*Amor sin edad * es una novela romántica con toques de comedia, que narra la historia de Juliana, una joven soñadora que se enamora de Francisco, el mejor amigo de su padre. A través de situaciones cómicas y agridulces, Juliana enfrenta la realidad de un amor aparentemente imposible, marcado por la diferencia de edad. Francisco, un hombre encantador y seguro de sí mismo, se ve atrapado en un dilema emocional cuando empieza a notar los sentimientos de Juliana.
La historia también introduce a Nicolás, un amigo cercano de Juliana, quien confiesa su amor por ella, creando un triángulo amoroso lleno de humor, malentendidos y momentos tiernos. A lo largo de la novela, los personajes reflexionan sobre el amor, el destino y las decisiones que nos llevan a encontrar la felicidad, todo envuelto en un tono ligero y entretenido.
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Capítulo 18: La Boda
El día de la boda había llegado, un día que Juliana había imaginado en sus sueños más locos, pero que ahora era una realidad tan tangible que casi la abrumaba. La capilla estaba decorada con flores blancas y rosas que llenaban el aire con un aroma dulce y fresco. Las luces suaves creaban una atmósfera mágica, casi sacada de un cuento de hadas.
Juliana, vestida con un elegante vestido de encaje que había encontrado tras meses de búsqueda, estaba en la habitación de al lado, rodeada de su amiga y sus damas de honor. Sus manos temblaban ligeramente mientras sostenía su ramo de flores.
—Relájate, Juliana —dijo su amiga, riendo suavemente mientras ajustaba el velo—. No parece que seas tú la que está a punto de casarse. Pareces más nerviosa que cuando intentaste cocinar para Francisco por primera vez.
Juliana soltó una risita nerviosa al recordar el desastre culinario que había creado en su intento por impresionar a Francisco, el hombre que ahora la esperaba al final del pasillo.
—Lo sé, es solo que... es un gran día, ¿sabes? —respondió Juliana, sus ojos brillando con emoción—. A veces todavía no puedo creer que esto esté sucediendo.
—Pues créelo —dijo su amiga con una sonrisa—, porque en unos minutos, estarás casada con el hombre que amas.
Mientras tanto, en la capilla, Francisco estaba de pie al frente, esperando a que comenzara la ceremonia. Parecía tranquilo, pero en su mente, todo era una mezcla de nervios y emoción. Recordaba claramente el día en que había empezado a darse cuenta de que Juliana, la chica que solía ver como una joven inocente, se había convertido en una mujer en la que no podía dejar de pensar.
—Nunca pensé que te vería así de nervioso —dijo su mejor amigo, dándole un golpecito en la espalda—. ¿Dónde quedó el hombre que siempre sabía qué hacer y qué decir?
Francisco soltó una carcajada, relajándose un poco.
—Ese hombre se fue en el momento en que me di cuenta de que estaba enamorado de Juliana —respondió—. Ahora solo soy un tipo que está locamente enamorado y que está a punto de casarse con la mujer de su vida.
Las puertas de la capilla se abrieron lentamente, y todos los invitados giraron sus cabezas para ver a Juliana entrar. Francisco sintió que su corazón se detenía por un momento al verla. Caminaba hacia él con una gracia natural, su rostro radiante de felicidad. Era el epítome de la belleza, y en ese momento, todo lo que había pasado, todos los dilemas y las dudas, valieron la pena.
Juliana no podía apartar los ojos de Francisco mientras avanzaba por el pasillo. Cada paso la acercaba más a él, y cada paso hacía que su amor creciera aún más. Cuando finalmente llegó a su lado, Francisco tomó su mano con delicadeza, como si temiera que todo esto fuera solo un sueño.
El sacerdote comenzó la ceremonia, hablando sobre el amor y el compromiso, pero para Juliana y Francisco, las palabras eran como un suave murmullo de fondo. Estaban completamente enfocados el uno en el otro, en el brillo en sus ojos y en la promesa de una vida juntos.
Cuando llegó el momento de los votos, Francisco fue el primero en hablar.
—Juliana, desde el primer momento en que nos conocimos, aunque quizás no lo supiera en ese momento, tú ya habías cambiado mi vida. Me enseñaste a reír de nuevo, a ser un poco menos serio y a disfrutar de las pequeñas cosas. Prometo amarte, respetarte y ser tu compañero en todas las locuras que la vida nos depare, porque contigo, hasta el desastre más grande se convierte en una aventura.
Juliana sonrió, con lágrimas de alegría en los ojos.
—Francisco, tú me enseñaste lo que es el amor real. Un amor que no se basa en expectativas o en sueños imposibles, sino en el respeto, en la risa y en estar ahí el uno para el otro, pase lo que pase. Prometo ser tu compañera, tu amiga y tu cómplice en todo lo que venga. Porque contigo, me siento completa.
