Cassandra Yohana, una chica de 17 años que aún usa el uniforme gris de secundaria, tiene el pasatiempo de saltarse clases y dormir durante las lecciones. Aun así, sus calificaciones siempre son excelentes, lo que la ha vuelto bastante arrogante.
"¿De qué sirve tener cerebro si no lo usas? De nada sirve ser un ratón de biblioteca si tu cabeza sigue siendo débil", decía Cassandra con su lengua afilada al ver a sus compañeras estudiosas.
Hasta que un día, su clase recibe a un nuevo profesor que pone su mundo patas arriba.
Arsenio Xalendra, un hombre maduro con un carisma imponente, cuya mirada fría y penetrante intimida a cualquiera.
Pero para Cassandra, Arsenio Xalendra no es más que un hombre cruel que vino a destruir su tranquilidad.
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Capítulo 6
Casandra respiró hondo, su corazón ardía al ver el irritante rostro sonriente de Arsen.
"Parece que limpiar los baños de la escuela te traumatizó, dulzura." Arsen sonrió astutamente mirando a Casandra, que mostraba su rostro enojado.
Cassandra no respondió, sino que sus manos siguieron moviéndose para vendar la mano de Arsen.
"Además de no tener modales, también eres de pocas palabras". Arsen no paraba de hablar, pero Casandra no respondió en absoluto a lo que Arsen decía.
Por llegar tarde a clase y entrar en su habitación sin permiso, Arsen castigó a Casandra a limpiar los baños de la escuela. Y para la propia Casandra, limpiar los baños de la escuela era su enemigo. El enemigo que le provocaba un trauma al estar dentro de los baños de la escuela. Y por eso Casandra eligió servir a Arsen, el odioso profesor que la había atrapado en un trato.
"Hufff..." Casandra exhaló un fuerte suspiro después de terminar su tarea de vendar el brazo de Arsen.
Casandra ya había pensado negativamente en las palabras de Arsen, y sentía que Arsen era un profesor desagradable y pervertido, sí, eso era lo que Casandra concluía.
Arsen sonrió mirando el vendaje de su brazo, que estaba perfectamente envuelto. "Buen trabajo", dijo mientras cogía la camisa que se le había caído antes.
Casandra apartó la mirada cuando Arsen se giró para mirarla, desde hacía un rato el corazón de Casandra no se calmaba al ver la parte superior del cuerpo de Arsen que ya había manchado sus ojos.
Arsen miró a Casandra, que apartaba la mirada, y un segundo después Casandra se sobresaltó al verse cubierta la cabeza.
"¡¿Qué demonios...?!?" Casandra gritó cuando la camisa de Arsen aterrizó perfectamente sobre su cabeza, cubriéndole la cara.
"Los dos próximos días serás mi sirvienta, si no quieres meterte en problemas y acabar en el baño".
Las palabras que Arsen pronunció fueron tan aterradoras para Casandra, que su cuerpo se estremeció reflexivamente, pero Casandra intentó reprimir la horrible imagen.
"Póntela..." Arsen ordenó con satisfacción, viendo el rostro aparentemente asustado de Casandra.
Aunque la chica que tenía delante tenía sus propios miedos y traumas que el propio Arsen desconocía.
Casandra no tuvo más remedio que obedecer las palabras de Arsen, su expresión se volvió borrosa al ver el atisbo de ese horrible pasado.
Casandra cerró los ojos por un momento y respiró hondo cuando empezó a inquietarse.
"Oye, ¿qué te pasa?" Arsen tocó el hombro de Casandra haciendo que la chica abriera los ojos inmediatamente.
"No es nada". Casandra se apresuró a ayudar a Arsen a ponerse la camisa con el rostro inexpresivo.
Arsen sonrió, en realidad podía habérsela puesto él mismo, sólo que sentía que todavía quería estar cerca de su arrogante alumna, no sé.
Casandra salió sin decir palabra, dejando a Arsen satisfecho al ver su rostro.
"La próxima vez, lo haremos de nuevo", dijo con una leve sonrisa.
Casandra corrió por el pasillo de la escuela, tapándose los oídos cuando aquellas horribles voces empezaron a resonar entre sí.
"¡Maldita chica inútil, sin cerebro....!!"
"Jajaja,,, mira cómo la pobre chica parece tan patética... jajaja...!!"
"Asume las consecuencias si te atreves a enfrentarte a nosotros.."
"¡Ahkkkh ayuda, por favor, no...!! Ayuda...!!"
Casandra gritó pidiendo ayuda con un llanto lastimero, su cuerpo indefenso la hacía incapaz de luchar.
"No, no quiero..." Casandra siguió corriendo negando con la cabeza, se metió en su coche y se fue.
El incidente que traumatizó a Casandra, el horrible incidente cuando quedó indefensa.
"No, no quiero..." Casandra se secó las mejillas húmedas, su pie pisó más a fondo el acelerador para llegar a su destino.
Su cuerpo temblaba de ansiedad, un sudor frío comenzó a aparecer en su cuello.
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