Mauro Farina es el Capo de la mafia Siciliana y el dueño de Lusso, la empresa de moda más importante del mundo, y quiere destronar a sus competidores con la nueva campaña que lanzará.
Venecia Messina es heredera de la ´Ndrangueta y el cártel de Sinaloa, y su nueva becaria.
Mauro no ha olvidado el rechazo que sufrió a manos de esa pequeña entrometida hace años, y ahora que está a su merced se vengará de esa ofensa. Lo que él no sabe es que Venecia viene para quedarse y no se dejará amedrentar por él.
¿Quién ganará esta batalla de voluntades?
Te invito a descubrirlo juntas.
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Tentación
Mauro
Mientras la hermosa mujer duerme a mi lado golpeo el manubrio con fuerza. Si no hubiese llegado a tiempo, Claude ya la tendría en su casa, y en su cama.
Es hija de unos de mis socios más importantes y tengo que cuidarla, me digo mientras avanzo a toda velocidad.
Cuando llego a la autopista me doy cuenta de que no tengo idea de dónde vive. Tendré que llevarla a mi departamento.
–Iván –susurra la chica a mi lado y todo su rostro se contorsiona, como si algo la lastimara–. Te amo –vuelve a susurrar antes de girarse hacia la ventana.
Imagino que Venecia no es tan distinta a otras mujeres. Aquí está, suspirando por un hombre cuando hace unos minutos estaba a punto de irse a la cama con otro.
Sé que no soy su niñero, pero cuando la vi en los brazos de Claude supe que tenía que actuar. Sobre todo, cuando apenas podía sostenerse de pie.
Paso la mano por mi rostro cuando tomo la calle camino a mi departamento. Estoy cansado. Volar once horas para estar una hora en un lugar y luego volver a subirse a un avión no es muy inteligente. Y lo menos inteligente fue ir al bar en vez de irme a mi departamento.
Mis ojos van a la chica que murmura palabras inentendibles a mi lado y suspiro. Quizá fue inteligente, sobre todo, si puedo protegerla de una mala decisión.
Mientras entro a mi estacionamiento me pregunto si debo decirle a Vanity lo que estoy haciendo. Es la primera relación seria que tengo y no quiero cagarla, al menos no por una mocosa caprichosa, que lo único que me ha traído han sido problemas.
Dejo ese pensamiento a un lado mientras tomo a Venecia en brazos y camino con ella hacia el elevador.
Su rostro se pega a mi cuello y puedo oler la dulzura de su piel bajo el olor a alcohol. Vainilla y un toque de canela, como un buen café.
Tomo su barbilla entre mis dedos cuando el elevador va subiendo. –¿Por qué me atraes de esta manera? –le pregunto a la chica inconsciente en mis brazos.
Estoy tratando de querer a Vanity, porque es una mujer increíble, independiente, hermosa y muy cariñosa. Sé que lo nuestro puede tener un buen futuro, pero aquí estoy, viendo la extraordinaria belleza de la única mujer que me ha rechazado en la vida después de mi madre.
¿Será por eso por lo que sigo tan interesado?
Dios sabe que todavía sigo esperando que mi mamá cambie y me diga alguna vez que me quiere, o que al menos le importo. Y creo que me pasa algo parecido con esta chica.
Mierda. No le he transferido a mi madre.
Lucho para alcanzar mi teléfono y girarle el dinero que me pidió, pero Venecia se sacude en mis brazos antes de comenzar a besar mi barbilla.
Las puertas del elevador se abren cuando los labios de Venecia acarician los míos.
Esto está muy mal.
Un calor inesperado y violento se instala en mi espalda baja despertando mi polla. Llevo cinco días sin sexo y esto no ayuda nada.
–Venecia –la llamo con cuidado mientras tomo su barbilla para alejarla de mí.
Su lengua sale de su boca y lame mi dedo pulgar. Todo mi cuerpo se endurece, incluyendo mi polla, provocándome un intenso dolor.
–Venecia –insisto.
Sus ojos se abren y me sonríe de la forma más sensual que he visto en mi puta vida.
–Tú me ayudarás a olvidar –susurra y se acerca para besarme.
