él no quería hablar con ella?
Se tomó un momento para respirar profundamente y se acercó a la recepción. "Hola", dijo. "Estoy buscando a Enzo. ¿Está aquí?"
La recepcionista la miró con curiosidad. "Sí, está en una reunión. Pero puedo decirle que está disponible en unos minutos. ¿Quiere esperar?"
La secretaria de Enzo, llamada Ana, miraba a Irem con una mezcla de envidia y curiosidad. No sabía quién era esa mujer, pero podía sentir que era alguien especial. La forma en que se vestía, la forma en que se movía, todo en ella parecía elegante y sofisticado.
Ana se sintió insegura y celosa. Había estado enamorada de Enzo en secreto durante meses, pero nunca había tenido el valor de decirle nada. Y ahora, esta mujer desconocida parecía haber capturado su atención.
Mientras Irem esperaba, Ana no podía evitar mirarla de reojo. Se preguntaba quién sería y qué quería con Enzo. ¿Sería una nueva cliente? ¿O algo más?
Cuando Enzo salió de la reunión
Enzo miró hacia la sala de espera y sus ojos se encontraron con los de Irem. Por un momento, pareció sorprendido, pero luego su expresión se suavizó y se acercó a ella.
Ana, intentando mantener su compostura. Pero no podía evitar mirar a Irem con envidia y curiosidad.
Enzo se acercó a Irem y la miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad. "Irem", dijo, su voz baja y suave. "¿Qué haces aquí?"
Irem se levantó y se acercó a él, su corazón latiendo con fuerza. "Enzo, necesito hablar contigo", dijo, su voz temblorosa.
Enzo la miró con una expresión seria, pero no dijo nada. Simplemente la invitó a seguirlo a su oficina.
Irem se sentó en la silla que Enzo le había indicado, sintiendo una mezcla de nerviosismo y tristeza. La forma en que Enzo la había recibido era fría y distante, y eso la hizo sentir que había cometido un error al venir.
"Enzo, no he venido por asuntos de trabajo", dijo Irem, intentando mantener su voz firme. "He venido porque... porque necesito hablar contigo sobre lo que pasó entre nosotros".
Enzo se sentó detrás de su escritorio, cruzando los brazos sobre su pecho. "Ya todo está dicho, Irem", repitió, su voz sin emoción. "No hay nada más que hablar".
Irem se sintió herida por su tono, pero no se rindió. "Enzo, por favor, escúchame", dijo, su voz suplicante. "Me arrepiento de lo que hice. Me arrepiento de haber lastimado tus sentimientos. Quiero explicarte lo que pasó y pedirte perdón".
Enzo la miró con una expresión de escepticismo. "¿Qué hay que explicar?", preguntó, su voz aún fría. "Tú me echaste de tu vida por Santiago, Irem. Me alejaste. ¿Qué más hay que decir?"
Irem se sintió herida . Sabía que había cometido un error, pero no esperaba que Enzo fuera tan cruel. "Enzo, por favor...", dijo, su voz temblorosa.
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Irem se levantó de la silla, con lágrimas en los ojos, y se enfrentó a Enzo. "Enzo, tú fuiste el primero que me mintió sobre Laura", dijo, su voz temblorosa. "No tuviste la confianza de decirme lo que ella te hizo creer. En vez de eso, decidiste terminar conmigo sin más, sin importarte que me destrozaste porque yo sí te amé".
Enzo se quedó callado, su expresión inmutable, pero Irem pudo ver un destello de dolor en sus ojos.
"Me equivoqué", dijo Irem, llorando. "Me equivoqué al confiar en ti, al creer que me amabas. Pero tú también te equivocaste al no darme la oportunidad de explicarme, de pedirte perdón".
Irem se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta, su corazón roto en mil pedazos. sin mirar atrás.
Enzo se quedó sentado en su silla, viendo cómo Irem se marchaba, un sentimiento de arrepentimiento y tristeza creciendo en su pecho. Se preguntó si había sido demasiado duro con ella, si había sido justo al no escucharla.
La puerta se cerró detrás de Irem y Enzo se quedó solo en su oficina, rodeado de silencio. Se levantó de su silla y se acercó a la ventana, mirando hacia la calle, esperando ver a Irem una vez más. Pero ella ya se había ido.
Enzo salió corriendo de su oficina, decidido a encontrar a Irem y pedirle perdón. Se sentía culpable por haberla tratado tan mal y quería explicarle que la amaba, que no podía vivir sin ella.
Corrió por las calles de París, buscando a Irem por todos lados, pero no la encontraba. Se detuvo en cada esquina, mirando a su alrededor, esperando ver su rostro entre la multitud.
Preguntó a la gente que pasaba si habían visto a una mujer con cabello dorado y los ojos verdes, pero nadie parecía saber nada. Enzo se sintió desesperado, como si hubiera perdido a Irem para siempre.
Se detuvo en un café y pidió un café, intentando calmarse y pensar en qué hacer a continuación. Sacó su teléfono y marcó el número de Irem, pero ella no respondió.
Enzo se sintió abrumado por la ansiedad y la tristeza. ¿Qué había hecho? ¿Por qué no la había escuchado? ¿Por qué la había dejado ir?
Se levantó del café y siguió buscando a Irem, decidido a encontrarla y hacer las paces. Pero la ciudad parecía infinita y Irem parecía haberse esfumado en el aire.
De repente, recibio un mensaje de su madre Sofía con la dirección del departamento de Irem. Corrió hacia allí, esperando encontrarla en su hogar. Llegó al edificio y subió las escaleras, su corazón latiendo con fuerza.
Llamó a la puerta, pero no hubo respuesta. Enzo se sintió desesperado, como si hubiera perdido a Irem para siempre.