El corazón de Alessia es destrozado en pleno debut, el príncipe heredero le había prometido amor, pero ha anunciado a otra como su prometida, Magenta, la hermana de Alessia, quien siempre la ha despreciado por ser hija de una concubina. Alessia ahora debe casarse con el gran Archiduque, un hombre con la fama de asesinar a sus prometidas, pero no todo es como dicen, esos son solo cuentos y Alessia, pronto descubrirá que secretos se ocultan en el Archiducado, incluso sabrá quién es ella en realidad…
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Cap. 6 Es hermoso, mira Celia
Habían pasado varios días, Alessa solo comía porciones pequeñas, estaba muy estresada y su apetito disminuye considerablemente.
Celia estaba preocupada por su señorita, ella se veía frágil en ese momento, así que le insistía con pedazos pequeños, la mujer sentada frente a ellas solo miraba a la desmejorada Alessa con curiosidad, si no supiera de la zona donde se encontraban en ese momento no le tomaría atención a lo que ella sufre, sería solo cansancio por el largo viaje, pero el sector por donde pasaban era conocido por albergar a las brujas y demonios más despiadados, era gente realmente muy oscura y sin piedad alguna, verla así justo en ese sector le parecía sospechoso, algo en esa niña era diferente y lo debía descubrir antes de llegar.
Por fin arribaron a los extensos y tupidos bosques del norte, una frontera natural de árboles delimita el ingreso al Archiducado del norte, fue ahí cuando Alessa se empezó a sentir mejor, aunque el cambio fue sutil, la mujer lo notó de inmediato, la niña tenía la piel más luminosa, su cabello tenía un brillo hermoso, sus ojos brillaron y se llenaron de magia cuando vio el bosque frente a ella.
—Es hermoso, mira Celia, el bosque es tan único, todo hueles muy bien — dijo Alessa maravillada, ella nunca había estado en un bosque.
La capital es diferente, se puede oler algunos desperdicios, no hay esa vegetación y menos esos olores naturales tan deliciosos como la fragancia de enormes eucaliptos, la frescura de los pinos, la maderas salvajes, las flores silvestres que inundan con un peculiar olor todo, y ese olor a naturaleza viva y reverberante es de ensueño para la niña.
—Señorita, es muy bello de verdad, este lugar es mágico, como un cuento de hadas, solo que usted…, — Celia decía, pero Alessa la interrumpió inmediatamente.
—Celia, gracias por los halagos, pero deberíamos pasear en el bosque alguna vez — dijo Alessa sonriente, en ese momento, ella desprendió una pequeña luz, era suave y cálida casi como el de una…
La mujer frente a ellas quien no decía casi nada, en ese momento vio a la niña con más atención y emoción, parecía que las cosas eran demasiado interesantes, Alessa se había transformado en una alegre parlanchina en cuanto estuvo en contacto con el bosque, se la veía feliz y vigorosa.
—Señorita Alessa, soy Mary Lacost, seré el ama de llaves del palacio del Archiducado, al llegar las instalaré en su habitación, a cada una, deberá descansar, el archiduque volverá en unos días, debió ir a solucionar un conflicto de tierras, pero no se preocupe, estará para la boda — dijo con una sonrisa serena que solo muestra cordialidad.
—Gracias señora Mary, pero quería saber si mi doncella puede quedarse en mi habitación un par de días, nunca he estado fuera de casa, solo será un par de días — dijo Alessa con timidez, pero la mujer frente a ella estaba fascinada, Alessa parecía suave y débil, pero podía ver que no era de esa manera, en realidad es niña tenía su carácter, y dormir con su doncella no era por inseguridad, era para busca escapar y quiere maquinar a situación con su hermana, la mujer lo había notado, después de pasar 6 días en un carruaje con ellas, eran dos hermanas y estaba claro.
Ya era media noche, el bosque que quedaba cerca del Archiducado estaba en silencio y sumido en la oscuridad, pero en cuanto ellas bajaron, sonidos de bestias feroces se escuchaban, eran como advertencia a las recién llegadas, sin embargo, Celia y Alessa solo miraban en dirección de dónde venían los sonidos, ambas estaban intrigadas de qué tipo de animales vivirían en esos lugares, nunca escuchado sobre bestias en ese lugar, así que estaban curiosas, en realidad, el Archiducado era tan hermético con todo lo relacionado con ese territorio.
Ambas jóvenes bajaron, Celia llevaba un pequeño bolso atado a su espalda mientras cargaba una pequeña maleta de Alessa, cuando entraron, había unas sirvientas que las recibieron en la entrada, las cuales hicieron una reverencia para recibirlas.
—Saludos, Lady Alessa Duncan, es un honor tenerla en el Archiducado — dijo una mientras que la otra dijo después con calma.
—Lady Alessa, sígame por favor, debe estar cansada, es un largo viaje, su baño está listo, su dama de compañía también tiene un baño preparado — dijo la mujer mientras le muestra el camino.
Alessa asiente educada y las sigue, está exhausta, no siente absolutamente nada, no siente sus bracitos, ni sus piernitas, no siente absolutamente nada.
Ella entró a la habitación y era hermosa, Alessa pensó en que moriría en algún momento en manos del cruel Archiduque, pero al menos sería en una cómoda habitación y después de un relajante baño.
Ella se desvistió en el baño y entró en el agua tibia con sales aromáticas, su cuerpo se relajó inmediatamente, ella sentía como si se apagara el interruptor de encendido y sentía dormirse sin poder evitarlo, no supo en qué momento se durmió, sin embargo, despertó al día siguiente en su cama y con un camisón de lo más hermoso, tenía unos bordados de hilo fino que mostraban patrones que ella no había visto nunca.
Desorientada vio a su lado a Celia que dormía como un lirón, se calmó bastante al estar segura de que su hermana la había cambiado.
—Celia, buenos días, despierta dormilona, ya es tarde, debemos ir a desayunar — dijo Alessa entre risas, Celia roncaba como un oso en ese momento.
Celia se incorporó un poco asustada, pero al ver a Alessa a su lado dio una gran sonrisa.
—Si Lady, que gusto verla despierta, cuando vine usted estaba ya en la cama y durmiendo como una piedra — dijo Celia, mientras se ponía de pie para cambiarse, debía conocer la cocina y los alrededores para servirla a Alessa como se debe.
—¿Cómo?, ¿no fuiste tú quién me sacó de la tina y me cambió? — dijo Alessa confundida mientras Celia la miraba como si tuviera dos cabezas.
—Cómo podría yo sacarla de la tina y cambiarla, eso no lo podría hacer, usted ya estaba dormida en la cama con ese bonito camisón — dijo Celia parapente sin entender nada.
Alessa se sintió un poco complicada, decidió no darle más vueltas al asunto, tal vez ella se había ido a dormir solo que por el cansancio no lo recuerda, eso es mejor a pensar que alguien más podía haber hecho eso.
Celia fue a la cocina y las sirvientas inmediatamente le hicieron una reverencia dejándola estupefacta.
—Lady Celia, un gusto saludarla, sea bienvenida — dijeron las sirvientas como si saludaran a su patrona, Celia abrió y cerró la boca sin entender… (Solo soy una doncella, ¿por qué me saludan con tanto respeto?), se preguntaba ella totalmente conmocionada.