Rose Thompson pierde toda su vida feliz y su libertad en tan solo un día, luego de tanto tiempo sin ver a su padre, este la busca para darle su condena matrimonial.
Cansado de dejar que ella jugara a ser "la enfermera del pobre" como él llamaba de manera despectiva, ha decidido que le dejará su empresa a su nieto varón.
Informándole así que al día siguiente sería su boda, de modo que ella pudiera cumplir con su deber de entregarle su próximo heredero o de lo contrario el hospital donde ella trabajaba perdería a su mayor benefactor.
¿Podrá el amor y la felicidad surgir en una situación de chantaje total? ¿Podrá tener un final feliz?
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Descaro
Después del despegue del avión, el capitán les informo que ya podían desabrochar sus cinturones, Antón se lo quito y observo que Rose se encontraba nerviosa y aún no se quitaba el cinturón de seguridad.
- Ya puedes quitarte el cinturón patito- le dijo.
- Prefiero dejármelo puesto, gracias- el tono de voz de Rose era bajo y se notaba el miedo.
- ¡No me digas que le tienes miedo a volar!- le dijo Antón, ella solo lo miro.- No puede ser, de verdad, le temes volar en avión.
- ¡Le temo a las alturas, genio!- ella le respondió con el tono de voz más alto.
- ¡Vaya, me sorprende que la hija mayor de Ryan Thompson, dueño de industrias T, un hombre tan respetado y reconocido, su hija no vuele en avión!- Antón intentaba sacarle conversación, burlándose de ella, para que se relajara un poco.
- Padre, no nos obligaba a hacer lo que no queríamos, y menos si le tememos- Rose le refuto- aunque está vez si me obligo- dijo en voz muy baja, tanto que Antón no logro escucharla.
-Osea que ¿nunca has salido de viaje?- el le pregunto.
-¡Claro que he ido de viajes, que crees que soy!, viajo en tren y en barco, evito por todo los medio viajar en avión.- Rose estaba más calmada, no sentía en cuerpo tenso como en un principio.
-!Entonces lo de tu gato fue solo una vil mentira ! -
-¡Claro que no! de verdad tengo un gato que alimentar y gracias a ti estoy preocupada por el, aparte también está mi empleo en el hospital.
- ¡Hablas de este gato!- le dijo Antón con una sonrisa pícara en sus labios y señalando a uno de sus guardaespaldas que caminaba con una jaula de gatos en sus manos.
-¡Nieve!- dijo Rose sorprendida y con alegría, mientras el hombre le entregaba al gato - Como es posible?- le pregunto al hombre.
- Mande a mis hombres a tu departamento a recoger tus cosas y las pasaran a mi penthouse, entre ellas, estaba esa bola de pelos.
La expresión de la cara de Rose cambio en un segundo de feliz por ver a Nieve, a molesta por tal abuso.
- ¿Cómo te atreves a usurpar en mi privacidad?.- Le dijo molesta.
- Yo solo cumplía con el contrato que firme con tu padre, al cuál estuviste totalmente de acuerdo. - le dijo Antón.
- En que parte del contrato se estipulaba que debías usurpar mi departamento, sacar mis pertenencias y llevarlas a tu casa. - Rose sentía que no podía respirar de lo molesta que estaba.
- Se supone cariño, que somos la pareja más enamorada del siglo, además todo fue autorizado por tu padre, el fue quien le dio la llave de tu departamento a mis muchachos, para que sacarán todas tu cosas de allí.
-¿Quién le dio a mi padre la llave de mi departamento?- la furia de Rose subía con cada palabra del hombre- Firme un contrato matrimonial, no una condena matrimonial, no tienen derecho de mandar sobre mis pertenencias.
- Deja el drama queridita, tampoco es que vivías en el paraíso.- dijo Antón mientras posaba su brazo abierto en el espaldar de su asiento.
- Tengo mis derechos, como ser humano, no soy su marioneta, ni tuya, ni de mi padre, su dinero y su poder no mandan en mi - Rose le refuto, la expresión relajada del hombre la ponía en peor estado
- ¡Ya mujer relájate y disfruta el viaje, no llevamos ni un día de casados y ya estás discutiendo, vaya que eres tóxica patito- Dijo el en tono burlón.
- Eres un idiota - Rose comenzó a acariciar a su gato Nieve, no iba a gastar su energía en un hombre que no la tomaba en serio.
-Relajate patito feo, ya todo está echo y no lo vas a cambiar, ahora déjame dormir un poco,te recomiendo que también lo hagas, el vuelo será largo.
Rose solo le dedico una mirada de desprecio y pensó, que jamás llegaría a amar a un hombre tan poco sensible como ese, que además no le importa en lo más mínimo lo que ella piense.
