Extraños

Nit

-El chico sexi… corrección Alessandro aún está siguiéndome, mientras camino hasta la estación del tren.

-Entonces Nit… ¿vamos por un café? – su invitación me cae por sorpresa, pero no quiero aceptar tan rápido no quiero lucir desesperada.

-¿Una cita tan rápido?, no crees que es apresurado para una extraña? - pregunte sin dejar de caminar.

– Ya no lo eres Nit, además no acepto un no por respuesta- se acercó a mi tanto que sentí que invadió mi espacio personal.

-Esta bien- lo empuje- pero no quiero café, aceptó un helado- camine en el sentido contario, cerca esta una heladería.

-Perfecto a mí me encanta el helado- me siguió con una risa burlona.

Al llegar, nos dimos cuenta que hay poca gente, bueno es entendible es invierno y la venta de helado no es algo que sea bueno en estas épocas, aunque siempre hay cualquier loco como yo que piensa que el frio mata frio.

-Buenas tardes, ¿que desean?- nos dice la señorita que está en el otro lado de la barra.

-Yo quiero un helado de menta con chocolate- la chica toma mi orden y mira a Alessandro.

-Quiero de café con chocolate- responde, un poco extraña por su combinación de helado, pero no digo nada, solo sonreí.

– Son 8 euros – el busca en su billetera, pero fui más rápida y saque diez euros de mi primer pago como fotógrafa y lo extiendo, la chica lo acepta.

– No, yo pago, yo te invite- intenta quitarle el dinero a la cajera, pero no lo dejo, ella se cobra y me da el vuelto – Te dije que yo pagaba- frunció su sello un poco disgustado.

-Yo propuse lo del helado- dije para defender lo que acabo de hacer.

-No es eso a lo que me refiero, te invite, es mi deber pagar- las chicas nos interrumpe entregándonos nuestros pedidos, al recibirlos nos sentamos en una mesa.

-La verdad quise pagar yo porque quería celebrar mi primer sueldo como fotógrafa- él se sorprende.

-Lo de ayer… ¿era tu primer trabajo? - su pregunta me hizo gracia por su expresión, yo asiento. - Felicidades – me muestra una sonrisa.

-Gracias- respondo comiendo un poco de mi helado.

-Ahora hace falta que celebremos como se debe lo que acaba de suceder- lo miro extrañada ya que no entiendo a qué se refiere- Si piensas que unos helados es una forma de celebrar tu primes trabajo, estas mal hay que celebrar como se debe- sus codos se hunden en la mesa y se inclina hacia a mi- Como te dije, no acepto un no, y esta vez corro con los gastos- yo sonrió ante su propuesta, no me niego porque me encantaría salir con este chico sexi.

-Bueno creo que no puedo negarme a tal propuesta- subí mis hombros.

-Así me gusta, ya nos estamos entendiendo.

No me hubiera imaginado caminar con este chico y menos salir, y no porque me crea fea, porque la verdad creo que soy bastante linda mi metro sesenta de altura y mi bonito cuerpo que no es para nada delgado, pero tampoco gordo me ayudan a verme bastante atractiva, cabe destacar que mis anteriores parejas han sido unos galanes, tampoco tengo mal gusto, lo digo más por el hecho de que lo vi ese día en el concierto y no pensé que llegaría hasta aquí.

-¿En qué piensas bonita? - vaya ya vamos con los apodos.

-En que mañana tengo que trabajar- Mentí, aunque era una mentira a medias ya que mañana si trabajo.

-En el bar… supongo–

– No, en el bar solo trabajo los fines de semana, trabajo por las mañanas en un supermercado- él parece sorprenderse a lo que le digo.

-Pero tú dónde te apagas… trabajas en el supermercado, estudias, luego el bar y hasta de fotógrafa, ¿en qué momento comes? - no pude evitar reír.

-Viéndolo así ya entiendo porque no logro dormir bien y ando muy cansada- confesé- pero esta es mi última semana trabajando en el super, ahora solo trabajare en el bar mientras termino los estudios y consiga el titulo para dedicarme de lleno a esto- le señale mi cámara, el me regalo una sonrisa que yo correspondí.

-Eres increíble- soltó, me sonroje un poco, pero intente hacer preguntas.

-¿Y a que te dedicas? - pregunte con curiosidad.

-Yo pues… soy gerente de un restaurante, es una cadena de restaurante y dirijo uno, aunque debo admitir que es gracia a mi hermano ya que es el dueño- no pude evitar que le incomodo decir tales cosas, pero quiero ver hasta dónde puedo llegar.

-¿Tu hermano es dueño de varios restaurantes? - el asiente.

-Es el dueño yo solo soy el gerente del restaurante principal- ahora lo dice más seguro.

-Ha, disculpe usted señor gerente no me imagine estar hablando con alguien tan importante- me burle un poco y el no pudo soportar la risa.

Él me acompañó hasta la estación del tren donde nos despedimos, claro nos intercambiamos de número para

confirmar la hora de la cita.