Ojos Súper Asombrosos

Samuel no podía creer que Laura lo hubiera malinterpretado y pensara que estaba siendo inapropiado con ella.

"Señorita Wibawa, solo quería decirle que tiene problemas con su período menstrual, si no se trata, podría ser muy peligroso y el dolor será insoportable".

"¿Qué quieres decir? No hables tonterías", Laura se enfadó inmediatamente, ¿cómo podía Samuel hablar de su vida privada delante de todos?

"Lo sé, señorita, siente dolor cada vez que tiene el período, incluso el dolor puede durar hasta una semana",

Al escuchar eso, Laura pareció sorprendida porque lo que experimentaba cada vez que tenía el período era exactamente como Samuel lo describía. Sin embargo, Laura no quería hablar de eso y rápidamente echó a Samuel.

Inmediatamente, los guardias entraron en acción y expulsaron a Samuel y Kalisa del lugar.

Ahora los dos estaban fuera de la casa, el rostro de Kalisa mostraba su enfado.

"Samuel, ¿cómo has podido engañarme?", Kalisa estaba furiosa con Samuel.

No podía creer que Rafael dijera esas cosas, haciéndola pasar vergüenza delante de todos.

"No he engañado a nadie", Samuel no se sentía culpable en absoluto.

"¿No piensas que me dedico a las antigüedades? Si la gente se entera de que mi tienda vende falsificaciones, mi negocio se irá a pique", Kalisa estaba muy molesta al pensarlo.

Kalisa se subió a su coche y se marchó, dejando a Samuel solo. Kalisa no quería volver a tener nada que ver con él.

Samuel solo pudo rascarse la cabeza mientras se alejaba.

Mientras tanto, de vuelta en la casa de la familia Wibawa, Candra se dio cuenta de que tenía una lupa en el bolsillo.

Candra solía usarla para examinar antigüedades, pero se había olvidado de usarla porque tenía prisa.

Candra sacó la lupa y la dirigió hacia el jarrón que había sobre la mesa.

De repente, Candra vio un destello de luz proveniente del jarrón, lo que le sorprendió y le hizo querer examinarlo más a fondo.

Candra volvió a examinar cuidadosamente el jarrón con su lupa.

Unos instantes después, Candra se quedó atónito al descubrir que el jarrón no era un objeto cualquiera.

"Señor Candra, ¿ocurre algo?", preguntó el abuelo Wibawa al ver a Candra un poco extraño.

En ese momento, todas las miradas se dirigieron a Candra, que estaba observando el jarrón.

"Este jarrón no es un objeto cualquiera, es muy especial", dijo Candra.

"Es una antigüedad de 900 años y es un objeto muy raro y difícil de encontrar", continuó Candra.

Los presentes se sorprendieron, pues el propio Candra había dicho antes que el jarrón era un objeto corriente.

"Este jarrón existe desde la época del emperador Wirajaya y es una reliquia de su imperio, incluso he oído que el precio de los objetos del imperio Wirajaya alcanza los 50.000 millones", explicó Candra.

Todos los presentes se quedaron boquiabiertos al escuchar las palabras de Candra.

"Señor Candra, creo que se equivoca de objeto, ¿cómo es posible que un jarrón como este valga 50.000 millones?", dijo Anwar.

"¿Qué sabes tú? ¿Dudas de mi capacidad?", le espetó Candra a Anwar.

Anwar se calló inmediatamente. Al oír eso, todos empezaron a creer a Candra.

"Abuelo Wibawa, tiene mucha suerte de haber recibido un regalo tan especial". Candra le entregó el jarrón al abuelo Wibawa.

El abuelo Wibawa no podía creer que el jarrón fuera una auténtica antigüedad tan valiosa. Al abuelo Wibawa, a quien le encantaban las antigüedades, se le dibujó una sonrisa en el rostro. En comparación con los regalos de cumpleaños que había recibido antes, este no tenía comparación. El jarrón era demasiado especial, con un origen extraordinario y un precio elevado.

Mientras tanto, Samuel decidió buscar un lugar para descansar, ya que le habían echado de su apartamento.

Ese día, Samuel había ganado más de 200 millones de rupias en la lotería. Con ese dinero, Samuel aún no podía comprarse una casa, así que decidió ir a casa de su hermana a pasar la noche. Samuel tomó un taxi hasta el apartamento de su hermana.

El apartamento de su hermana estaba situado junto a la carretera. Al llegar, Samuel se bajó del taxi y se dirigió a su hermana.

"Hermana Sandra", dijo Samuel después de varios días sin ver a su hermana.

"Samuel", respondió Sandra mientras recogía la fruta que vendía.

El apartamento de Sandra también le servía de frutería. Sandra y Samuel no eran hermanos de sangre, ambos estaban huérfanos desde pequeños. Así que Sandra, que era dos años mayor, crió a Samuel y vivieron juntos hasta la edad adulta.

Sandra era una mujer hermosa, tanto que con un poco de arreglo sería aún más hermosa.

"¿Qué haces aquí a estas horas?", preguntó Sandra, que ya había cerrado su frutería.

"Hermana, me han echado del apartamento, así que quería quedarme contigo un tiempo".

"En ese caso, pasa, puedes quedarte aquí hasta que te aburras".

Sandra entró, seguida de Samuel. El apartamento de Sandra no era muy grande y solo tenía dos dormitorios.

"Samuel, siéntate un momento, voy a preparar la cena", dijo Sandra mientras se dirigía a la cocina.

Mientras tanto, Samuel se sentó en una silla junto a una mesa de madera. Samuel observó la casa vacía, sin muebles.

Samuel también sabía que la frutería de su hermana no tenía mucho éxito y que las ganancias solo le alcanzaban para comer y pagar el alquiler.

Samuel se sintió triste y culpable porque no había podido devolverle a su hermana toda la amabilidad que le había mostrado.

Samuel se prometió a sí mismo que a partir de ese día se esforzaría por hacer feliz a su hermana. Además, ahora tenía una súper vista, así que podía ganar dinero fácilmente para cambiar su vida y la de su hermana.

Al poco rato, Sandra salió de la cocina con dos platos de nasi goreng.

"Samuel, vamos a comer", dijo Sandra, y empezó a comer.

Samuel también empezó a comer con voracidad, pues tenía mucha hambre.

Entonces, Samuel miró a Sandra, que estaba comiendo.

"Hermana, te prometo que a partir de hoy me esforzaré por hacerte feliz".

"¿Qué quieres decir?", Sandra se sorprendió un poco por las palabras de Samuel.

"Voy a trabajar duro para cambiar nuestro destino", Samuel no quiso decirle a su hermana que ahora tenía una súper vista.

"Confío en ti, hermano, lo importante es que podamos estar siempre juntos", Sandra solo sonrió a Samuel.

Después de cenar, cada uno se fue a su habitación a descansar. En su habitación, Samuel estaba tumbado en la cama cuando, de repente, volvió a sentir dolor en los ojos.

Samuel se tapó los ojos con las manos y sintió cómo una energía volvía a entrar en sus globos oculares.

Entonces, el dolor empezó a desaparecer poco a poco, e incluso los ojos de Samuel parecieron brillar con más intensidad.

De repente, dos mosquitos volaron rápidamente alrededor del cuerpo de Samuel. Samuel se sorprendió porque el movimiento de los mosquitos era tan lento que pudo atraparlos con los dedos.

"¿También es esta una de las habilidades de mis ojos?", pensó.