Los votos fueron seguidos por el intercambio de anillos, y cuando el sacerdote los declaró marido y mujer, hubo un estallido de aplausos y vítores entre los invitados. Francisco inclinó la cabeza para besar a Juliana, un beso que sellaba no solo su matrimonio, sino el final de un largo y a veces complicado viaje hacia el amor verdadero.
**La Recepción: Momentos Cómicos y Reflexiones**
La recepción fue una mezcla perfecta de elegancia y diversión. Los invitados disfrutaban de la comida, la música y, por supuesto, de la compañía. Pero como en cualquier celebración, no faltaron los momentos cómicos.
Durante el primer baile, Francisco, en su nerviosismo, pisó el vestido de Juliana, causando un pequeño tropiezo que ambos rieron al instante. La banda de música también cometió un error al tocar la canción equivocada, pero la pareja lo tomó con humor y siguieron bailando como si nada hubiera pasado.
Más tarde, en la cena, Nicolás, quien había aceptado con gracia su papel en la vida de Juliana, dio un discurso lleno de bromas y buenos deseos. Incluso mencionó cómo una vez pensó en robarse a la novia, pero que al final decidió que Francisco la merecía más.
—No es que no lo intenté —bromeó Nicolás—, pero después de verlos juntos, me di cuenta de que hay amores que simplemente están destinados a ser, y ustedes dos son la prueba viviente de ello.
El discurso provocó risas y aplausos, y Francisco se levantó para abrazar a Nicolás en un gesto de camaradería y agradecimiento.
Con el paso de la noche, los padres de Juliana y Francisco también compartieron algunas palabras. El padre de Juliana habló sobre cómo había visto crecer a su hija y cómo, aunque al principio le costó aceptar que se enamorara de su mejor amigo, ahora sabía que no había mejor hombre para ella.
La madre de Francisco, por su parte, habló sobre cómo siempre había sabido que su hijo encontraría a alguien especial, pero que nunca esperó que esa persona fuera tan perfecta para él.
—Juliana, te ganaste no solo el corazón de Francisco, sino también el nuestro. Bienvenida a la familia —dijo ella, con una sonrisa llena de amor.
**Reflexiones sobre el Amor**
Al final de la noche, cuando la mayoría de los invitados ya se habían ido, Juliana y Francisco se encontraron en el jardín, bajo un cielo lleno de estrellas. Estaban agotados, pero felices, y se sentaron en un banco para descansar un poco.
—¿Puedes creer que ya estamos casados? —preguntó Juliana, apoyando su cabeza en el hombro de Francisco.
—Es difícil de creer —respondió él, entrelazando sus dedos con los de ella—. Pero sí, aquí estamos, después de todo. ¿Sabes? Nunca pensé que encontraría un amor como el nuestro.
Juliana levantó la cabeza para mirarlo, con una sonrisa tierna en los labios.
—Yo tampoco —dijo ella—. Pero estoy tan feliz de haberlo encontrado contigo.
—Este es solo el comienzo, ¿verdad? —preguntó Francisco, con una chispa de emoción en sus ojos.
—Sí, es solo el comienzo de nuestra historia —respondió Juliana—. Y no puedo esperar a ver qué nos depara el futuro.
Se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la paz que los rodeaba. Sabían que el camino por delante no siempre sería fácil, pero estaban listos para enfrentarlo juntos, con amor, con risas y con la certeza de que, pase lo que pase, siempre se tendrían el uno al otro.
**Epílogo: El Comienzo de una Nueva Etapa**
La boda de Juliana y Francisco no solo fue el final de una historia de amor, sino también el comienzo de una nueva etapa en sus vidas. Una etapa llena de promesas, de sueños compartidos y de una profunda conexión que solo había crecido con el tiempo.
Y así, mientras las estrellas brillaban sobre ellos, Juliana y Francisco supieron que habían encontrado algo único, algo verdadero. Un amor que no solo los había unido, sino que también los había hecho mejores personas, y eso era lo más importante de todo.
Porque al final del día, no importa cuántos obstáculos se presenten, cuántas risas se compartan o cuántas lágrimas se derramen. Lo que realmente importa es que, cuando el amor es real, es para siempre. Y para Juliana y Francisco, ese siempre había comenzado hoy.
Cada autor tiene el derecho de contar la historia que desea, y la ausencia de contenido sexual no desmerece la obra. Es esencial respetar el trabajo ajeno, especialmente si una novela no se ajusta a los gustos personales. Criticar sin comprender la intención detrás de una obra suele provenir de quienes no han experimentado el reto de escribir. La literatura es un arte en todas sus formas, y cada historia tiene su lugar y propósito.