Adrik es un mujeriego, arrogante y adinerado que no logra ser feliz. Naim quiere ser feliz pero no sabe cómo lograrlo. Un día la vida permite que ambos se conozcan de la forma más explícita posible y así, tanto el adinerado como el exprostituto, mezclaran sus vidas para complementarse mutuamente. Ficción romántica Boys Love
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INTERÉS
...Al día siguiente, por la tarde......
Mi celular no deja de timbrar. ¡Maldición! Parece que este hombre está empeñado en localizarme. Decido contestarte para mandarlo a la fregada y entonces...
—¿Qué necesitas? Ya te dije que no aceptaré la oferta que me haces. ¡No quiero ver a ese hombre! —Le hago a saber.
—¡Por favor! Te pagaré el triple. Mi jefe quiere que por favor te encargues de...
Le colgué. Activé el modo no molestar en mi teléfono y fui a la cocina por un durazno. Lo enjuague. Lo acerqué a mi boca y lo mordí. ¡Era muy dulce! Mastique con hambre y trague.
Fui a mi sofá y me tumbé en el. Tome el control remoto y encendí el televisor. Pulse el botón de Netflix y cuando la pantalla se encendió completamente en rojo...
El timbre sonó. ¡Alguien venía a buscarme! Me puse de pie, di otra mordida a mi durazno y me acerqué a abrir la puerta.
—¡Hola! Buenas tardes —su voz me impacta bastante.
¿Qué rayos estaba pasando?
—¿Qué haces aquí? —Es lo primero que pronuncio.
—Vine a buscarte.
—¿Cómo conseguiste mi dirección?
—Bueno, tu amigo me dio la información. Lo contacté.
Todo lo que estaba sucediendo, desde sus palabras hasta verlo una vez más, todo era increíble. ¡Parecía ser otra persona!
—¿Y necesitas algo?
—¿No me invitas a entrar?
—Yo no...
—Te recuerdo que tú entraste a mi habitación sin permiso y entonces...
—¡Adelante! Entra —dije al instante. No quise que él terminara de hablar.
Verlo tumbado en su cama, con una mujer desnuda encima de él, eso es algo que tal vez nunca podré superar. ¡Esa fue la primera vez que nos conocimos!
Él entra. Viste muy formal y elegante. Sus zapatos brillan, son de cuero negro y sus suelas provocan un sonido a medida que avanza hasta el sofá. Parece que sus ojos examinan las paredes de mi departamento y cuando ve el ramo de gardenias en medio de mi mesa de centro, parece sonreír.
—¿Aún no se mueren? —Señala con su dedo índice.
—No. Aún no. Les puse una aspirina para que duren más.
—¿Una aspirina?
—Sí. Desconozco en sí porque, pero una pastilla hace que las flores duren más tiempo antes de marchitarse completamente.
Me causa cierta curiosidad saber que es lo que este hombre está pensando y sobre todo, porque es que ha venido hasta mi departamento.
—Genial. ¡Huelen rico! —Admite él tras acercarse un poco al ramo de flores.
—Sí. Las gardenias siempre huelen muy bien.
Subió su mirada a mis ojos y el contacto visual nos hizo quedar en silencio. No dijimos nada por varios segundos. Solo nos miramos, pensamos y...
—Vine a disculparme contigo —él rompe el silencio.
—¿Tú...?
—Ayer me comporté como un imbécil. Ni siquiera sé por qué tuve que ponerme tan...
—Solo olvídalo. No pasa nada.
—Y la vez que te vine a dejar al parque, también tengo que disculparme por eso. Fui grosero con lo del cigarrillo.
Sus pupilas seguían unidas a las mías y en verdad, muy en el fondo de mi ser, sentía curiosidad por averiguar la razón por la que él estaba siendo tan diferente. ¿Por qué disculparse? ¿Dónde estaba su lado engreído?
—Está bien, ya paso.
—¿Vas a ver una serie? —Señala mi televisor.
—No, solo quería ver qué hay de bueno.
—¿Quieres ir a cenar?
Su propuesta fue muy inesperada, en realidad, todo estaba muy raro con él.
—¿Cenar contigo? —Me atreví a preguntarle.
—Sí. Como una muestra de lo arrepentido que estoy por haberme portado como un engreído.
Este hombre estaba siendo demasiado extraño.