–Venecia. Despierta –gruño.
–Quiero olvidar –insiste mientras toma mi rostro entre sus pequeñas manos–. Necesito sacarlo de mi cuerpo.
–¿Qué cosa?
–Quiero olvidar su recuerdo –insiste antes de rozar mis labios con los suyos.
Me obligo a dejarla en el sofá y separarme de la tentación que es esta mujer.
–Estás borracha.
–Mejor. Así no sentirás culpa –dice con una sonrisa mientras comienza a desabotonar su blusa blanca con trasparencia. Su brasier purpura aparece a mi vista y juro que casi puedo saborear sus puntas que empujan contra el encaje–. Te gusto, sé que lo hago.
Trago el nudo en mi garganta. ¿Esto es un sueño?
–Tengo los pezones muy sensibles –cuchichea–. Pero Iván no sabía usar su lengua –agrega con una risita de borracha–, pero algo me dice que tú sí. De lo contrario, ¿cómo podrías tener a esa mujer a tu lado? La mujer con las piernas más largas que he visto en mi vida.
Mierda. Vanity.
Detengo sus manos cuando comienza a quitarse el brasier.
–Tienes que detenerte –le ruego.
Sus labios se levantan en una sonrisa coqueta. –No –responde y tira de mí hasta que caigo sentado a su lado. Venecia se apresura a subirse a mi cuerpo a horcajadas–. Es la hora de que tomes lo que siempre has querido tomar –susurra.
Su brasier cae y puedo ver sus hermosos pechos blancos frente a mis ojos. Sus puntas son rojas como una jugosa y deliciosa frambuesa.
–No puedo.
–Sí puedes –dice mientras besa mi cuello–. Y por lo que siento en mis muslos, ya estás más que preparado –agrega con una risita.
Tomo sus manos y las cruzo detrás de su espalda.
–No.
–¿Me vas a hacer rogar? –pregunta–. Solo quiero olvidarme de Iván. Tengooo que sacar sus caricias de mi cuerpooo, por favoooor –pide estirando las palabras, demostrando lo borracha que está.
–No así, niña.
Su ceño se arruga. –¿Es por la mujer con las piernas eternas? –pregunta con un mohín, que quisiera morder–. Soy pequeña, pero tengo otras cosas, que sé, disfrutarás.
Miro su pequeño cuerpo y sé que tiene razón. Venecia es la respuesta a todas mis oraciones.
Su pequeño trasero se mueve sobre mi polla enhiesta y sé que merezco una puta medalla por esto.
Venecia abre más sus muslos, y gracias, a que solo lleva una minifalda, puedo ver la cremosidad de la piel de sus muslos y el encaje de sus bragas purpuras.
–¿Por qué yo? –le pregunto a la vez que enredo mis dedos en su precioso cabello.
–Porque necesito a cualquiera –responde con sus labios cerca de los míos.
Siento como si un balde de agua fría fuera lanzado a mi espalda.
Tomo a Venecia en brazos y camino con ella hasta la habitación de invitados.
–No soy cualquiera –digo cuando la arrojo a la cama–. Duerme –ordeno antes de cerrar la puerta con llave, porque no sé si podré mantenerme firme si vuelve a mi lado.
No con ese cuerpo. No con ese olor. No con el deseo que puedo ver en sus preciosos ojos.
Vuelvo a la sala y tomo su celular. Un mensaje de un tal Nico, ilumina la pantalla.
Solo pasaba por aquí para decirte que te amo, pequitas. Avísame cuando ya estés en casa.
Lanzo su celular al sofá y me dejo caer a su lado.
–Iván. Nico. Claude. Mauro –susurro molesto.
Venecia es igual a mi madre. Uno no es suficiente.
Me levanto y camino a mi habitación. Necesito una ducha muy fría.
Debes confiar en verdad ella es tu amor desde hace 8 años dijiste y no puedes abrirte a ella, bueno ten cuidado mauro no te quejes si la pierdes
gracias a Valentina pudo salir adelante
No importa por lo que hayas pasado dolor es dolor, no disminuye y ni cambia por las cosas que pasaron!😕☹️
Gracias por este capitulo❤️