Ayuna Sekar, una chica huérfana, sincera y trabajadora, es traicionada por su propio prometido, el hombre al que mantuvo y ayudó a terminar la universidad. En el día que debía ser el más feliz de su vida, es humillada y despreciada hasta sufrir un ataque al corazón.
Pero el destino le concede una segunda oportunidad: vuelve tres días antes de ese fatídico día. Esta vez, Ayuna cambia su destino. Cancela la boda y, en un acto de valentía, se casa con un apuesto guardia de seguridad llamado Arjuna.
Sin saberlo, Arjuna en realidad es un multimillonario disfrazado. Su matrimonio, sencillo pero lleno de amor, risas y sorpresas, demostrará que el verdadero amor no necesita riquezas... solo un corazón leal.
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Capítulo 23
La atmósfera en la casa de Arjuna era diferente esa mañana. Globos de colores colgaban en la sala de estar, el aroma a pastel de chocolate llenaba el aire. Sekar, ahora una adolescente, estaba ocupada asegurándose de que la decoración cumpliera su plan.
"Hermana, no olvides poner las velas en el centro", dijo Nauval, asomándose desde la puerta.
Sekar asintió, sonriendo. "Sí, Gran Señor. Todo está según lo ordenado".
Al escuchar la respuesta de su hermana, Nauval sonrió feliz.
No mucho después, los invitados comenzaron a llegar, incluida la gran familia de Arjuna, que siempre es ruidosa cuando se reúne. Ayuna estaba ocupada en la cocina con Ibu Amalia, preparando bebidas calientes. Arjuna observaba desde lejos, fotografiando esos pequeños momentos.
Cuando se encendieron las velas, Nauval cerró los ojos con fuerza y luego las sopló con una gran sonrisa. "Espero que nuestra familia siempre sea feliz", susurró en su corazón. Una simple oración de un niño, pero suficiente para conmover a Ayuna.
Después de eso, se produjo la diversión, los niños jugaban mientras los adultos contaban muchas historias porque habían estado ocupados durante mucho tiempo y no se habían visto.
Por la noche, después de que todos los invitados se fueron, los cuatro se sentaron en el sofá, charlando relajadamente. "El cumpleaños no es solo para recibir regalos", dijo Arjuna mientras abrazaba a sus dos hijos.
"Sino también para estar agradecidos por lo que tenemos", continuó Ayuna.
Sekar asintió con la cabeza en señal de acuerdo. "Así es, porque lo más valioso es... la familia".
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Unos meses después del cumpleaños de Nauval, la familia se sorprendió con una gran noticia. Ayuna fue declarada embarazada nuevamente. Arjuna, que inicialmente estaba en silencio, luego se echó a reír felizmente mientras abrazaba a su esposa con fuerza. "Resulta que la oración de Nauval fue muy efectiva", dijo en broma.
Sekar y Nauval reaccionaron de manera diferente. Sekar se emocionó de inmediato, ya imaginándose a sí misma como una "hermana doble". Mientras que Nauval... estaba un poco celoso. "Eso significa que ya no soy el hermano menor, ¿verdad?", preguntó con el ceño fruncido.
Ayuna lo tranquilizó mientras le acariciaba el cabello. "Seguirás siendo el hermano menor para Sekar, pero también el hermano mayor para el nuevo hermano. Así que tienes dos roles".
Después de pensarlo un poco, Nauval finalmente sonrió. "Eso significa que podré enseñarle a jugar al fútbol más tarde".
El embarazo de Ayuna esta vez hizo que el ambiente en la casa fuera aún más animado con los preparativos. Ibu Amalia a menudo le recordaba a Ayuna que descansara mucho, mientras que Arjuna trataba de dividir su tiempo entre el trabajo y estar con los niños.
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Unos meses después, nació una pequeña bebé llamada Nayla. Sekar y Nauval se peleaban por sostenerla, mientras que Arjuna no dejaba de sonreír al ver la cara de su tercera hija.
Las primeras noches fueron agotadoras, pero todo eso quedó cubierto por las risas y bromas que llenaban la casa. Incluso Nauval, que antes tenía miedo de los bebés, ahora era un pequeño cuidador diligente.
Una tarde, la lluvia volvió a caer, exactamente como aquellas tardes llenas de recuerdos. Arjuna se sentó en el sofá con Nayla en su regazo, Ayuna a su lado amamantando mientras sonreía, Sekar y Nauval jugaban en el suelo con juguetes de madera.
Ibu Amalia, que ahora se sentaba con más frecuencia en la mecedora, los miró durante mucho tiempo. "Antes, cuando recién comenzaban a construir una familia, mamá ya sabía... esta casa siempre estaría llena de amor", dijo en voz baja.
Arjuna miró a Ayuna y luego dijo suavemente: "Si algún día estos niños crecen y se van a perseguir sus sueños, esta casa seguirá esperándolos para que regresen".
Ayuna asintió, con los ojos llorosos. "Porque aquí, siempre hay el mismo amor".
Afuera, la lluvia seguía cayendo. Adentro, tres generaciones se sentaban juntas en una calidez que no pasaba con el tiempo, una historia familiar que, aunque simple, nunca terminaría realmente.
