Desde antes de nacer mi cruel destino estaba escrito, soy Lucía Rivas única hija de María de Rivas, desde que mi mamá supo que vendría al mundo me odio, yo le recordaba su tragedia, yo era el fruto de una violación, debido a eso mi vida siempre ha sido un infierno, pero algún día vengare todo mi sufrimiento y ni siquiera mi madre se salvará del infierno que desatare en la tierra...
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Capitulo VI Tengo el mismo tipo de sangre
En la casa Lombardi se estaban desatando acontecimientos lamentables, Laureano había sufrido un infarto, su esposa e hijo estaban muy preocupados.
— Creo que tu padre tiene una amante. La voz de Carolina llegó a los oídos de Mauricio.
— Yo no lo creo mamá, mi papá nunca te ha sido infiel, a lo mejor estás malinterpretando las cosas. Respondio, Mauricio tratando de consolar a su madre.
— Esos viajes al extranjero que duran meses, eso no es normal.
Los dos se encontraban en la sala de espera del hospital cuando el teléfono de Laureano empezó a sonar, Mauricio se levantó y camino una distancia bastante lejos para que su mamá no escuchará la conversación, previamente había visto el identificador de llamadas y en esta decía mi princesa.
— Hola!. —Dijo Mauricio con voz firme.
La persona del otro lado del teléfono se quedó en silencio por un tiempo, hasta que por fin respondió, esa voz aunque se notaba que la estaba alteranda, le resultaba familiar, pero él en este momento no estaba de humor para lidiar con esta situación.
El doctor llamó a los familiares de Laureano, Mauricio se acercó lo más rápido que pudo, les dijo lo que estaba pasando y que Laureano necesitaba urgentemente una cirugía, pero su tipo de sangre era muy extraña y se les estaba complicando localizarla.
— ¿Qué tipo de sangre tiene mi padre? Pregunto, Mauricio preocupado.
— A negativo. Respondió el doctor.
Esto era una pesadilla, él no era hijo biológico de Laureano y por tal motivo no tenía su tipo de sangre. Carolina entró en desesperación y es que aunque ella pensaba que Laureano le era infiel, está lo amaba y no quería que nada malo le pasará.
— Está bien! doctor, buscaré un donante!. — Afirmó Mauricio tratando de tranquilizar a su madre.
Los días pasaron y la salud de Laureano seguía en deterioro y el donador no aparecía, se colocaron anuncios en las principales redes del país, buscando a alguien con su tipo de sangre.
Mientras en otro país Lucía se encontraba leyendo las noticias internacionales, leyendo cada una hubo un artículo que llamó su atención, empezó a leerlo y su mirada se apagó de repente.
— Lucía! estás bien!. Pregunto, Ana preocupada por la expresión de la muchacha.
— Ana mi papá, mi papá está muy enfermo y necesita con urgencia sangré tipo A negativo y yo lo tengo.
—¿Qué piensas hacer?
— No lo sé Ana, no puedo dejar que Laureano muera si tengo la posibilidad de ayudarlo, es mi deber hacerlo.
Lucía se armó de valor y llamo al número de su papá sabiendo que contestaría Mauricio.
— Ya te dije que no llamaras más!, mi papá está muriendo así que ya no te dará más dinero. — Respondió aquel hombre muy molesto.
— Tengo el tipo de sangre A negativo. — Dijo Lucía antes de que Mauricio colgará el teléfono.
— Qué está diciendo?. —Pregunto, Mauricio sorprendido.
— Lo que escucho!, soy A negativo y estoy dispuesta a donar mi sangre. —Respondió con voz decidida.
— Y cuánto quiere a cambio?.
Mauricio siguió a la defensiva, él no entendía por qué la voz de esa mujer lo irritaba tanto.
— No necesito su dinero, lo único que pido es que me aseguren la integridad mía y de mi hijo. — Explico Lucía.
— A que se refiere!, como que tiene un hijo?. Pregunto, Mauricio, confundido.
— Así es! tengo un hijo y nosotros necesitamos la seguridad de que nadie nos lastimara ni tratarán de separarnos mientras estemos en ese país. — Siguió explicando, Lucía.
— Está bien le doy mi palabra de que nadie los lastimara. — Dijo con voz firme Mauricio.
— Disculpe! señor Lombardi, pero no confío en la palabra de nadie, yo requiero un documento firmado por usted donde se establezcan mis condiciones.
— Está bien! señora, pero mientras redacto el documento, usted vaya haciendo los preparativos para viajar a este país, sé que no confía en mi palabra, pero para cuando llegue el documento estará en sus manos, solo para ser firmado, lo que voy a necesitar son sus nombres para ponerlos en el documento.
— No es necesario hacer ese documento donde solo firmen las partes interesadas, como puede ver no confío en nadie.
La llamada se terminó por parte de Lucía no aguantaba hablar un segundo más con Mauricio, él era un mentiroso que solo la enamoro para acostarse con ella,
Lucía empezó los trámites para regresar a aquel país donde tanto daño le habían hecho, le dijo a su hijo que irían a visitar al abuelo y que serían como unas vacaciones.
Los tres abordaron el avión y este despegó llevándolos de regreso a su país de origen, durante el viaje Lucía estaba muy pensativa, esperaba que apenas llegara al aeropuerto la persona que la estaría esperando, le entregará ese documento, el vuelo tardó unas cinco horas al aterrizar los tres bajaron del avión, en el aeropuerto los estaba esperando un tipo de traje negro, este le entrego el documento a Lucía y está lo estaba leyendo, al parecer todo estaba en regla, así que lo firmo, mientras que en el hospital Mauricio estaba agilizando los trámites para la cirugía, eran quince donantes los que se necesitaban y ellos ya tenían trece con la amante de su papá serían catorce, entonces el doctor autorizo que la cirugía se hiciera bajo esas circunstancias.
Una hora después llegó Lucía al hospital, se presentó y fue llevada de inmediato al cuarto de donantes, Diego se quedó esperando afuera con Ana, pero esta se descuidó un segundo y Diego salió a explorar el lugar.
Por otro lado, Mauricio estaba caminando hacia la sala de donaciones, pues ya le habían informado que la amante de su padre se encontraba en el hospital, iba caminando sin fijarse en el pequeño que venía de frente a él, sin querer lo tropezó y este cayó al suelo, el pequeño empezó a llorar, ha que se golpeó al caer, Mauricio al ver al niño en el suelo se agachó y acarició su cabeza.
— Estás bien pequeño?. Mauricio ayudó a Diego a ponerse de pie.
— Así es señor!, pero para la próxima fíjese por dónde anda. — Regaño el niño a Mauricio.
El niño produjo en Mauricio un sentimiento extraño, era una mezcla de ternura muy inusual, también se sintió que este niño le recordaba a alguien, pero no lograba ubicar a quien.
Gracias por tu tiempo y hacernos partícipes de tu imaginación.👍🏼🍀
ahora sale como una loca sola