Después de que su esposo le fue infiel con su mejor amiga, tuvieron un altercado. Todos la creían muerta, pero ella volvió con más fuerza dispuesta a vengarse de todos los que le hicieron daño.
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Prueba de fuego.
La que sufría más por las decisiones de Arap era Esthercita. Ella sabía que su madre estaba viva porque la veía en todas partes.
Incluso, una tarde que llegaba de la escuela con su padre, vio el carro de su madre y corrió dentro de la casa gritando:
¡Mamá, mamá, estás aquí, mamá!
Arap también se sorprendió al ver el carro afuera de su casa: "¡Dios mío!, entonces Roxana no está muerta.
Se fue corriendo atrás de su hija con el corazón latiéndole a mil, pensar que Roxana estaba viva lo llenaba de felicidad, pero no por lo que todos supondrían, sino porque eso quería decir que él no era un asesino.
Roxana no estaba por ningún lado.
Sin embargo, la que sí estaba era Isabella.
¿Dónde está mi mamá, Isabella?
Esthercita, ya te había dicho que tu mamá...
Sí, que mi mamá se fue al cielo y que bla, bla, bla... pero eso es mentira yo vi el coche de mi mamá allá afuera, ella tiene que estar aquí.
Isabella estaba gozando con lo que le iba a decir a Arap:
Hola mi amor, ¿te gustó mi coche?
¿Es tu coche?
Sí.
Pero es igual al de Roxana.
Sí, lo mandé a comprar igualito al de ella, me gustó mucho su coche desde que lo vi la primera vez.
Tanto Esthercita como Arap se quedaron callados.
Esther se fue corriendo a su cuarto.
¿A poco pensabas que Roxana había regresado de ultratumba?, prosiguió diciendo Isabella.
Isabela, engañaste a mi hija. ¿Por qué lo haces?, mi hija es todo lo que yo tengo, todo lo que yo amo.
No me digas, ¿y yo, dónde quedo?
Tú eres mi prometida y nos vamos a casar pronto, también te amo, mi amor, pero no me gusta la manera en que estás actuando con mi hija. Te pido por favor que te acerques más a ella, está muy sensible y necesita una mano amiga que la ayude a salir de todo esto. Ella es muy chica y aún extraña mucho a su madre.
Mi amor, yo he tratado de acercarme a ella, pero ella no se deja, me ignora y me dice que me odia, ¿qué puedo hacer?
Pues gánatela, tienes que tratarla con amor, como si fueras su verdadera madre.
Está bien, amor, lo haré solo por ti, porque la verdad, la niña me exaspera.
Gracias Isabella. Te agradezco mucho tu gesto.
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Erick se llevó a vivir a Sharon a su casa nueva.
Esta es tu casa, de hoy en adelante vivirás aquí. No te preocupes por nada, yo te proveeré de todo lo que te haga falta, solo tienes que pedirlo a mis hombres que estarán vigilando la casa día y noche.
En una semana tendrás tu prueba de fuego, te llevaré a ver a tu hija y ya verás, ella te reconocerá. Por lo pronto, no salgas de esta casa hasta que yo venga por ti, yo te avisaré para que te arregles muy bonita, ¿estamos?
Erick, me da miedo todo esto. ¿Seguro que nadie me reconocerá?
Sharon, hermanita, ¿confías en mí?
Por supuesto que sí, hermano.
Entonces, no se hable más del asunto, en una semana pasaré por ti para llevarte a ver a tu hija.
Gracias hermano, es lo que más deseo.
Me voy, hermana, voy a preparar todo para tu encuentro con tu hija.
Erick le dio un beso en la mejilla y salió.
Le dijo a sus hombres, cuiden muy bien a mi hermana, con su propia vida si es preciso.
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Una semana después...
No tendrás ningún problema para que te dejen entrar a ver a tu hija. Ya está todo listo, vámonos.
Sharon iba muy hermosa, no era ni la sombra de la mujer que era antes.
En el camino se encontraron con el hombre que la había salvado.
Detente un momento, le dijo a su chofer.
Erick bajó del coche y se acercó al hombre. Le hizo una seña a Sharon para que bajara también.
Buenas tardes, Ethan.
Hola, Erick...
Te presento a una prima que viene de lejos, Sharon Galaviz.
A sus pies señorita, dijo Ethan, asombrado de lo hermosa que era.
Erick y Sharon intercambiaron miradas.
Bueno nosotros nos vamos, solamente quería presentarte a mi prima. No sé si gustes ir a cenar a mi casa más tarde.
Gracias, acepto.
Bueno pues nos vemos a las 8 en mi casa, aquí está la dirección.
Vámonos, Sharon.
Cuando llegaron a la escuela, las maestras ya los estaban esperando.
Buenas tardes, si gustan pasar, en seguida traigo a la niña, ella ha estado un poco desubicada.
Erick le dijo a Sharon:
Te espero en el coche, suerte.
Sharon pasó con la maestra a la dirección.
Otra maestra entró también, llevando a Esther de la mano.
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Mamá, ¿va a volver mi papá?
No lo sé hijito, ya ha pasado mucho tiempo, ya no sé si vaya a regresar, la verdad.
Julia, no está bien que le digas eso a tu hijo, dijo Dennis, que mostraba en su cara toda la tristeza que sentía por la ausencia de su hijo menor.
Ve a jugar hijito, al rato te hablo para que vengas a comer.
Sí, mamá.
¿Señora qué quiere que piense cuando su hijo deja de venir dos meses? Ni siquiera he tenido ninguna noticia suya, ¿dónde podrá estar?
Es lo que todos queremos saber, tal vez tuvo un accidente, o se fue a hacer su vida a otra parte, o...
¿O...?
Tal vez esté... muerto.
No diga eso señora. Tal vez tenga otra mujer y ya decidió quedarse con ella para siempre.
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Nosotros las dejamos para que platiquen, dijo una de las maestras.
En cuanto salieron, la niña observó a Sharon y le preguntó:
¿Quién eres? ¿Por qué has venido a verme?
Hijita mía, moría por verte y abrazarte mi niña linda.
La niña la observaba con ojos de extrañeza.
No te conozco, ¿por qué me abrazas? ¿Por qué me extrañas?, ¿por qué querías verme?
Hijita ¿acaso no me reconoces? Soy yo, tu madre.
Esthercita abrió mucho los ojos.
¡Eres una mentirosa!, ¡tú no eres mi madre, no eres mi madre!
La niña salió corriendo de ahí llorando.
Sharon trató de alcanzarla, pero la niña había desaparecido de su vista.