Se quedó dormida luego de un tiempo de ver solo cielo azul, Nieve también quedó dormido en sus piernas. Al despertarse Antón ya no estaba en su asiento dormido, Rose se quitó el cinturón de seguridad y camino por el pasillo del avión en busca del hombre o de alguien que pudiera decirle cuánto faltaba para llegar.
llegó a una pequeña habitación que por su apariencia era una pequeña cocina, allí se encontraba su esposo coqueteando con la aeromoza que los atendió, Rose pensó que ese hombre era el más descarado del mundo.
-Disculpen la intromisión, quisiera saber cuánto falta para llegar. - dijo Rose, sorprendiendo a la mujer que hablaba con Antón.
- ¡oh! ya despertaste de tu sueño floja? - dijo Antón con mucha calma y con picardía, luego de voltear a verla.
- ¿Cuánto falta para llegar? - Dijo Rose sin tomar en cuenta lo que el hombre dijo.
- Aún faltan seis horas señora- Respondió la aeromoza, tratando de ocultar su pena por la situación.
-Dormiste cuatro horas cariño, vaya que tenías sueño, debes de tener hambre ahora verdad ?- Dijo Antón, sin prestar atención a la situación en que su esposa lo encontró.
- ¡Ya le llevaré el servicio de comida señora! - dijo la aeromoza de manera apresurada.
- Muchas gracias- respondió Rose, saliendo de la habitación, volviendo a su asiento.
Mientras caminaba de regreso, Rose pensaba que se había casado con la peor alimaña descarada que podría existir, no mostró ni una pizca de preocupación al ver qué ella lo había visto a punto de besar a la aeromoza, ese tipo de hombre son lo peor que puede existir.
Rose se sentó nuevamente en su asiento y se abrochó el cinturón, al cabo de unos minutos Antón se sentó frente a ella, por su expresión no estaba muy contento, tal vez no se sacio como quería de la mujer.
- Vaya que eres una agua fiesta mujer- le dijo Antón molesto.
-¿Perdón?- le pregunto Rose con un tono de molestia.
- Si no te hubieras aparecido, con tu inoportuna presencia, en este momento estuviera feliz entre las piernas de la azafata.
- Eres un asqueroso de lo peor, no tienes ningún tipo de decencia, no sientes ningún tipo de respeto hacia tu esposa.
- Te voy a explicar algo, tu y yo solo somos una unión obligada por un contrato y un acuerdo mutuo, yo no te amo y no tengo ningún tipo de sentimiento hacia ti, por lo tanto no te debo ningún respeto- le dijo Antón a Rose en un tono de voz bajo, pero molesto.
-Por mi puedes hacer lo que se te dé la gana con tu vida y puedes revolcarte con quién quieras.- le refutó Rose.
- Muy bien, me alegra patito, otra cosa, no voy a dejar de disfrutar de los pequeños placeres que la vida me pone en frente solo porque tú estés allí, si no te gusta lo que vez te puedes ir.- su voz sonaba fría y llena de irá.
En el momento en que Rose le iba a decir que no le importaba con quien estuviera el, en ese momento llegó la azafata con una bandeja de comida para ella, lo que hizo que Rose guardara silencio. Sin decir ninguna palabra se desabrochó el cinturón, tomo la bandeja de comida y se movió a otra área del avión a comer, no quería ver la despreciable cara de ese idiota patán.
se sentó dos asientos adelante de dónde se encontraba Antón, allí comió y decidió tocar el botón de servicio para llamar a la azafata. en momentos la mujer llegó, con la cara aún roja de la vergüenza.
- Dígame señora, en qué puedo ayudarla?
- Necesito dos cosas, la primera necesito que por favor me provea de algún alimento para darle a mi gato, y el segundo es que necesito saber qué hora es.
Rose recordó que al quedarse dormida todo el cielo estaba iluminado y claro, en ese momento estaba todo oscuro.
- Ya el señor Antón ordenó hace una hora que su gato fuera alimentado señora, en este momento la hora es las once y media de la noche. - respondió la mujer
- Muchas gracias, eso era todo, ya puede retirarse.- había dormido cuatro horas y media, era lógico, la noche anterior no logro dormir bien, de tanto pensar en todo lo que le estaba sucediendo.
Volvió a llamar a la azafata una segunda vez, está vez le pidió algo con que distraerse durante las horas que aún faltaban para llegar, la mujer al cabo de unos minutos le trajo una tablet con uno audífonos.
- Tiene wifi, puede usarla en este momento, pero al aviso del capitán deberá dejarla en modo avión .- le explicó la mujer
- Muy bien, muchas gracias.
Rose encendió la tablet y vio que ya estaba conectada a internet, busco su película favorita, Titanic, siempre que podía y tenía ánimo, veía Titanic. Luego de terminar la película, busco otra y así estuvo vio dos películas más y cayó nuevamente dormida. La voz del capitán avisando el aterrizaje la hizo salir de su sueño profundo y volviendo a su realidad, en la que está casada con un patán y que acaban de llegar al destino de su luna de miel.