—No te preocupes, te dije que ya está en el pasado. No tengo problema con eso, pero no creo que sea una buena idea salir a cenar contigo.
—¿Por qué no sería una buena idea?
Y el cielo anunció que iba a llover. ¡Un trueno retumbó!
—Porque la lluvia va a comenzar pronto y en momentos así, prefiero estar en mi casa.
Sus pupilas parecían reflejar la meditación que él tenía en su interior. ¿Qué estaba pensado?
—Bueno. ¿Habría algún problema si te invito la cena aquí?
Él parecía estar decidido a cenar conmigo y yo no entendía lo que realmente estaba haciendo.
—No. No habría problema. Aunque de verdad, no es necesario que me invites la cena. ¿Te gusta el ramen?
—¿Ramen?
—Compre un poco el otro día, si me esperas, puedo invitarte a cenar eso.
—Pero entonces yo no podré pagar mi mala actitud para contigo.
—¡No te preocupes! No es necesario, no estás en deuda conmigo.
—Bueno, yo...
—Si quieres encender el televisor o poner música, puedes hacerlo. Iré a cocinar. No me tardo.
Corrí a la cocina. Puse agua a calentar. Saque tres paquetes de ramen y unas cuantas verduras. Me puse a freír unos bistecs y piqué zanahoria.
Mi celular empezó a timbrar, era una llamada de Julio.
—¿Todo bien? —Él inicia la conversación.
—Sí. Podría decir que todo bien.
—¿Qué haces?
—Estoy preparando ramen.
—¡Uy! Qué rico.
—¿Tú qué haces?
—Nada. Salí de bañarme.
—Genial.
Hubo un silencio breve. Agregue el ramen al agua hirviendo.
—Quiero preguntarte algo.
—Ajá.
—Sobre el tipo de ayer en la boda, el que se sentó a comer con nosotros. ¿Fue a visitarte? —Julio parecía un poco titubeante en su voz.
—¿Por qué crees que estoy preparando ramen?
—¿Lo invitaste a cenar?
—Eso no importa ahora. ¿Por qué le diste la ubicación exacta de mi departamento?
Comencé a picar la carne.
—Bueno, es que él me dijo que quería decirte algo importante.
—¿Te dijo eso?
—Sí.
—Pudiste haberle dado mi número de celular. ¿Por qué le diste mi ubicación?
—Bueno, es que me ofreció un poquito de dinero a cambio de tu dirección.
—¡Qué bruto eres! Literalmente vendiste mi persona.
El timbre de la casa suena y eso hace que me aleje de la cocina durante algunos segundos. Cuando estoy por llegar a la sala, veo que él abre la puerta y recibe una bolsa de compras. Le dio propina al repartidor y entonces...
—¿Sigues ahí? —Julio me hace volver a la realidad.
—Sí.
—¿Qué se supone que...?
—Te llamo después —no me dio miedo colgarle.
El hombre que me visita se acerca a mí y yo guardo mi celular en el bolsillo de mi pantalón.
—Ordene un poco de vino. ¿Te gusta el vino?
Fue hasta ese momento que caí en cuenta de que yo no conocía su nombre. Y aunque este hombre parecía estar muy entrometido en mi vida, yo solo había visto su desnudez y su forma tan engreída de ser.
—¿Cuál es tu nombre? —Me anime a preguntarle.
Sus labios se dibujaron en una sonrisa tenue.
—Mi nombre es Adrik.
—No sabía tu nombre.
—Es verdad. No me había presentado cordialmente.
Y entonces, volví a la cocina.
—Ya casi está el ramen —le hice saber.
Él entra a la cocina y se recarga contra la barra.
—¿Tienes copas?
ADRIK Y NAN se conocieron de una manera algo especial y como dice NAN, todo pasa por algo.
El aprender a vivir y a dejar el pasado atrás, cuesta mucho pero si tienes a tu lado a alguien que te pueda ayudar, es mucho más fácil..
Autor, Te Felicito, espero sigas trabajando con el mismo entusiasmo, amor, talento e inspiración!!
Deseo de todo corazón que logres publicar todos tus trabajos, soy una persona de pocos recursos y no te puedo más que apoyo moral.
Los sueños y los deseos son los que nos sostienen para seguir adelante!!
Gracias, gracias por presentar y permitir leer tus libros!!!