Bella

Ignacio salió de la casa de Isabella, él solo quería alejar a la chica de este mundo tan dañado y haría todo para que ella fuera feliz y es que desde el primer día que Ignacio vio a Isabella, aquel primer día de clases algo en ella llamo la atención de él, su timidez, su ternura, para él ella era realmente hermosa, no entendía por qué sus compañeros de clases no vieron eso en ella, por el contrario, ellos solo la molestaban y se burlaban de ella, por su forma de vestir y de hablar, además Isabella era una chica muy inteligente, eso era lo que más llamaba la atención del hombre, el día que Ignacio se enteró de que ella estaba de novia con el patán de Álvaro los celos se hicieron presentes, ese día él había pensado invitarla a un café y así empezar una amistad con ella, pero que podía hacer él, ella solo lo veía como su profesor, entonces Ignacio se resignó y la continuo tratando solo como una alumna más.

Tiempo después su padre le dice que pronto pasará las acciones de su empresa a su nombre, pero que tendría que viajar a la filial matriz, eso lo entristeció, pues su vida era dar clases, a él le gustaba enseñar, pero que se podía hacer, era el negocio familiar y siendo único hijo debía continuar con el legado, así que pensó sacar provecho de esa situación y esa fue la razón por la que le pidió a Isabella que trabajará junto a él, la desilusión llegó cuando ella no acepto inmediatamente su propuesta, ninguna chica en su posición se negaría a aceptar semejante propuesta, entonces fue cuando entendió que ella realmente amaba a Álvaro, dejo de insistir en ella y siguió con su vida, esa noche cuando encontró a Isabella él iba camino al aeropuerto, ese día viajaría para no volver, pero en vista del estado en el que la chica se encontraba y además sabiendo que ella no tenía como cubrir todos los gastos del hospital, él decidió quedarse junto a ella y cuidarla, el padre de Ignacio enfureció y le dio solo un mes para qué solucionará aquel asunto que lo estaba reteniendo en Colombia y así lo hizo, el mes se había cumplido y era hora de regresar a casa, pero nunca imaginó que todo esto le permitiría irse con la mujer que él quiere, aunque sea como amigos.

Ignacio iba manejando su auto cuando recibió una llamada.

— Papá!. — respondió Ignacio con la mirada fija en la carrera.

— Está todo listo para que tomes mi puesto, espero que llegues mañana. — respondió Carmelo Hernández un hombre ya mayor, pero con un carácter fuerte.

— Si papá todo está listo, mañana llego al país y me hago cargo de tus empresas. — respondió Ignacio desanimado.

— Sé que no quieres hacerte cargo de tu patrimonio, pero es por tu bien. — alego Carmelo.

— Como digas padre, ahora te dejo pues tengo cosas que hacer.

Ignacio colgó la llamada, desde su punto de vista lo único bueno que estaba saliendo de esta situación, era que se estaba llevando a Isabella con él.

Mientras tanto Isabella estaba terminando de arreglar sus cosas para irse del país, salió por un momento, quería sacar sus papeles de la universidad y pagar algunas deudas que tenía pendiente, sabía cuál era el horario de Álvaro y de Lucero, así que decidió ir a la hora en la que ambos estuvieran en clases para no tener que verlo.

Al llegar algunos conocidos la vieron llegar y empezaron a murmurar de ella, Isabella hizo caso omiso a lo que ellos y siguió su camino a la oficina del rector, una vez ahí hablo con el rector y le explicó lo que estaba pasando y este entendió que la muchacha ya no podía continuar en ese lugar, así que acepto que se retirará y le dijo que cuando todo estuviera en orden el mismo le haría llegar esos documentos. Después de resolver ese asunto fue a la cafetería de la universidad a pagar la deuda, la señora que atendía se compadeció algunas veces de la muchacha y le permitía sacar pequeños créditos.

— Muchacha tenía tiempo sin verte, pensé que te habías ido de la universidad. — dijo la señora con una sonrisa.

— No señora Nati, tuve un accidente y estuve bastante mal, pero ahora vengo a pagarle y a despedirme. — comento Isabella devolviéndole la sonrisa.

— Y eso niña?, como que a despedirte?. — pregunto la señora sorprendida y es que para nadie es un secreto que Isabella amaba su carrera y su sueño era terminarla.

Cuando Isabella iba a responder, una voz se escuchó a sus espaldas.

— Qué acabas de decir, como es eso que te viniste a despedir?. — pregunto Álvaro con un tono de voz bastante elevado.

Isabella volteó y cuando lo vio su ira y odio hacia él creció aún más, así que devolvió la mirada a la señora Nati le entrego el dinero e intento salir de aquel lugar lo antes posible, pero Álvaro fue más ágil y la tomo del brazo con mucha fuerza.

— Te hice una pregunta, que fue lo que dijiste, como es eso que te estás despidiendo?. — volvió a preguntar Álvaro molesto.

— Señor le voy a pedir de favor que me suelte. — contesto Isabella restándole importancia al hombre.

— No te suelto, acaso crees que te mandas sola, recuerda que eres mía y aún me debes explicaciones. — dijo Álvaro con aires de grandeza.

— Ja, ja, ja no me haga reír señor, usted de verdad cree que soy suya, no sea ingenuo, simplemente me quite las ganas con usted y punto, ahora déjeme en paz.

Isabella demostró que no era la muchacha débil que todos pensaban, así que con fuerza sarandio su brazo liberándose del agarre de Álvaro y caminando dejando al sujeto atrás, pero este al verse burlado fue tras de ella y a la fuerza intento besarla, Isabella lucho con todas sus fuerzas, solo que Álvaro era mucho más fuerte que ella y no pudo soltarse, en ese momento alguien agarró a Álvaro del cuello y lo lanzó de un solo jalón al piso, los ojos del hombre se abrieron de par en par cuando vio de quién se trataba.