Vendida: Esposa Del Director

Después de unos minutos, Grace regresa a la habitación y nota que había llorado, le pide a Edgar que vaya a la habitación y después de que el mayordomo le ayude a sentarse en la silla de ruedas, ella va al baño con Robert.

Ella comienza a quitarse el pijama de seda que él usaba y luego lo ayuda a entrar en la bañera, él la mira y dice:

- Quítate la ropa!

Grace lo mira y por más que los dos hayan tenido una noche de amor, ella estaba un poco avergonzada, ya que la única vez que ella se quedó desnuda delante de él, estaba bajo los efectos del alcohol que la dejó más a gusto.

- ¿Qué? ¿Te lastimó Leonardo? Ven aquí\, habló mientras la miraba.

Grace se le acerca agachándose y Robert le toca el pelo y luego la mira fijamente a los ojos.

-Robert, él no me violó, gracias a ti que despertó y lo hizo salir del cuarto-ella habló avergonzada.

- No te volverá a tocar nunca más\, haré que se arrepienta de haber tocado a mi esposa-él habló\, luego se la tiró\, la besó y le apretó los pechos\, rasgando brutalmente la ropa que ella llevaba\, haciéndola delirar y gemir con las chupadas de él.

Grace tenía escalofríos y sentía sacudidas por su cuerpo, así que sabía cómo excitar y excitar a una mujer.

Ella entró en la bañera y continuaron con los besos y caricias, hasta que él paró y pidió que ella saliera y llamara a Edgar.

- Puedo ayudarle después del baño-ella habló\, creyendo que necesitaba ayuda para salir de la bañera.

-Grace, llama a Edgar por favor-él habló sin conseguir ser mirarla a los ojos otra vez.

Ella se pone un poco confusa, se levanta y toma su bata, poniéndolo y saliendo del baño.

Robert estaba avergonzado, por olvidar por un momento mientras la besaba y acariciaba su cuerpo, que él ahora estaba parapléjico, el miedo de cómo sería si ella quisiera ir más allá de las caricias, Si él podría seguir adelante ya que aún no sabe mucho sobre lo que lo llevó a quedarse sin los movimientos de las piernas, lo hizo recomponerse y su sed por venganza, o por culpar incluso a la empresa que le vendió el avión, estaba inmensa.

Edgar llega al baño y Robert le pide que separe un traje para él, estaba siendo difícil para él, un hombre tan independiente y dueño de sí mismo, tener que pedir ayuda para una simple tarea.

El mayordomo separó las piezas del traje y escuchó un ruido viniendo del baño e inmediatamente fue hasta la puerta y vio a su jefe en el suelo, inmediatamente él lo ayudó y dijo:

-Señor Robert, entiendo que es difícil para usted pedir ayuda, pero quiero que sepa que trabajo aquí hace años, no olvide que fui yo quien le ayudó varias veces cuando despertaba de una pesadilla con su cama toda mojada.

-Yo sólo tenía siete años Edgar, no soy más un niño, ahora hasta casado yo soy, todo el país sabe que soy un hombre casado y no sé cómo voy a conseguir ser un buen esposo para mi mujer-él habló mientras el mayordomo lo ponía en la silla de ruedas.

—Robert, estás vivo, eres el único superviviente en esta tragedia, no desperdicies tu oportunidad de vivir, puede que no estés caminando, pero eso no te hace un pésimo esposo, no son tus piernas las que te hacen arrogante, Grace necesita un esposo y tú la necesitas, Sé que te gusta, yo te conozco desde hace años y sólo una vez te vi mirar a una mujer como la miras a ella-él habló y luego se arrepintió al ver el semblante de su jefe en furia.

- No quiero hablar de eso\, no toques más ese asunto me entiendes Edgar?- Robert habló furioso.

- Señor

lo siento, pero tengo que decir que su esposa, nunca haría lo que su ex

te hizo, así que te pido que la trates bien, ella te ama y yo la investigué,

meses atrás cuando vino a vivir a la mansión, ella nunca estuvo con ningún hombre

antes de pasar la noche en ese hotel, cuya cuenta ella misma pagó, ella

tenía un novio, que destruyó a su familia, después de que ella lo avergonzó con una foto

de él engañándola con una mujer que su esposa consideraba la mejor amiga.

- ¿Quién es ese ex de ella? Lo conoces? - Robert preguntó sin siquiera imaginar que Leonardo\,

fuera el novio de su esposa.

— Prefiero que le pregunte sobre eso, no debo dar detalles sobre asuntos personales de

su esposa, ella no merece que yo siga diciendo todo lo que sé de ella, ni siquiera al

Señor que es mi jefe-Edgar habló, mientras lo ayudaba a vestirse.

Continúa...